(Pongan la canción que les deje al lado.)
Su sexto sentido le decía que ella realmente estaba en peligro y que si no se apresuraba sería demasiado tarde.
Y así había comenzando su viaje por los alrededores, guiado solamente por la intuición y la orientación. Baddersly quedaba a semana y media de camino por el camino más largo y seguro. Sin embargo, gracias a unos campesinos o pueblerinos que encontraba en las cercanías de los bosques o de los mismos pueblos más pobres, encontró atajos que según decían eran los más rápidos y los menos inseguros para llegar a su destino. Aunque en ese momento Nick no pensaba en su seguridad. Sino única y especialmente en la de TN.
Ninguna alma que encontraba en el camino lo reconocía, sólo sabían que era un caballero negro a caballo, con aire misterioso y determinado a encontrar el camino más rápido. Además con la capucha casi nadie le veía el rostro, y eso lo hacía aún más misterioso.
La noche y las neblinas que cubrían usualmente el paisaje del bosque no le impedían seguir. Estaba determinado a llegar Baddersly.
Finalmente tres días después llegó, sorprendentemente no tan cansado como se esperaba después de horas y horas cabalgando. Además de él, su caballo necesitaba un respiro. Se había detenido a pocos metros de una fortaleza de piedra, que no parecía tener fin, y supo mediante a un cartel de madera clavado en el suelo que había llegado a Baddersly.
En la entrada se extendía un puente que en ese momento estaba bajo, dejando pasar a campesinos en carretas y a pie. Decidió juntarse entre ese montón para pasar desapercibido.
Lo había logrado… al fin estaba en la extensión del nuevo Conde de Campion. Era difícil de contener la indignación que sentía con todo lo referente a aquél hombre.
Se bajó de Tornado Junior y lo acarició.
-ya, querido amigo.
Lo sujetó por las riendas mientras buscaba con la mirada alguna cuenca de agua para beber, justo a pocos metros se encontraba una, lo llevó hasta allí y el pobre bebió con gran fervor el líquido. Habían agotado la que él había llevado, y decidió que era momento de cargarla para el viaje de vuelta. Una vez hecho ese trabajo guardo la alforja en silla de montar y nuevamente comenzó a buscar con la mirada hacia el norte el castillo.
Suponía que no estaba muy lejos de ahí… pero antes de ir debía asegurar a Tornado Junior en una valla cerca de la entrada por si acaso los guardias lo perseguían, el estar cerca de la salida los favorecería.
-deseadme suerte.
El caballo simplemente rozó el hocico en su hombro y relinchó. Harry asintió y comenzó a caminar en línea recta hacia el castillo… que estaba como era de esperar en el centro del pueblo que convivía en la fortaleza.
Allí estaba frente a él el dichoso castillo, alto e imponente hecho de muros de piedra, con tres torres a lo alto… en una de ellas se encontraba TN. En la esquina lateral del mismo habían tres guardias con armadura de plata ¿Pero por qué estaban allí en vez de en la entrada? Una corazonada le decía que no estaban ahí exclusivamente para descansar. Detrás de ellos se alzaban unas escaleras que casualmente guiaban hacia unos de las torres.
-Di quién eres en este instante.-ordenó uno de ellos una vez que se acercó.
-no puedes estar aquí, si quieres ver al conde anuncia tu presencia en la entrada.-añadió el otro. El más corpulento de los tres.
-justamente el conde es quien me mando aquí. –contestó con una voz ronca, los guardias apenas podían verle mover los labios, ya que se ocultaba los ojos tras las sombras de la capucha.
Los tres guardias intercambiaron unas miradas, y lo miraron con severidad.
-¿Quién eres?
-un… hechicero –fue lo primero que se le vino a la mente, lo más estú'pido que había dicho en años.
-¿Hechicero? –inquirió el más joven.
-¿Por qué querría el conde un hechicero? –cuestionó el más corpulento.
-preguntádselo a él. He venido porque la cautiva ha enfermado gravemente.
Los tres asintieron, y Harry sintió un nudo en el estomago al haber acertado.
-supongo que supiste que ha empeorado su situación hace unas dos semanas.
Harry asintió, atónito. Aunque daba gracias que ellos no podían verlo.
-entonces puedes entrar.
-me sorprende que milord haya acudido a éstos límites.
-quiere que milady esté bien ¿Qué esperabas?
Si quería su bien entonces no debió haberla encerrado en una torre, pensó decirles, pero se contuvo. Los hombres no estaban seguros de su presencia, se mostraban ciertamente recelosos y no los culpaba.
No quería hacerles daño a ellos sino a su superior. Finalmente se abrió pasos entre ellos y subió los primeros escalones a un ritmo normal, cuando estaba desesperado por subir corriendo. El camino le pareció interminable hasta que llegó a la cima de la torre.
Sintió el corazón en la garganta, pero lo no demostró ante el guardia que vigilaba la puerta, que asintió e hizo las mismas preguntas que los guardias en el principio. Pareció más convencido, más bien… temeroso ante su presencia. De seguro creía que él era una especie de ángel negro, o alguno de esos seres oscuros. De hecho éste se fue una vez que le abrió la puerta. Harry le estaba agradecido. Uno menos en caso de que se interpusiera en su camino.
Inhalo profundamente, como preparándose para lo que tenía que ver… de hecho le aterraba pensar que TN pudiera estar muerta… o gravemente enferma a punto terminal. Para saberlo debía comprobarlo por sus propios ojos. Giró el picaporte y el corazón se le aceleró considerablemente.
Entro sin más y lo primero que lo invadió fue un olor mal oliente, y apenas la luz del sol se filtraba por una ventana a lo alto. Miró a su alrededor, pero antes de poder hacer una vista completa clavó la mirada en la pared frente a él… donde en una especie de cama de hierro yacía un cuerpo de lado, dándole la espalda.
-TN…
Se acercó rápidamente, se quitó la capucha y con la mano temblorosa, temiendo lo peor, volteo al cuerpo.
-Oh, TN… no –musitó angustiado. Era ella, casi no podía reconocerla de lo delgada y pálida que estaba… y fría como un tempano de hielo…
Decidió, en un movimiento desesperado, cubrirla con la capa para darle algo de calor. Se negaba a creer que la estaba perdiendo. No, ella no podía irse.
-TN… amor mío, TN… -susurró más cerca de su oído- TN, he venido por ti ¿Me escuchaste? No me iré sin ti esta vez… por favor, responde.
Y seguía sin hacer ningún movimiento, de hecho apenas podía escucharla respirar, y al comprobarlo le ardieron los ojos y un nudo le atenazó la garganta.
Pero repente ella frunció el ceño, como si su voz hubiera tardado en llegar a su cerebro. Luego abrió lentamente los ojos y Harry casi se desmayo por su brillo triste, débil… sin embargo, cuando comprobó que era él quien la había llamado y que estaba ahí en carne y hueso, un brillo de esperanza predominó.
-H… ¿Harry? –musitó con un hilo de voz. Y él sintió que cada fibra de su cuerpo brincaba de alegría.
-si –sonrió, conmocionado- oh, si… amor mío. Dios… me diste un susto de muerte.
Y ella con las pocas fuerzas que debían quedarle le dedicó una sonrisa que le iluminó hasta el alma.
Llevaba puesto un vestido oliva que parecía que lo tenía desde hacía semanas… o quizás meses.
Harry quería decirle algo cuando el rostro de TN se desfiguró de repente, horrorizado.
-¡Harry, cuidado!
CONTINUARÁ...