La llamada (y la decisión)

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Martes, 30 de Diciembre de 2014.

Miraba por la ventana. Estaba lloviendo con muchísima fuerza. Parece que la entrada al nuevo año será pasada por agua. La gente corría de un lado a otro con sus paraguas de colores, que destacaban aún más en este día tan gris.

- Diana, cariño, ¿has terminado de poner la mesa?

- Sí mamá.

- Pues añade un cubierto más que Jorgito se queda a comer. Acaba de mandarme un whatsapp.

Puse los ojos en blanco y fui al cajón a sacar los cubiertos. 

A los diez minutos ya estaba llamando a la puerta.

- Hola caracola - le dije al abrir. 

- Hola - estaba de morros, a saber que le ocurre.

- ¿Qué te pasa?

- ¡Es horrible!

- ¿El qué es horrible? 

- Mira - dijo quitándose el abrigo. Debajo tenía la equipación de Force India. 

-¡Oh! Estás guapísimo Jorge. ¡Me encanta como te queda! 

- Por favor Diana, es... triste. Tan oscura... y ese verde y naranja tan... ¡hortera!

- No es triste, ni hortera. Es diferente. Son otros colores. Y te sientan bien Jorgito.

- Claro, como ella sigue vestida de rojo...

- He de reconocer que Ferrari tiene la equipación más bonita.

- Cacho puta. 

- Yo también te quiero hijo... 

- La recibí ayer junto a los pases del cuello y todas esas mierdas que mandan. 

- Yo aún no he recibido nada... Pero bueno, supongo que estará al caer. 

- ¿Y Seb? ¿Cómo sigue su madre?

- Está bien y su madre va mejorando. Pero sigue en el hospital. Los médicos continúan haciéndole pruebas. He hablado hace un ratito con él...  ¡Ay Jorge! No encuentro vuelos baratos...

- Lo sé, está todo por las nubes. Anoche te lo estuve mirando. ¿Has pensado la opción de ir en autobús?

- Eso es una paliza... ¿sabes cuántas horas son? Más de un día de viaje...

- Ya... pero es que en estas fechas es difícil.

- Quería estar allí con él. Sé que me necesita.

- Bueno, sé positiva. Seguro que dentro de nada le dan el alta a su madre y podréis veros. 

- Eso espero...

Después de comer nos sentamos en el salón a ver la tele y cotillear un poco. Jorge me estaba contando el drama que supuso el despedirse de Nico.

- Me agarré a su pierna y me arrastró unos metros por el suelo del aeropuerto mientras le gritaba ¡No me dejes Nico!

- Estás de coña ¿no? - dije mirándole de reojo.

- No... claro que no. Lo amo mucho y no quería que se fuera. Es mi vida entera ¿sabes Diana?

- Lo sé Jorgito, lo sé...

- Nunca he querido a nadie así. Lo quiero tanto que hasta me duele...

- Sé a que te refieres... - dije con la mirada perdida en la tele.

- ¿Sabes algo de él? - dijo mi amigo cogiendo mi mano.

- Nada... no sé nada.

- Mejor así. Señal que él  también ha pasado página.

El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora