Será nuestro secreto (I)

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La habitación de Fer era enorme. Qué diferencia con la mía. Entramos a un salón en tonos neutros con una cristalera con vistas a la ciudad. Tenía un gran sofá en gris. Los muebles eran modernos, pero tenían un punto muy elegante. Tras las puertas correderas se encontraba una cama tamaño king size.

 Tras las puertas correderas se encontraba una cama tamaño king size

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Fer cerró la puerta tras él y dijo:

- Por fin eres mía...

- Eso si yo quiero - le dije dejando mi bolso y mochila en el sofá.

- Déjate de jueguecitos Diana, que ya has jugado bastante conmigo.

- Yo no he jugado contigo en ningún momento... - Fer se acercaba a mí y yo me alejaba poco a poco... - sólo que me gusta ir despacio.

- ¿No me irás a decir ahora que eres virgen?

- Bueno virgen no, pero casi... -se paró en seco.

- ¿Cómo que casi?

- Que hace mucho que yo... y un chico... no... ya sabes.

- Te prometo que seré bueno, tierno, dulce... y todas esas cosas que le gustan a las mujeres. - dijo levantando una mano como si hiciera un juramento, la otra en el pecho y la mirada hacia arriba.

- Y otra cosa...

- A ver dime... -cruzó los brazos sobre el pecho. Creo que se estaba desesperando.

- Soy un poco... digamos... escandalosa. - los ojos de Fer se abrieron como platos. - me dejo llevar y... que en silencio no lo hago vaya.

- Ponmelo más difícil todavía...

- A mi ex le gustaba, no sé si a ti...

No me dejó acabar. Cuando me di cuenta me tenía agarrada de la cintura y sus labios de acercaban a los míos.

- Fer yo..

- Diana, fuera dudas, por favor.

Su boca buscó la mía y nos fundimos en un largo, húmedo y apasionado beso. Me agarré a su cuello y sus manos bajaron hasta meterse por debajo de la falda de mi vestido. Gemí al sentir sus manos en mi trasero.

- Vamos a la cama... -me susurró entre dientes sin dejar de besarme.

Me tomó de la mano y me llevó a la habitación principal, cerrando tras sí la puerta corredera.

Estábamos de pie frente la cama. Se acercó a mi y poco a poco fue quitándome el vestido, dejándolo caer a un lado en el suelo. El roce de sus manos en piel me hacía estremecer.

- Eres preciosa Diana... - me susurró al oído mientras jugaba con el tirante de mi sujetador.

- ¿Te gusta? Me lo he comprado para ti. - era un precioso conjunto de encaje en tono rosa pastel.

 - era un precioso conjunto de encaje en tono rosa pastel

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El corazón en Boxes (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora