Diana se encuentra en un momento de su vida donde todo empieza a dar un giro de 180º. Tras diez años en la misma empresa, de la noche a la mañana se queda sin trabajo. La relación con su novio de toda la vida se rompe. Y para colmo su hermana pequeñ...
Estaba nervioso dando vueltas en mi habitación. Me frotaba las manos una y otra vez.
Volví a mirarme en el espejo y ponerme bien la pajarita. Después de la Gala ya no sería miembro de Ferrari. Y comenzaría una nueva etapa y un nuevo proyecto.
Llamaron a la puerta y al abrir allí estaba Mark. Hoy necesitaba su apoyo más que nunca y no dudó ni un instante cuando le pedí que me acompañara.
- Hombre Mark... - dije al abrir - Que guapo estás tío...
- Soy un tipo elegante - dijo subiéndose la solapa de la chaqueta.
Entramos en la habitación y nos sentamos en el sofá que había junto a la pequeña mesita. Aún era pronto para bajar a la Gala.
- Bueno, aquí me tienes. ¿Qué era eso tan importante que me tenías que decir? - me dijo apoyando los codos sobre sus rodillas y entrelazando sus manos.
Respiré hondo y saqué la pequeña cajita de mi bolsillo. La puse sobre la mesa y la deslicé hasta que quedó frente a Mark.
- Oh... Fer... No sé que decir... - dijo llevándose la mano al pecho - Esto es algo que llevo tanto tiempo esperando... - Hizo como si llorara - Claro que quiero... Ven dame un beso.
- Déjate de tonterías Mark. Esto es serio...
- Lo sé - suspiró - ¿Y qué se supone que es ésto?
- Un anillo.
- Ya, ya lo sé. Por el tamaño de la caja y el inconfundible color verde Tiffany, no me queda duda. Pero quiero saber que significa esto realmente.
- No lo sé Mark...
- Fer... siempre funcionas por impulsos. ¿Sabes lo que esto significa realmente? - me dijo abriendo la cajita y sosteniendo el anillo entre sus manos, viéndose aún más diminuto de lo que era. Diana tenía las manos pequeñas y delgadas, no sé si he acertado con su talla realmente.
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- Claro que sé lo que significa. Te recuerdo que he estado casado.
- Por eso mismo Fer... ¿Qué pretendes con esto?
- Quiero hacerle entender que la quiero por encima de todas las cosas y que estoy dispuesto a pasar con ella el resto de mi vida. No es una proposición de matrimonio en sí, es un compromiso que nos unirá para siempre.
- ¿Pero dirás las palabras mágicas?
- Sí, las voy a decir.
- ¿Y te pondrás de rodillas?
- Creo que también - recordé cuando estábamos en el hospitality y le quitaba las zapatillas. Me miró ilusionada cuando me dijo que parecía que le estaba haciendo una proposición. Y quiero que hoy me mire igual.
