Acurrucada en su pecho, sentir el calor de su piel bajo la camisa… el palpitar de su corazón y calor de sus brazos alrededor… no, no, era quizás aún peor que besarlo. No… si lo besaba perdía el control… mientras que si lo abrazaba podía mantenerse alerta.
Harry miró las hojas oscuras arriba de su cabeza, una ligera neblina cubría la zona y eso no hacía más que calificar el lugar como sombrío. Aspiró el aroma del cabello de TN y suspiró. Tenerla así entre sus brazos era único, un sueño casi ideal… y como todo sueño, siempre tenía su fin. Sólo que no quería que llegara pronto. Debía decirle tantas cosas… pero quizás ella nunca estaría preparada para todo. Si le confesaba su amor ella nunca lo aceptaría. Ni siquiera…
Soltó otro suspiro y se masajeo la frente; tenía muchas cosas, sentimientos acumulados en el pecho. Y la mayoría permanecían bajo llave.
Volviendo a la realidad, era consciente de que tenía a su adorada TN dormida en el hueco de su pecho, tan placida… tan adorable, era una lástima que no pudiera verle el rostro, no obstante sabía que se veía hermosa. Hermosa igual que siempre, con ese brillo en la mirada que siempre había admirado. El primer día que la vio… aquel día que él había llegado a Sudeley derrotado y resignado, una parte de él supo que aquella muchacha nerviosa e inocente ocuparía su mente de algún modo. Ni siquiera la veía del modo superficial, bueno sí, sus ojos, sus labios, ello si había visto, pero lo que más le llamaba la atención de ella era que no se parecía a ninguna de las mujeres que había conocido… era única. Y él no tenía la suerte de tenerla; todo por las malditas diferencias sociales que siempre habían sido una barrera de concreto entre ellos. Claro que a él no le importaba demasiado…. Sin embargo a ella sí, y demasiado, según recordaba. Pero también recordó que ella en algún sentido no confiaba más en él. Todo por no haber hecho algo para salvarla del exilio, no obstante ella no entendía una cosa ¡No sabía nada al respecto! De hecho había pensado que Angélica le había dado un dinero que sería algo así como el pago por el trabajo de todos sus años en Sudeley para que se fuera lejos de ahí para comenzar una nueva vida; en ningún momento se le cruzó por la cabeza que la habían exiliado al infierno sobre la tierra. Y que había sufrido igual que de pequeña…
Cielos… aún recordaba el odio, la indignación en sus maravillosos ojos cuando la volvió a ver después de siete meses en esa ciudad. Y luego ése otro reencuentro, nuevo reencuentro tan inesperado… ¡Estaba casada con un Duque! Y se veía tan hermosa….
Otro impedimento más, un par de anillos de casamiento. No podía ser posible que esas dos piezas de oro fueran como unas cadenas que los ataran a algo que no deseaban. Porque sabía que TN aún sentía algo por él. Lo percibía, sino no lo hubiera besado, no se habría dejado llevar. De hecho corría peligro de recibir una bofetada, pero ella no hizo ademán de recriminarle por haberla besado… y qué beso…
Le pareció oír unos disparos a lo lejos, no le pareció, eran disparos de escopetas a lo lejos, unos gritos de unos hombres desesperados y ladridos de perros. Sintió pánico por un instante hasta que oyó bien lo que decían:
-¡Majestad!
-¡Duquesa!
Harry estrechó más a TN contra él, pero ella ya estaba removiéndose, despertándose.
-¿Qué es eso? –preguntó, adormilada.
Harry suspiró con resignación y cerró los ojos.
-nos están buscando- pronunció. El sueño, como predijo, había terminado.
-oh… -musitó TN simplemente.
Era un milagro que las piernas le respondieran después de lo sucedido. Y lo era también que los encontraran. Porque según conocía su estabilidad emocional, en cualquier momento de la noche hubiera despertado y no se podría resistir a la tentación. Harry era más fuerte de lo que esperaba, y jamás dormir con los latidos de su corazón resonándole en los oídos le pareció más reconfortante. Ello le daba mucho en qué pensar. La última vez que se sintió así fue cuando… ¿A quién quería engañar? La última vez que se había sentido así fue después de la pasión compartida con el hombre enmascarado. Habían dormido bien abrazados, envolviéndose con el calor de otro, como si estuvieran predestinados. Otro pensamiento descabellado. No creía en el destino, éste le había jugado demasiadas cosas en poco tiempo y no sabía que podría suceder después. Si que sabía lo que sucedería después: se iría con Niall lejos de ahí y jamás volvería. Antes lo pensaría más de dos veces, y siempre la repuesta seria la misma: un rotundo no.
No después de lo vivido y revivido. Ése lugar era una zona de peligro extremo, donde no tenía control de sí misma. Donde todo parecía estar en su contra. Y en donde dos hombres parecían confabularse para volverla loca. Y en más de un sentido.Niall estaba en bata y con la ropa de dormir cuando entró en la habitación. Y al instante se acercó a ella para abrazarla con fuerza.
-Gracias a Dios… -dijo, aliviado.
TN con brazos y manos temblorosas lo abrazó también, pero él la apartó con brusquedad. Se le formo un nudo en el estómago y la garganta se le secó de repente.
-no vuelvas a intentarlo otra vez. No tolerare que mi esposa huya de mi lado.
-pero si no estaba huyendo…
-cierra la boca. Desde ahora en adelante las cosas cambiaran. No te despegaras de mi lado en ningún momento. Vas a hacer todo lo que yo te diga en todo momento y no quiero reclamos ¿De acuerdo?
-pero yo…
-¿Está claro?
El brillo de Niall era totalmente diferente, era un Niall totalmente diferente. Sólo pudo sentír como el miedo le recorría el cuerpo mientras él le apretaba con más fuerza los brazos a medida que avanzaban los segundos.
-sí. Haré todo lo que me pidas que haga. Niall… me lastimas –agregó con voz temblorosa.La ira no se disipaba de su mirada, pero al decirle que la estaba lastimando, esa ira que parecía luchar dentro de su ser por salir, se disipó lentamente. Niall suspiró, desesperado, y el brillo se transformó en una laguna de angustia y resignación. Acto seguido la abrazo, la estrecho contra él con sentimiento, como si jamás quisiera soltarla.
Podía percibir lo angustiado que estaba por como respiraba, y eso derrumbo a TN por dentro. Él no quería hacerle daño… sólo quería protegerla.
-por tu bien, hoy dormiré en la habitación de huéspedes. Son cerca de las diez y ambos debemos descansar porque mañana antes del mediodía viajamos de vuelta de Campion. Así que… descansa bien, cariño mío – tomó sus manos y le beso los nudillos. Luego alzó la mirada hacia ella y le dedicó una media sonrisa, cargada de ternura, pero ese sentimiento se reemplazó por uno
de miedo-espero que no vuelvas a dar un susto de estos otra vez.
-no lo haré…Entonces antes de irse depositó un dulce beso en la frente y luego en la comisura de los labios, dejando un pequeño rastro de cariño y protección. Cuando él definitivamente salió de la habitación, TN se derrumbó como nunca antes. No entendía la mentalidad de Niall, no entendía nada de lo que estaba sucediendo y estaba harta de pensar y razonar todo el tiempo.
La angustia seguía ahí y nunca desaparecería, un sentimiento creciente yacía dentro de ella y no podía omitirlo. Ni evadirlo. Un sentimiento confuso y demasiado doloroso como para darlo por sentado.El restos de las horas en las que logró pegar las pestañas, tuvo pesadillas. Y se sentía extraña. No le gustaba esa sensación. Era un frio que le recorría las venas y un agudo dolor en el pecho y en la garganta. Sudaba con cada pesadilla y no podía mantenerse quieta bajo las sabanas.
Había tenido deseos de ir a despertar a las doncellas para que estuvieran con ella el resto de la noche. Pero le esperaba un largo viaje hasta Campion y no quería que estuvieran cansadas en el camino. Sin embargo lamentaba no haberlo hecho cuando los rayos del sol se asomaban por la ventana.
Porque varias veces seguidas sentía, además del dolor en el pecho y en la garganta, algo así como un calambre en el vientre. Como si el bebé pequeñito que comenzaba formarse entendiera su angustia y fuera esa su forma de ayudarla. Aunque físicamente no lo hacía en absoluto.Estaba decidida a levantarse cuando sintió un calor extraño que se extendía entre su entre pierna, entre su piel… se quitó todas las sabanas de encima y se levantó de la cama como un resorte.
Había una mancha de sangre en el colchón, luego se miró el camisón y también estaba manchado con ésa misma sangre… ello sólo podía significar una cosa…
-p, pero que… no… -la respiración se le aceleró y esa angustia explotó dentro de su ser, derrumbándola- ¡Noo!