Capítulo 7

14.1K 679 38
                                    

Una fuerte ráfaga de viento me azotó cuando salí en dirección al coche de Stephen.

-¿Dónde está tu coche?- Pregunté. -¿Por que tienes coche, cierto?

-No, tengo algo mucho mejor.- Sonrió e hizo una señal para que lo siguiera. Paró enfrente de una enorme moto negra que brillaba con la luz de la luna.

-¿Una moto?- Dije sin poder creérmelo. Todas las partes de mi cuerpo se tensaron cuando vi esa enorme cosa.

-Vamos.- Hizo un movimiento con su cabeza indicándome que subiera.

-No. Debes estar de broma. No, no y no. No me subiré a esa cosa por nada del mundo.- Dije mientras negaba con mi cabeza y retrocedía un par de pasos.

-¿Nunca has montado en una?- Negué.

-No te pasará nada. Así que subete o te quedas aquí. Deprisa.- ¡Genial! Y ahora me mete prisa.

-¿Cómo?- Dije.

Venga ya beth no debe ser tan difícil montarse en ese chisme.

-¿Cómo que?

-¿Cómo subo a esto?- Dije dudando si de verdad quería hacerlo.

-Pin un pie ahí y te impulsas.- Oh gracias, de verdad me a servido de mucho tu ayuda.

10 minutos después ya estaba montada y todo mi cuerpo temblaba.
No voy a deciros que fuese fácil subir a ese chisme, por poco me abro la cabeza cuando lo intenté la primera vez. Y la segunda fue algo raro y difícil de explicar, y bueno a la tercera va la vencida, o eso dicen, por que noo, tampoco, soy demasiado torpe y no sé como me las arreglé, pero acabé casi con medio cuerpo en el suelo sino llega a ser por que me agarré a la chaqueta de Stephen hubiese aterrizado de lleno en el suelo.
Y ahora si, a la cuarta lo logré, estuve a punto de hacer un baile, pero lo dejaría para otro momento.

-Dime donde vives.- Su voz sonó un poco más fría que antes, ¿tan rápido cambia de humor?

A lo mejor cambió de humor porque tardaste una vida entera en subirte a la moto. Imbécil.
Si, sería eso.- Pensé.

-En el 24 de la calle Richmond.- Subió la velocidad y el pánico se instaló en mi cuerpo. Cerré los ojos y apreté más mi agarre en su cintura.

-Fin del trayecto.- Dijo pasados diez y minutos y paro delante de mi edificio.

Bajé como pude y sentí ganas de arrodillarme y besar el suelo, pero me contuve.

-Gracias por traerme Stephen. Adiós.- Me giré decidida a irme.

-Tu sabes mi nombre, pero yo no sé el tuyo. ¿No me lo piensas decir?

-Elisabeth.- Grité sin girar a verlo.

Elisabeth.- Repitió mi nombre como si lo estuviese probando. -No me gusta.- En ese momento si que me giré. -Me gusta más niñata.

-Adiós niñata.- Dijo y se fue antes de que me diera tiempo a contestarle.

Entré a mi apartamento y me tiré en plancha al sofá, estaba a punto de quedarme dormida cuando mi teléfono sonó haciendo eco por todo el apartamento. Me levanté con pesadez y atendí en teléfono.

-¿Si?- Dije.

-¿Dónde demonios te fuiste? Te busqué por todos lados, y se suponía que tu sólo habías ido a por el bolso, y después fui a ver si estabas esperándome en el coche, ¡pero adivina que!, tu no estabas, pero tu coche si. Así que dime donde te fuiste ahora mismo.

-Me trajo un chico.

-¿Qué chico?- En su voz se notaba el enfado y sé lo que continuaría después, una larguísima charla.

-El chico del cumpleaños.- Silencio. Silencio fue lo único que se escuchó a través de la otra línea.

-¿Lara?- Dije para saber si aún seguía ahí.

-¿Qué?- Respondió cortante.

-¿Qué pasa?

-Él no es bueno para tí, en realidad no es bueno para nadie.

-¿Por que?- Sentía curiosidad una enorme curiosidad por saberlo.

-Hablamos mañana de esto. A las once estoy allí. Adiós.

Me puse el pijama y me metí en la cama, no tardé mucho en sentir que me pesaban los párpados, poco a poco pesaban más hasta que los cerré completamente.

Hello

It's me

Vale no. ¿Qué tal les va todo? Espero que bien.
Chicas me encantaría que comenten y me digan que opinan de la novela y si hay algo se no les gusta.
Últimamente no me dicen lo que opinan ni nada y siento como si no les gustara la novela y eso me desilusiona.
Espero de verdad que la novela les guste tanto como a mi por que de verdad me esfuerzo para que os guste.
Besos pequeñas cositas.

Me tendrás miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora