Llegué a mi casa totalmente sudada, a pesar de que el día estaba gris, a punto de llover, y soplaba una suave brisa que lo anunciaba. Jason no vivía muy lejos, pero tampoco era cerca, además de mis nervios y la necesidad extrema que tenía de controlar mi ansiedad.
Supuestamente almorzaríamos con su madre, pero por los sucesos de las horas anteriores, me había ido antes de conocerla. De cualquier forma no tenía hambre, sólo quería ducharme y enterrarme entre las sábanas de mi cama. Mi cabeza estaba por explotar, así que me dirigí lo más rápido posible al baño y busqué unas pastillas en el botiquín. Las encontré, pero también encontré algo que me heló la sangre. Ahí estaba él, descansando, ¿esperándome? Lo tomé con dos dedos y lo observé por un segundo. Mi cuerpo comenzó a temblar, mi mente se nubló. Jason no había tirado el cutter del baño.
Jason... Ahora él ya no estaba aquí, él ya no podía detenerme, ni regañarme. Jason ya no podía hacer nada, ¿y con qué derecho? Me había mentido, me había engañado, Jason era un animal mucho peor que yo. Cerré los ojos mientras una lágrima se escapaba. Su cara se dibujó en mi mente. Sus ojos cristalizados que me miraban con muy poca esperanza, su mandíbula tensa mientras trataba de explicarme las razones de por qué maltrataba a Chloe. Sus manos... sus suaves manos tomándome con fuerza para evitar que me escapara, su pecho que denotaba lo agitada que estaba su respiración... casi tan agitada como la noche anterior. Lo recordé desnudo sobre mí, su cuerpo moviéndose lentamente, con suavidad... sus besos. Mi estómago se estrujó como un trapo.
¡Mierda! Traté de alejar esos pensamientos de mi cabeza. Miré el cutter todavía temblando, pensé en el sinnúmero de razones por las cuales podría llevarlo a mi piel. Estaba sola de nuevo, ya no tenía a un Jason que me cuidara, que me protegiera, aunque fuera de mí misma. Ya no volvería a sentir su piel sobre la mía, ni sus besos, no volvería a ver esos ojos tan cerca de los míos, ni escuchar su voz en mi oído. No me sentía para nada aliviada, me sentía sola y estúpida por dejar que semejante imbécil pudiera hacer lo que quisiera conmigo, con mi cuerpo, con mi mente y mi corazón.
Me desnudé completamente y me metí en la ducha con el cutter aún entre mis dedos. Me senté en el suelo con las piernas cruzadas y lo dejé apoyado sobre mi muñeca. Lloraba, no podía creer cómo sería capaz de volver a hacerlo. Tenía que controlarme. Nuevamente esa carrera de adrenalina comenzaba a correr por todo mi cuerpo, por mis venas, debajo de mi piel. Necesitaba salir por algún lado, las lágrimas no eran escape suficiente. Apoyé el cutter en mi muñeca y cerré los ojos. No quería, pero era como si una mano externa controlara mis movimientos.
"Cortarse no es la solución" Resonó en mi mente. Ya lo sé, no me interesa, cállate. "Al hacerlo me estás lastimando también" Dijo su voz. Te lo mereces, imbécil. Sus "te amo" hicieron coros en mi mente. Basta, Jason, basta ya. Sonaban más y más fuerte. Mis lágrimas se mezclaban con las gotas de la ducha. Pensé nuevamente en él, y esta vez, esa foto con su hermana se dibujó en mi mente. Un grito se abrió paso por mi garganta y sentí que toda la adrenalina se liberaba a través de ahí. Luego de eso, solo le siguieron más lágrimas. "Eres mi niña fuerte". Entonces, entre sollozos, decidí apartar el cutter de mi piel si con eso ganaba que dejara de aparecer en mi cabeza. No volvería a responderle.
Sabía que tener a mamá y a papá lejos solo aumentaba mi deseo de hacer alguna locura, por lo que tenía que tratar de controlarme mil veces más para no terminar en el hospital. Traté de deshacerme de todo lo que podía ser peligroso para mí. Empecé por las pastillas para adelgazar, y cualquier otra píldora que no sirviera para lo estrictamente indispensable. Junté todas las rasuradoras del baño y las puse en una bolsa. Si alguien los necesitaba, tendría que ir a comprar más, no iba a convivir con la idea de que eso estaba ahí a mi disposición para cuando quisiera. Cuando miré el piso de la ducha, vi el cutter ahí, sin ninguna mancha. Mi piel estaba intacta, había ganado. Por primera vez, le había ganado al cutter. Lo tomé y lo puse en el estante del botiquín del baño. No entendí por qué, pero no queria librarme justamente de él.
Fui a mi cuarto. Estaba hecho un desastre, y lo peor, el aroma de Jason todavía estaba impregnado en mis sábanas. Las junté y las dejé a un costado para llevarlas a lavar luego. Ordené y limpié todo lo que pude lo más lento posible, así me mantenía ocupada toda la tarde hasta la hora de acostarme a dormir. De cualquier forma, no iría a cursar al día siguiente. No quería encontrarme con él.
Me tumbé sobre la cama luego de colocarle sábanas nuevas y permanecí unos minutos mirando el techo. Maldito aburrimiento. Mi celular comenzó a sonar.
Suspiré cuando vi la pantalla. "Jay" estaba llamando. Mis manos comenzaron a temblar. Lo dejé sonar hasta que se calló. No iba a atenderle. Llamó dos veces más, y a la tercera, lo tomé para apagarlo, pero vi que no era él quien llamaba. Era Chloe.
-¿Hola? -atendí.
-¡Bueno, ahí estas! Nos tenías preocupados.
-¿Nos?
-Jason estuvo llamándote, al ver que no atendías, me llamó y dijo que estaba preocupado por tí. Luego de eso, decidí llamarte para asegurarme, ya sabes, las cosas no están del todo bien como para que decidas esconderte así.
-Me alejé de él -le dije-. Dile que no me busque más, ya no me importa lo que tenga para decirme.
-Lo sé, Lizzie, lo supuse, pero él sonaba demasiado preocupado.
-Pues dile que se olvide, Chloe, que ya no se preocupe por mí, que estoy bien.
-Como digas -finalizó y me cambió de tema-. ¿Irás mañana?
Me rasqué la cabeza mientras pensaba una excusa que no tuviera que ver con él.
-No lo sé, Chloe -un trueno me asustó y recordé la lluvia. Perfecto-. Mamá y papá no están en la ciudad, si llueve no tengo a nadie que pueda llevarme.
-Has faltado por más de una semana, Liz...
Maldita sea, deja de ser molesta.
-¡Voy a agradecer que no te metas en mis asuntos! -exclamé y corté. Dos segundos después, me arrepentí de haberlo hecho. Al menos cortarme me mantenía calmada, ahora tenía todos los sentimientos a flor de piel, la ansiedad, los nervios.
Tecleé un mensaje: "Lamento eso, necesito estar sola un tiempo. Gracias por preocuparte."
No respondió más.
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Cicatrices (PAUSADA)
RomanceNo hay mal que por bien no venga. Pero, ¿cuál de todos mis males te trajo hasta mí?. De un extraño, pasaste a ser mi protector. De temerte, pasé a necesitarte. De odiarte, pasé a amarte. No te vayas nunca. No te permitas vivir sin mí. No me dejes s...