¡AMOR? Que le quería decir este hombre, se le estaba intentado declarar o qué?, todo eso pasaba por su mente, era extraño... cada vez que se encontraba con él se reía mucho, era cierto... pero no mil veces no, Lucero no puedes enamorarte una vez másCap 45.
Daban las 15:00 hrs y allí seguían teniendo tan amena charla los tres o ¿los dos? Sí, porque Mariana había salido de todo contexto allí. ¿Será que este hombre empezaba a gustar de ella O siemplemente había sido amable todo este tiempo, eso no lo sabía, lo que sí era que se la estaba pasando tan bien con él.
Michel: Me alegra tanto, que una dama tan hermosa como tú, se ría de todo lo que digo, mi humor es pésimo.
Lucero: Te equivocas querido, tú humor es agradable, me gusta. –o quizás me gustas tú- sólo penso.
¿Será posible que ese hombre despertaría interés en ella? O simplemente habría sido algunas horas de amabilidad constante; ella no lo sabía. En ese instante ella no sabía ni que hacía ni que sentía, era tan extraño estar allí con él, riendo como hace mucho no lo hacía, disfutando cada segundo de la vida, junto a un sujeto que despertaba en ella un frenesí de emociones enormes. ¿Y Manuel? Ese nombre en ese momento se había olvidado.
Aquel hombre cumplía con sus expectativas de caballero perfecto: Amable, serio, discreto y sobre todo con una chispa de humor; eso le encantaba.
Mientras Michel le hablaba, la miraba con una chispa especial, tanto que se embobaba, cada que la veía –Eres tan perfecta, oh Lucero, eres un diosa- pensaba.
Dieron alrededor de las 16:05 y se había acabado tan agradable reunión.
Michel quería insinuarle a Lucero su gran interes, por eso se le ocurrio una gran idea, una que terminaría por arrebatar los celos del gran sr Manuel Mijares.
Michel: Gracias por la comida, la disfruté tanto. Y Quería saber Lucero, no sé... como la pasamos taaaan bien sí quisieras¿Cenar esta noche conmigo?
Ella no dudo ni un momento para decirle que sí.
Michel: Mariana, que estés bien. Lucero, paso por ti a las siete treinta de la noche.
Ella sólo asintió y observo como aquel hombre se montaba en su auto negro, conducido por su chofer y se perdía en la calle.
Mariana: Esa mirada, Lucero Hogaza. Te gusta el Micho –dijo muy cómica.-
Lucero: Ya cállate y déjame ser feliz Mariana. –sonrió-
Lucero se embarcó en su auto y condujo hasta su casa, daban casi las 17:30,¡Que trafico! Casi una hora desde aquel restaurante hasta su casa.
Lucero: Llegué –grito desde la puerta-
Manuel: Vaya, hasta que apareces. –dijo en todo sarcástico.-
Lucero: ¿Me estas reclamando o esa es tú nueva forma de saludarme? –Frunció el ceño.-
Manuel: Tómalo como quieras. –Al ver que Lucero simplemente no le hizo mucho caso y se le iba la "muñeca" decidio cuestionarla.- Porque me choca, que dejes tanto tiempo a los niños solos.
Lucero: ¿Disculpa? Mi mamá estaba con ellos, además, necesitaba aire limpio, puro y mucha paz, para evitar que sigan arruinandome la vida.
Manuel ignoró el "para evitar que sigan arruinandome la vida." Y terminó de reprocharle.
Manuel: Pues yo llegue y no había nadie, no sé en que andas, ni que te traes Lucero Hogaza, pero ocupate de tus obligaciones: NUESTROS HIJOS, gracias a eso me tuve que quedar cancelé... cancelé algo –tartamudeo-
Lucero: Cancelaste algo con, ¿Quién?, ¿con tú mujer de turno? -le espetó- Respondeme.
Manuel: Sí hablas de Carla, sí, con ella.
Lucero: Te agradecería, que no canceles tus compromisos "importantes", por cuidar a nuestros hijos, claro como ellos son solo míos y no puedo recibir ni una poco ayuda de usted, ay pobrecito.. ¿Quién TE MANDO A ENRREDARTE CON OTRA MANUEL? Eso no es mi culpa. ¿Estamos?
Manuel: Sabes que mis hijos son lo más hermoso que la vida me ha dado y nunca les ha faltado nada, nada Lucero y no lo niegues. –Gritó un poco, la rabia lo carcomía-
Lucero: Bájale al tonito, gracias.
Manuel: Y tú bájale a tus celos.
Lucero: ¿Celos? Por favor, deja de ser tan iluso, tu ego no podrá crecer más por que no puede.
Y allí estaban los dos ¿Spaws? Peleando, sangrando por su propia herida, ambos diciéndose cosas de la boca para afuera, porque en realidad eso no era lo que se sentían, ellos se amaban aún, a pesar de que se lo negarán mil veces y estuviesen haciendo cada uno su vida por separado. ¿Y qué lograban en esa actitud? N A D A, sólo alejarse más y más, pero sobre todo afectar su mayor prioridad; sus hijos.
Lucero estaba concentrada en su closet, ¿Qué se pondría? Estaba entre un vestido rojos ceñido al cuerpo o uno negro muy parecido.
Lucero: El negro definitivamente.
Se cambio, se dejó el cabello suelto, con unos tacones dorados,del mismo color de los aretes, se veía muy hermosa.
Lucero: Mamá ¿Dónde estás, por que te fuiste sí?
Sra Lucero: Es que tuve un problema en tu oficina, pero ya se solucionó, los niños pues están un poquito grandes, pensé que se podrían quedar solos un momento, ya voy para allá.
Lucero: esta bien má, te amo mucho.
Cuando iba a disponerse a esperar a su "amigo" se dio cuenta que Manuel estaba en la sala con los niños.
José: Wow, mamá que hermosa te ves, ¿saldrás con papá?.
Lucero: No, saldré con... con otra persona.
Manuel estaba deslumbrado con tanta belleza, esa mujer estaba BUENA por todos lados... pero ESPEREN ¿Con otra persona? ¿Quién?.
Entonces a él se le despertó el instinto de macho celoso, ese que sólo Lucero podría lograr.