Parte 4 - Desesperación

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Una vez que estuvimos lo suficientemente alejadas del ruido y la gente, ella se sentó y me hizo sentar también.

-Son chicos malos. No les importa nada, ni siquiera lastimar a los que ya están lastimados para conseguir lo que quieren. No les importa lastimar a una chica.

Hablaba sin mirarme, sin pausas, sin expresión en su cara. Sus ojos se perdían en algún punto lejano. En cierta forma no era la Chloe que había conocido el primer día.

-No entiendo.

-¿Qué crees que sucedió hoy?

-Pues, es eso lo que estoy tratando de averiguar. Si no me lo vas a decir tu, se lo voy a sacar a Jason, pero uno de los dos...

-Es extraño pensar que en una universidad exista el acoso físico, ¿no crees? Esas son cosas de escuelas secundarias.

-¿Te refieres a... que te violaron?

Rió, pero de pena, como si pensara que estaba hablando con una idiota.

-No, Lizzie, me golpearon.

-¿Quién?

-Si te lo digo, me van a matar. Van a hacerlo si se lo digo a cualquiera.

-Oh, vamos, Chloe, no seas ridícula. Tenemos que decírselo al rector.

-No hará nada.

-¿Cómo lo sabes?

-El hijo del rector es uno de ellos.

-¿Quién es el hijo del rector?

La situación me estaba desesperando, ella no me miraba, parecía un zombie.

Hizo una pausa, un silencio.

-No lo conoces.

-Pero Chloe, debes detenerlo. ¿Qué te hace? ¿Por qué lo hace?

-Hoy no lo hizo él, lo hicieron sus amigos. Son cuatro, pero solo dos se meten conmigo, los demás apenas saben que existo.

-¿Qué es lo que hacen?

-Pues golpearme en la cara no, por supuesto. Pero hoy me golpearon en el estómago. Hicieron que vomitara, luego los brazos y me apretaron la mandíbula. Me amenazan. La primera vez fue para que dejara de meterme con uno de ellos, porque es un imbécil y lo detesto, entonces sus esclavitos me golpean para que deje de molestarlo.

-¡Es un cobarde!

-Pues sí. Esta vez fue simplemente para que me callara. Estoy segura de que lo volverán a hacer.

-¿Jason lo sabe?

-Él... lo supo hoy

-Estoy segura de que hará algo.

-No puede hacer nada.

-Eso es ridículo, Chloe.

-Quizás, pero tú tampoco harás nada, ¿oíste? Si alguien se entera de esto, estoy muerta, literalmente.

-¿El rector lo sabe?

-No, Lizzie, pero ya te dije que si se entera le dará igual.

No entendía muy bien esa historia, pero decidí que teníamos que hacer algo, y lo haría con ella o sin ella.

Miré hacia las escaleras que estaban llenas de alumnos, y me di cuenta de que el recreo ya terminaba. Chloe se puso de pie y comenzó a caminar sin decir nada, sin mirarme. Yo decidí pasar por el baño primero.

Estaba acomodándome la ropa en una de las cabinas cuando escuché que dos chicas entraron. Las reconocí por la voz, eran compañeras mías.

-Por suerte solo quedan dos horas, no aguanto más este lugar.

-¿Qué harás a la salida?

-Iré a casa de Seth, y pasará lo que tenga que pasar. ¿Cómo va lo tuyo con Jason?

Me detuve al escuchar su nombre. Podía ser cualquiera pero... también podía ser él.

Una de ellas bufó.

-Ni me lo menciones. La gorda estúpida me la está haciendo más difícil.

¿Y quién era la gorda estúpida?

-Parecen ser bastante cercanos, ¿no crees?

-Claro que no, él me lo contó todo. Solo se está divirtiendo con ella, es increíble que ella se lo crea.

-Bueno, quizás es el primer chico que se da cuenta de que existe, es decir ¿de verdad cree que alguien como él puede fijarse en ella?

-No la soporto, pero cuando estamos juntos, ella no existe. Somos solo él y yo, Elizabeth es un fantasma.

¿Yo?

Escuchar mi nombre fue como un baldazo de agua fría... Yo era la gorda estúpida, ya no más la antisocial, ni la callada, yo era lo que toda mi vida había luchado por no ser.

-Ya, olvídalo. En menos de una semana él la habrá dejado y estará nuevamente contigo. Vamos, llegaremos tarde.

Las dos dejaron el lugar y el silencio regresó.

No podía ser que todos los monstruos de mi pasado estaban regresando. Todo lo que creí que había enterrado estaba saliendo a la luz otra vez. No solo la idea de que Jason estaba jugando conmigo, sino que volvían a utilizar esa palabra de mierda en mi contra. Gorda. Eso era lo que me definía. Gorda. ¿Gorda y fea? ¿¡ACASO NUNCA PODRÍA SER CAPAZ DE SUPERAR ESE TRAUMA?! ¿Y qué si era gorda? ¿Y qué si era fea? ¡Yo no elegía ser así!

Me enfrenté a mi imagen reflejada en el espejo. Claro que era así. Mi cara era horrible, al igual que mi cuerpo.

Ya no quería estar en ese lugar. No quería tener que enfrentarme a esas miradas, sabiendo que por sus mentes pasaban esos pensamientos. "Ahí viene la gorda" "Mira lo horrible que es" "¿Qué se le pasa por la cabeza al elegir esa ropa?".

Limpié las lágrimas de mi cara y el delineador que se había corrido. Entré al salón simulando el mejor estado de ánimo, bajo la mirada de mis compañeros. El profesor aún no había llegado así que no tuve que pensar una excusa. Junté mis cosas sin escuchar las preguntas de Chloe, y en pocos minutos ya me encontraba afuera.

Quizás lo bueno de la universidad era que podía irme cuando quería y a nadie le importaba eso.

Que se muera el rubio imbécil de Jason y su prima, que se mueran mis compañeros, que se mueran todos, que me muera yo. Tenía miedo de mí misma por las cosas que era capaz de hacer. Eso de ser la gorda y fea me había perseguido la vida entera, y en la secundaria me había jugado muchas malas pasadas. Sabía perfectamente lo que haría esta vez.

Cicatrices (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora