Capítulo 5

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Hoy es mi día libre, no sé que hacer. Decido salir a que me de un poco el aire.
Voy caminando sin prestar mucha atención y de repente choco con algo, más bien alguien.
-Lo siento.- Dije sin mirar a la persona con la que choque.
-No pasa nada. ¿Eres Elisabeth, verdad?- Preguntó.
Me giré y fue cuando lo reconocí; Marcos.
Sonreí- Si, soy yo.
-¿Qué tal estas?- Preguntó.
-Muy bien ¿y tu?
-Perfectamente.- respondió sonriendo.
-¿Quieres tomar algo?- Preguntó
Lo pensé dos segundos y asentí, total no tenía nada que hacer.
-Genial.- Dijo risueño.
Llegamos a un pequeño bar que estaba alejado del centro y nos sentamos.
-Bueno, y ¿cómo te va?- Pregunté.
-Bien, no esperaba verte, creía que no nos volveríamos a ver.- Rió.
-Pensé lo mismo
-Veras Beth. ¿Puedo llamarte Beth?- Asentí y sonreí.
-Bueno...yo...quería decirte...- Lo interrumpí.
-Yo... Marcos yo no quiero estar en una relación con nadie. -Dije rápidamente para pasar el rato amargo.
-¡¿QUÉ?!- Rió fuertemente.
-Beth yo soy gay.- Rió aún más fuerte y sentí como el rubor llegó a mis mejillas.
Oh mierda. ¡Que vergüenza!
-Lo siento.- Dije avergonzada.
-No pasa nada.- Dijo Marcos dejando de reír.
-Bueno dime lo que querías decirme.
-Ah, si. Con tantas risas casi se me olvida. Lo que quería decirte era que si podías ayudarme con un chico.
Oye, sé que solo nos hemos visto dos veces, pero no sé, noté que podía confiar en ti. Si no quieres ayudarme da igual.
-Oh, no, no. Me encantaría ayudarte.- Sonreí.
-¿Podemos ser amigos?- Preguntó.
-¿Qué tal mejores amigos?- Pregunté sobre su pregunta.
-Me encantaría eso.
Pasé toda la tarde con Marcos hablando sobre ese chico que tanto le gusta.
-Creo que tienes posiblidades.- Dije. Marcos me miró incrédulo y sonrió.
-¿Tu crees?
-Por supuesto.
-Gracias belleza. Tengo algunas cosas que resolver. Nos vemos mañana.
Me levanté para acompañarlo a la puerta y antes de irse me dió un beso en la mejilla.
Me pasé lo que quedaba de tarde viendo la tele y comiendo helado de chocolate hasta que alguien llamó a mi puerta.
-¿Si?- Pregunté antes de abrir la puerta.
-Soy yo.- Dijo Lara al otro lado de la puerta.
Rodé los ojos y abrí.
-¿Qué haces aquí?- Pregunté.
-¿No puedo venir a ver a mi mejor amiga sin querer algo a cambio?
Estaba claro que quería algo a cambio. Lo supe en el momento en el que entró por la puerta y me miró con un puchero.
-Venga dime que quieres.
-Bueno, pues hay una fiesta.
-¿En serio? ¿No tuviste suficiente con lo que pasó?
-Si, pero por favor, en esta fiesta no pasará nada.
-¿Cómo los sabes?- Dije alzando las cejas.
-Pues por que no me separaré de tí.- Respondió simplemente.
-No.- Dije mientras caminaba hacia a la cocina.
-Por favor. -Suplicó.
-No.
-Por fa.
-No.
-Por fiis.
-He dicho que no.- Me giré bruscamente.
-Por favor.- Dijo arrastrando las palabras.
-Joder.- Susurré. -Vale.
-¡Siiii!- Gritó en modo de victoria.
Dos horas después y ya estábamos preparadas para ir a esa dichosa fiesta.
Llegamos a una casa incluso más grande que la de la anterior fiesta.
Estacioné el coche en el único sitio libre que encontré y bajamos.
-No se te vaya a ocurrir irte.
-A sus órdenes mi sargento. -Dijo Lara con voz burlona, pero lo dejé pasar.
-Vamos a por unas bebidas.- Dije en cuanto pusimos un pie en la casa. Ya que tengo que estar en un sitio que no quiero, por lo menos beberé.
Llegamos a la barra y vino el barman, que reconocí rápidamente.
-¿Trabajas en todas las fiestas?- Dije a modo de saludo.
El chico sonrió y asintió.-Hola a tí también hermosa. ¿Qué desean?
-Pues yo...-Comenzó Lara.
-Dos vodkas por favor.
Dos minutos después teníamos nuestras bebidas en la mano y nos dirigiamos a la pista improvisada que habia en el salón.
Para y yo comenzamos a movernos entre la gente mientras sonaba una canción que desconocía.
-Necesito aire. - Dije después de haber estado una horabailando.
-Te acompaño. -Dijo Lara caminando detrás de mí.
El aire frío azotó con fuerza mi cara haciendo que me estremeciera.
-Liz -Dijo Lara alargando la palabra. -Hay un chico hay dentro que esta como no deja de mirarme y como un tren.- Ni siquiera es capaz de formar un frase sin cambiar las palabras de lugar.
-Perfecto.- Rodé los ojos.
-Vamos adentro, hace frio.
-Vamos.
Volvimos adentro y nos sentamos en la barra.
Giré la silla y observé a unos chicos como jugaban a un estúpido juego.
Pero algo llamó mi atención, un chico estaba sentado en un sofá y una rubia estaba a horcajadas sobre él.
Su mirada chocó con la mía y noté algo conocido en ellos, su color negro, su brillo y sus ojos sin vida.
Es el chico del bar.
¡Si! ¡Estoy viva!

He estado lo que a mi me a parecido una eternidad sin publicar un capítulo. Lo siento.
Aquí está el capítulo 5 y espero que les guste.
Comenten lo que les pareció y si les gustó voten.
Buenas tardes.

Me tendrás miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora