Un desastre.

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Whitney

 Un desastre.

16 de Diciembre de 2012.

He conocido muchos chicos que estarían dispuestos a tenerme, uno de ellos es Zeev Clayton que había luchado por tenerme, no me conquisto como toda chica de esta universidad piensa, en realidad nunca tuve una buena cita con él. Con Zeev solo era sexo, sexo duro, salvaje, de esos que hacen que escapes de tu realidad. Mi realidad, la que me hacía cometer estupideces se había ido desde hace meses, quizás un año, en realidad no me sabia el tiempo solo se sentía como ayer cuando se despidió de mí y me dijo adiós. 

Jesse Henderson era un hijo de puta, uno muy grande por haberme dejado sabiendo que no puedo continuar sin él, la manera en la cual me desquitaba de ese hecho era follar con Zeev.

¿Qué tan tonto es que una chica utilizara a un chico para sacarse de la mente a otro? Creo que muchos dirían, muy tonto. Cuando la verdad era que Zeev me utilizaba igual, yo era su capricho del año, me había sorprendido mucho que duráramos tanto tiempo cuando él y yo no somos una gran pareja. Peleamos, tenemos sexo, salimos a fiestas, vamos a la universidad juntos, ignoro a mis amistades por él, volvemos a pelear y follamos como conejos. Creo que estaba destinada a una vida de hacer eso, solo ser un cuerpo caliente para un chico. Una chica fácil.

Suspiro, me miro al espejo del lavabo. El baño de este bar era muy grande, tenía una linda decoración, incluso puedo decir que tenía un aroma agradable. La mujer que me miraba a través del espejo no era yo, cabello lacio y un poco corto de las puntas. Mis ojos parecían brillosos, era el alcohol inyectado en ellos. Mis labios lucían rosados, planos, en fin parecía otra persona. Otra chica.

¿Cómo sería la chica de Jesse? Ja, él me hubiera sacado de aquí y dicho que este lugar era un asco para chicos adinerados.

Niego con mi cabeza, abro la llave para echarme un poco de agua a la cara. Estoy a punto de vomitar pero controlo mis ganas de hacerlo, lo hago. Cierro la llave de agua, me seco con una toalla que hay cerca del lavaba manos y suelto otro suspiro. Estoy cansada de esta mierda.

¿Entonces si estoy cansada de esto porque sigo aquí?

—Whitney —la chica de unos de los amigos de Zeev me llama—, Zeev te anda buscando. ¿Le digo que estas aquí?

Ha descubierto mi escondite.

—No, ahora voy —me las arreglo para decir. Me volteo y veo a la chica, le sonrió o trato de hacerlo para que me crea y me deje otro momento a solas pero creo que eso no pasara. Zeev debe estar jodiendo a todo el mundo si no estoy cerca de él, ahora.

—En verdad deberías ir —dice ella, ahora un poco desesperada—. Ahora.

—Está bien —digo caminando hacia ella, tiro la toalla por algún lugar del extenso baño de damas. — Vamos a ver que quiere el hombre.

La chica relaja su cuerpo, no sé porque le tiene miedo a Zeev. Él no es un buen tipo pero tampoco haría algo malo a alguien, no era un criminal. O al menos no en estos momentos. En la mesa de los amigos de Zeev, él estaba ahí mirándome fijamente caminar hacia él, cuando estuve a su lado él puso un brazo alrededor de mi cintura. Me sostuvo contra él, su respiración daba a mi cuello.

Asco.

—Ten quiere saber si estás tan necesitada como para tenerlo a él y a mí al mismo tiempo —susurro a mi oído, mordisquea mi oreja lo cual me hacía querer matarlo. No me gustaba que hiciera eso.

—No, no estoy tan necesitada para hacer eso —le pegue en su estómago con mi codo lo que lo hizo separarse de mí.

— ¿Qué mierda está mal contigo? —gruño.

Pequeña Mentira #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora