-¿Manuel?- Dijo un poco confundida.
Él la observaba con un tanto de preocupación, lucía pálida y con mirada perdida.
-¿Te llevo al hospital?-
-No- Ella observaba el rostro de Manuel, lo tenía tan cerca, pero no se había percatado que estaba en sus brazos.
-¿Qué sucede?, estás pálida.- La acomodó en el sillón.
Ella no podía responderle, sentía como la vida le devolvía la felicidad, pero a la vez la confusión. No creyó en Manuel y se consiguió "otro" ¿Ahora qué haría?.
Lágrimas y más lágrimas.
-¿Qué es lo que te sucede? Dime de una buena vez, los niños están en el auto bajando algunas cosas y si te ven así, se preocuparan.- Le acarició la barbilla.- Y me preocupas a mí, aunque dijiste que no me quieres, ni me quieras cerca tampoco, que tienes? ¿Te puedo ayudar en algo?.
Todas las palabras que Manuel podía mencionar, solo lograban avivar aquel sufrimiento
Él se levantó del sillón desesperado, Lucero no mencionaba palabra alguna y ya se había preocupado.
-Hola mamita.. ¿Qué te pasa?- Dijo la nena.
-¿Se están peleando de nuevo? No llores mami.- Dijo José.
-No, no estamos discutiendo, yo estoy bien, solo que algo me entró al ojo. ¿Verdad, Manuel?- Dijo por fin mientras se ponia de pie
-Claro- Frunció el ceño, no entendía nada.
-Ahora, dije que era hasta las 12:00 y miren la hora, sus tíos van a llegar y aún no están vestidos acorde a la ocasión.- Sentenció.
-Perdón Lucero, fue mi culpa...-
-Sí mamita no nos regañes, aún podemos vestirnos rapidisísisisimo. ¿Vas a venir verdad, papá?- Dijo José.
Manuel observó a Lucero con cierto recelo.
-Por supuesto, tus tíos vendrán y tu abuelita posiblemente, bueno, si a tú madre no le molesta.-
-Eh, claro que no, vayan a cambiarse, tienen la ropa en la cama. Ahora subo a ayudarlos.-
Los niños subieron las escaleras y ellos quedaron de nuevo, solos.
-Manuel yo...- La interrumpió.
-Ya sé, lo que vas a decir, mi mamá se comportará. No te preocupes.-
-No, de eso no hablaba-
-Es por Carla? Ella no vendrá así que...
-No es eso, es que necesito hablar contigo de algo serio, sé que no me corresponde pero...-
-¡Hola! Hija, Manuel...-Se acercó a ambos y les besó la mejilla.
-Mamá-
-Perdón, estaba la puerta abierta.-
-Será mejor que me vaya, en la noche hablamos.-
Manuel se fue y Lucero quedó con tanto dolor, arrepentimiento que le hacían una carga enorme en su alma. ¡Claro! Pero el arrepentimiento la carcomía.
-Dios mío, tantas veces que me lo dijo y nunca le creí- Se decía sí misma.
Su cara reflejaba desosiego y obviamente su madre lo notaba.
-¿Estabas discutiendo con Manuel?-
-No mamá.- Se acomodó de nuevo en el sillón y reposo su rostro en las manos, mientras sus codos se apoyaban en las piernas.- Creo que ahora sí Manuel
me debe estar odiando.
-¿Por qué?.- La acompañó en la en el sillón.
-Mamá, el hijo que espera Carla, no es de él... ni siquiera estuvieron juntos alguna vez.-
-¿Qué? ¿Quién te lo dijo? ¿Él?- En realidad estaba impactada.
-No, yo misma escuché cuando esa tipa hablaba por teléfono, no sé con quién, mamá nunca le creí.- tristeza, reflejaba su mirada perdida en la alfombra de la sala.
A pesar de todo pensaba en sus hijos y en que no podían verla llorar, no...
-Entiendo... Ven acá nena.- La tomo en sus brazos y la apretó, tenía que hacerle saber que estaba con ella.-Piensa bien lo que harás, ahora tienes a
alguien más y lo puedes lastimar.-
-¿Y ahora que hago? Yo aún siento algo de amor por Manuel, que sin temor a equivocarme es más fuerte de lo que siento por... por Michel.- Su voz se fue
cortando, hasta caer en llanto pero esta vez lo detuvo.
-Quizás con Manuel ya todo acabo... pero yo lo amo, no sé para que diablos se nos ocurrió divorciarnos, si no se murió el amor... de esto me arrepentiré
toda la vida mamá, toda, cometimos errores y ahora los pagamos muy caros, estamos lejos, lejos de cada uno y cerca a la vez pero...¿Crees que es bello despertar cada mañana sin tenerlo cerca? Prácticamente voltear su foto en mi habitación, cuando estoy junto a "mi novio", no mamá no es nada bello, me equivoqué mamá y arruiné mi familia -calló por un instante -creo que debo mantenerme fuerte por los niños, lo seré para aislarlos de todo esto.- dijo redignada
-Toma todo con calma, solo por ellos... ya encontrarás salida a todo esto, te conozco y confío en ti.- Le besó la frente.
Tan sublime como su talento ella manejaba esa situación, se mantenía fuerte a pesar de todas las trabas impuestas por el destino. Quería correr, escapar de todo, olvidar todos esos obstáculos que de alguna u otra manera afectaban la integridad de su autoestima y la familia, esa que había construido con amor, con dedicación. Tal vez se habían equivocado mil veces ¿Pero qué? No son perfectos, tienen vicios, hacen trampas y mienten porque sí, por pura vanidad.