Capítulo 14

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Algo silbó a lo lejos, pensé que se trataba de algún tren pero obviamente no lo era ya que Jamie se levantó de un salto haciendo que la cama rebotara y en el proceso mi estómago diera vueltas de nuevo, así que bajé trastabillando directamente al baño y solo tuve tiempo de sostenerme del lavamanos antes de echar el alcohol que quedaba en mi sistema, lo hago hasta que siento que se me saldrá el estómago, las arcadas siguen hasta que Jamie aparece, no tarda nada en arreglar el desastre que hice, me ayuda a limpiarme y me saca la camisa dejándome solo en bragas, instintivamente me cubro el pecho y él se queda quieto a mi espalda.

-No cariño, no lo hagas –suelta la camisa y me rodea con sus brazos por la cintura- No te escondas de mí, sería incapaz de hacerte algo que no quieras.

-Lo... lo siento.

-No te disculpes –su barbilla se posa en mi hombro- todo estará bien Dakota.

"Estará" dice, ¿Pero hasta cuándo?

-Te estoy lastimando –veo nuestro reflejo, tiene los ojos cerrados, quizá para no ver que parezco un cadáver- y lo siento tanto, no te mereces esto.

-No digas esas cosas, no te hagas esto –sus labios dejan un montón de besitos rápidos en mi hombro- te quiero tanto...

-Pero no es suficiente, joder, no lo es...

Mi voz se rompe y comienzo a sollozar, Jamie me abraza con más fuerza y de alguna forma terminamos en el piso, de alguna forma me acurruca en su regazo mientras consigo calmarme, odio cuando el alcohol me pone melancólica así que entre mis lágrimas sale algún gruñido de vez en cuando lo que parece divertir a Jamie.

-¿Te encuentras mejor, fierecilla?

Le doy un pellizco en el culo, da un saltito y se ríe, eso logra recomponerme lo suficiente para mirarlo y ver una pequeñísima sonrisita en sus labios.

-Sí.

-Menos mal, no sabía si llamar al médico o al antirrábico.

-No eres gracioso –suspiro.

-Y tú no eres muy racional cuando estás borracha –limpia las lágrimas de mi mejilla con su pulgar -¿Estás mejor?

-Sí, gracias –miro sus preciosos ojos grises, parecen nubecillas opacas- Soy una cobarde.

Jamie apartó mi flequillo con sus dedos y tomó mi rostro entre sus manos tan suavemente como su fuera una figurita de porcelana.

-Cobarde es quien ignora al miedo, los verdaderos valientes son aquellos que le plantan la cara dispuestos ante todo por vencerlo.

-¿Crees entonces que soy valiente?

-Sé que lo eres, porque vamos a enfrentar esto juntos ¿de acuerdo?

-¿Estarás conmigo, verdad?

-Ante todo –besó mi frente.

Nos levantamos despacio, caminamos de nuevo a la habitación y después de que me metiera en la cama Jamie me tendió una taza humeante de café.

-Bébetelo, te sentará el estómago y te ayudará para la resaca de mañana.

Di unos sorbitos mientras el salía de la habitación con solo unos boxers, mirando el reloj de la mesilla me di cuenta que pasaban de las cuatro, las niñas solían despertarse a esa hora, Jamie se hizo cargo y en diez minutos estaba de vuelta en la cama, se acostó a mi lado y se dio unas palmaditas en el pecho para que me acercara, dejé la taza a un lado y me abracé de su pecho.

-Descansa guapa.

-Gracias... por lo de guapa.

-Cuando quieras, bomboncito.

Ours |Jamie y Dakota| IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora