Él no quiso decirme a dónde me llevaría, simplemente me dijo que me pusiera una ropa cómoda, así que opté por unos jeans negros, una musculosa y una camisa para tapar las marcas en mis brazos. No sabía muy bien cómo quería estar, pero traté de verme lo mejor posible para él.
Aún estaba eligiendo el perfume cuando escuché el timbre de mi casa.
-¿Es ese chico? -preguntó mamá entrando en mi habitación.
-No se lo digas a papá.
-Ya lo sabe. No le gustó mucho la idea pero... ya no eres una niña.
Le sonreí. Me hizo sentir bien que al fin lo hubieran entendido.
-Gracias. ¿Me veo bien?
-Te ves preciosa.
Mamá besó mi frente y se fue hacia su habitación. No era muy entrometida, no le importaba ver la cara de Jason. Confiaba en mí.
Bajé corriendo las escaleras y abrí la puerta. Él se veía increíble. Llevaba unos jeans, una camiseta blanca y campera negra con capucha. Si había algo que amaba era ver a un chico usando algo con capucha.
El rubio sonrió al verme y me dio un beso en la mejilla.
-Te ves muy linda -susurró contra mi piel.
Yo decidí tomarlo por sorpresa y antes que pudiera separarse, rodeé su nuca y lo apreté en un fuerte abrazo. Lo necesitaba, necesitaba abrazar a alguien y mejor aún si era alguien que olía tan bien como él. No tardó en reaccionar y también me abrazó.
-Gracias, Jay. Por todo.
Su brazo se aferró a mi cintura, lo cual me hizo sentir un poco insegura, estaba tocando una de las partes que mas odiaba, iba a sentir todo lo que sobraba ahí, pero no quise sacarlo, él lo haría tarde o temprano. Me dijo que lo acompañara y me preguntó si estaba lista. Le dije que sí y sacó un manojo de llaves de su bolsillo.
-No sabía que conducías.
-Papá me dejó usar el auto por hoy.
-Le dijiste que saldrías con una de tus chicas...
-No -dijo riendo-. Con mi chica.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero al escuchar eso.
Jason tenía una camioneta negra. Un monstruo enorme y espectacular al cual controlaba a la perfección, y a decir verdad, no se veía nada mal mientras manejaba.
-¿Sabes conducir, Lizzie?
-No, no quieren enseñarme.
-¿Te gustaría aprender conmigo?
-¿Ahora?
-No -rió-. Estoy buscando una excusa para una segunda cita. ¿Aceptas?
-Veamos como termina la primera.
Hacerme la interesante jamás había funcionado, y al parecer esta vez tampoco, porque él no respondió. Otro fracaso para mi lista.
-¿Te sientes mejor? -preguntó esta vez en un tono más serio.
-¿Te refieres a lo del otro día?
Asintió.
-Sí. Ya lo olvidé.
-¿Sabes? Te ves linda cuando lloras pero... eres mucho más linda cuando sonríes. No vuelvas a hacerme verte llorar, por favor.
Reí.
-Es un trato.
Otros minutos de silencio. Yo no tenía ni idea del lugar a donde me llevaba, pero no serviría preguntar porque era una "sorpresa".
ESTÁS LEYENDO
Cicatrices (PAUSADA)
RomanceNo hay mal que por bien no venga. Pero, ¿cuál de todos mis males te trajo hasta mí?. De un extraño, pasaste a ser mi protector. De temerte, pasé a necesitarte. De odiarte, pasé a amarte. No te vayas nunca. No te permitas vivir sin mí. No me dejes s...