Decidido alfin

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Después de un rato, se acostaron a mirar las estrellas pero cuando menos lo pensaban, Keila estaba dormida. Justin le acaricia el pelo mientras la miraba directamente a su rostro.

Se le nota que está cansada pero no sé de qué. ¿Cansada físicamente, cansada de mi inseguridad o cansada de esperar mi respuesta? Yo creo que las últimas dos opciones son las más fuertes que hay en estos momentos.

Justin aprovecha que estaba dormida y se le acerca para agarrarla y llevarla abajo.

Ella no aguanta estos fríos y no quiero que se enferme.

La llevó en brazos con las demás cosas y la adentra a la casa. Dejó las cosas en la cocina y la acuesta a ella en la cama. Cuando estaba acomodada, la arropa y mirándola a la cara, dice:

– Hay Keila. Lamento mucho haber aparecido en tu vida para causarte tanto daño. Debería haberte facilitado las cosas, hacerte feliz pero hice lo contrario. Te afligí la vida demasiado y ahora estas sufriendo mis inseguridades. Fue duro pensar la respuesta que te daré pero creo que es la correcta. Te amo mucho Keila, no creas que te utilice porque no lo haría. Tu eres muy importante en mi vida y verte de esta manera me destrozo el corazón. Perdóname preciosa. –

La acaricia por la frente y luego le da un suave beso en la frente para no despertarla. Se fue de la casa para caminar un tiempo a ver que se le ocurría hacer.

Ahora que lo pienso, Josh se quejó una vez de que yo tenía una suerte que envidiaba. Ahora veo porque era la envidia de él. Él estaba enamorado de Keila pero ella no le hacía caso por estar detrás de mí. 

Creo que ya casi tengo la respuesta pero necesito hacerle una última pregunta para estar seguro. Si esa pregunta me sale con lo que pienso pues no tendré que pensar más pero si sale lo contrario pues tendré que seguir buscando ayuda.

Se fue a correr a la pista un rato para poder despejar la mente. Mientras corría, alguien se le acercaba por atrás y le dijo:

– ¿Tú no duermes? –

– Señor Patterson. –

– ¿Cómo te dije que me llamaras? –

– Lo siento señor... Digo David. –

– ¿Qué haces corriendo a esta hora? –

– Necesitaba despejar un poco la mente. –

– ¿Problemas? –

– No es nada grave. ¿Le molesta si le hago unas preguntas? –

– Claro. ¿Qué pasa? –

– Cuando fui a pelear en el holograma, encontré que habían muertos que se defendían y peleaban. ¿Existen muertos así? –

– Si pero G.A.B.E lo quiere mantener oculto. Por eso es que solo podemos permitirle que llegaran hasta el nivel ciento cincuenta. Pero tú te excediste y pasaste a esos niveles prohibidos que me sorprende que hayas sobrevivido. –

– Es que quería entrenar pero no sabía cómo funcionaba exactamente. –

– Escúchame, nada de lo que viste ahí, nada puedes contárselo a nadie. Si lo hicieras y los rumores empiezan a correr podría haber grandes consecuencias contigo o los seres queridos en tu vida. –

– Entiendo. No diré nada. –

– Muy bien. –

– ¿Pero porque G.A.B.E quería mantener algo así oculto? ¿No se supone que si lo quiere mantener oculto, no aparezca ahí? –

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