Cuando se escapan los te quiero (II)

1.4K 78 18
                                    

Llegamos a Mónaco un poco más tarde de lo previsto.

El día estaba estupendo. No hacía nada de frío y la brisa fresca se agradecía.

En el aeropuerto nos recogió el microbús para llevarnos al hotel. Y madre mía que hotel... uno de los más lujosos en los que hemos estado.

 uno de los más lujosos en los que hemos estado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La recepción era espectacular. Jorge no paraba de hacerse fotos.

- Esto es de película Diana... -estaba muy entusiasmado. - Parece el Titanic... - cantó un poco de la famosa canción de la película mientras revoloteaba por la recepción.

Llegó nuestro turno para registrarnos.

- Su identificación por favor. - la señorita de la recepción se dirigió a Jorge.

Éste se la tendió y tras un breve tecleo en el ordenador y firmar la hoja de registro, le dio a Jorge la tarjeta de su habitación.

- ¿Me deja la suya por favor? - le di mi Dni. De nuevo hizo lo mismo. Tecleó en el ordenador y vi una leve sonrisa en su cara. Llamó a un compañero y éste entró en un despacho que había justo detrás de ella. - Un segundo por favor -me dijo amablemente.

- Algo pasa -le dije a Jorge.

A los pocos minutos sale un señor del despacho y se dirige a nosotros.

- Buenas tardes. Mi nombre es Jèrome, jefe de recepción. Diana Millán, ¿Verdad? - Dijo tendiéndome la mano.

- Si, soy yo. - Nos saludamos con un breve apretón de manos.

- Tenemos un pequeño problema con su reserva. No nos consta su nombre, por lo que no hay habitación disponible para usted.

- Bueno, no hay problema, podría dormir con mi compañero... -dije señalando a Jorge.

- No, por favor. De eso nada. Ha sido un error del hotel y nosotros nos responsabilizaremos de ello. Como compensación podrá dormir estos días en una de nuestras suites principales.

- ¿En serio? - No me lo podía creer...

- Por supuesto que sí... ahora mismo le hago el registro. - Tras unos minutos, firmé mi hoja de registro y me dio mi tarjeta. La suite Montecarlo. El finde comenzaba bien.

- Ay Jorge no me lo creo... por fin me ocurre algo bueno -le decía a mi amigo en el ascensor.

- Sí, sí... -ya estaba otra vez Jorge con la sonrisita extraña... me ocultaba algo.

- ¿Quieres dormir conmigo este finde? Así compartimos la suite.

- Te lo agradezco mucho Diana, pero este finde se lo voy a dedicar enterito a Marco. Se lo debo después de la borrachera de los otros días. Mi planta... -me dio un beso en la mejilla.- Te veo luego. Mándame fotos de la suite. -me guiñó un ojo y salió al pasillo del hotel.

El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora