Capítulo 22

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-Esa mujer es una trepadora.

-Amor...

-Media zorra.

-Dakota...

-Se cree mucho por tener un par de tetas –resoplo- yo tendría unas iguales si hubiera visitado el mismo cirujano plástico.

-A mí me encantan tus...

-¡Como le vuelvas a mirar las tetas, te mato!

-No se las estaba mirando.

-Júralo por tus hijas.

-Ah... entonces sí le vi las tetas.

Alzo la mano y lo golpeo con fuerza en las costillas, claro que él se echa a reír e intenta pasarme el brazo por la cintura, pero se lo impido.

-Solo bromeo –dice entre risas y sigue intentando atraparme en el sofá- las únicas tetas que amo son las tuyas.

-Más te vale que sea cierto Dornan, o te lo corto.

-¿El qué?

Le doy una mirada a su entrepierna e instintivamente cruza las piernas.

-Lo entendí –dice, y sigue con su estúpida y atractiva sonrisa en el rostro- lo siento cariño, solo estará un par de semanas más en el set, mientras termina de grabar sus escenas.

-Henry también, así que más te vale que no vea sus garras sobre ti o me veré obliga a buscar compañía.

-¿Ah, sí? –Coloca una mano en mi pantorrilla y la sube despacio por mi pierna- yo que pensaba que era tu mejor compañía.

-Solo cuando estás desnudo.

-Podría estarlo –dice cuando llega al borde de la falda que llevo- si quieres...

-Tal vez –me muevo, un poco inquieta.

-Recuerda que tu tratamiento es poco a poco, y cuando tú quieras –se inclina a besarme en la mejilla y se pone de pie- así que, si no te decides, me voy al gimnasio.

-¿Puedo ir contigo?

-Ponte algo deportivo y vámonos.

Diez minutos después salimos del elevador y caminamos al gimnasio, estábamos en el mismo hotel en Vancouver y conocíamos el lugar, tomados de las manos caminamos por el corto pasillo hasta las puertas del gimansio.

-Tal vez, cuando terminemos de ejercitarnos –lo miré y sonreí- nos podamos duchar juntos.

Una sonrisa se extiende por su rostro mientras abre la puerta para que pase, parece que va a responder pero ambos guardamos silencio al ver que no estamos solos.

Henry está allí... sin camisa.

Y claro, Zooey también en un diminuto traje deportivo.

-¡Hola! –grita sin dejar de correr en la máquina- Parece que todos elegimos esta hora, qué coincidencia.

-Vaya que sí –le sonrío mostrando mucho los dientes. Golfa.

-Cualquier hora es buena para ejercitarse –dice Jamie y deja las botellas de agua y toallas que trajimos en un rincón y me mira- ¿Calentamos primero?

-Bien.

Hacemos algunos estiramientos, saltos con cuerda y cuando estamos listos vamos a las cintas de correr junto a Zooey, si estuviéramos solos subiríamos a la misma, pero lo haremos individual, empezamos a trotar tranquilamente.

-¿Vienen a menudo por aquí? –pregunta Henry que se dedica a hacer abdominales como si no tuviera prisa alguna.

-De vez en cuando, para mantenernos en forma –responde Jamie.

Ours |Jamie y Dakota| IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora