Momento de historias

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Al llegar, tocan la puerta y Erick les abre. Dejándolos pasar con una gran sonrisa, les da la bienvenida. Los otros se paran al verlos y estando algo preocupados, les pregunta:

– ¿Están bien? –

– Si, lo siento chicos, por preocuparlos. Les contare lo que paso cuando bajemos a contarnos las historias. –

Todos aceptaron y fueron caminando hacia la caseta del perro. Luego bajaron, caminaron toda la tubería y hasta llegar al pasto. Aun estaban los residuos de su última pelea contra los muertos. Ellos se sentaron más delante de los residuos en forma de circulo. Entonces Keila se levanta y dice:

– Muy bien chicos, aquí vamos a contar un poco de nuestra vida, resumiéndolo para ver cómo llegamos aquí y saber que tenemos nuestra confianza. Nada de lo que hablemos aquí puede salir de este círculo. ¿Entendido? –

– Si. –

Dijeron todos al mismo tiempo. Entonces Keila dice:

– Bien, empiezo yo. Ya todos saben quien fue mi padre y donde vivía. Mi padre era luchador de peleas ilegales para ganar un dinero extra ya que su empleo no lo ayudaba. Mi madre nos había abandonado cuando era muy chiquita. El siempre me llevaba a sus peleas y ganaba, estaba muy orgullosa del. Un día no me llevo a una de sus peleas y me estuvo raro. Sin que se diera cuenta, me fui detrás del y camine hacia donde era la pelea. Las peleas siempre eran cerca pero el tomaba el camino más largo para no llevarlos a casa. Al llegar me di cuenta porque no me había llevado, no tenía ni que decirlo. Lo iban a matar si perdía la pelea y lo perdió. Iba a salir corriendo cuando vio que un hombre me atrapo. Se acerco como pudo y peleando, logro cogerme. Se fue corriendo conmigo en sus brazos y escuchaba los disparos detrás de nosotros. Corrió hasta un orfanato y me soltó frente a la puerta mientras tocaba con fuerza. Yo lo miraba aterrada y no sabía porque estaba haciendo eso. Le dijo a la mujer que abrió para que me cuidara y cuando volteo, le vi toda la espalda llena de sangre. Caminaba sin nada de fuerzas hasta que bajando los escalones, cayo rendido en el piso. Comencé a llorar sin poder evitarlo y a gritar. La mujer me sujeto para que no me acercara y llamo a la policía y la ambulancia. Intentaron interrogarme pero no hablaba. No lo hice hasta que conocí a Suki adentro. Unos chicos me molestaban y ella me defendió. Ella fue la primera en escuchar mi voz después de aquel momento. Nos cuidábamos siempre y no nos separábamos. A ella la soltaron antes y no tenía a nadie. Luego me toco a mí irme. Estuve corriendo en diferentes lugares escondiéndome mientras buscaba como comer y mantenerme. El accidente pasó y todo pareció virarse de cabeza. Era difícil sobrevivir hasta que Alvin, uno de nuestros compañeros que está afuera me rescato. Me crio como un padre, me entreno y me volví una soldado G.A.B.E. En una de las misiones, este chico sonrisitas aquí... –

Dice Keila mientras señalaba a Justin a su lado que saludaba a todos con mucho orgullo de nene chiquito. Antes de que hablara algo más, Justin dice:

– Le salve la vida. –

– Eres demasiado presumido. ¿Lo sabes verdad? –

– Si bebe, de nada. No fue ninguna molestia salvarte la vida. –

Dice capitalizando una vez más la parte en la que le salvo la vida. Todos se ríen al escucharlo y Keila revira los ojos mientras continúa con su historia:

– Teníamos un problema en una de las bases, habían muertos por donde quiera. Salimos corriendo y un muerto me iba a brincar encima pero él le brinco encima al muerto y lo mato. Presumido, de esa manera me salvo. Hablamos con él y nos dijo que quería ser parte de los soldados así que lo estudiamos, le hicimos unas pruebas hasta que al final fue convertido en soldado. Estuvimos así hasta que el lindo tuvo un accidente y perdió la memoria, le dio amnesia.

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