Parte 23 - Metido.

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Iba a entrar al salón pero el profesor Bloom me detuvo apoyando una mano sobre mi abdomen y se agachó para que lo mirara de frente.

-¿Qué fue lo que pasó ahí, Elizabeth?

Yo seguía asustada, respirando con dificultad. El ruido del puño de Jason impactando contra la pared aún resonaba en mi mente.

-Él no me tocó, lo juro -repetí mis palabras de hacía unos minutos. Quería dejar en claro que no lo había hecho.

Bloom suspiró.

-Está bien. A ver, arreglemos esto -dijo y tomó mi brazo. Recién en ese momento me di cuenta de que mi manga aún estaba levantada. Él la bajó y al ver las cicatrices y los rasguños, la volvió a subir y se petrificó con mi brazo entre sus manos. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Lo último que necesitaba era que alguien más los viera.

Sus ojos se posaron en los míos. Me miraba con pena, con lástima, incluso con un poco de dolor. Me miraba como si estuviera preguntándome "Liz, ¿qué estás haciendo con tu vida?". Cuando consideré que ya había pasado mucho tiempo con mi brazo entre sus manos y su mirada entre mis cicatrices, retiré mi brazo y volví a bajar la manga, que utilicé para secar mis lágrimas.

-Se rompió el botón -pronuncié por lo bajo. Él sacó un paquete de pañuelitos descartables y me entregó uno.

-Es hora de volver a clases.

Y posando su mano sobre mi espalda, entró conmigo al salón.

-Bien. ¿En qué estábamos? Ah sí, siguiente diapositiva.

Caminé bajo un mar de miradas hasta mi banco que quedaba en la última fila, junto al de Bruno. Él era el que más me miraba, incluso no dejó de hacerlo cuando me senté. Saqué mi cuaderno y comencé a "tomar apuntes". No entendía de qué estaban hablando ni en qué momento avanzaron tan rápido en el programa, pero anotaba todo lo que decían las diapositivas. Bloom también se notaba tenso. Llamó la atención de varios alumnos que estaban hablando, cosa que jamás hacía, y cada tanto me dirigía una que otra mirada. Fue la clase más incómoda del mundo.

-¿Estás bien? -me preguntó Bruno cuando, supuse, se cansó de que lo ignorara.

Asentí sin mirarlo. Mi vista estaba clavada en el pizarrón.

-Liz... -posó su mano sobre mi brazo. ¿Por qué todos querían tocar mi brazo? Lo aparté bruscamente y lo miré enojada.

-Déjame en paz, ¿quieres? -no me di cuenta en el momento, pero cuando todos se voltearon a vernos, supe que había casi gritado.

-Benson, Hopkings, no voy a volver a explicar este tema, presten atención -dijo el profesor haciéndome un gesto con la cara para que me controlara.

Bruno parecía desencajado, no entendía nada de lo que me pasaba. Si yo hubiese sido él, tampoco habría entendido.

-Lo siento -susurré. No era para Bloom, sino para mi compañero.

-Yo también -respondió, pero no supe si me hablaba a mí o a la clase.

Antes de que el profesor pudiera continuar, una de las chicas de secretaría académica tocó la puerta y entró, pidiéndole que se dirigiera a rectoría. Bloom se disculpó diciendo que, al parecer, ese no era un gran día para la clase de historia, y abandonó el salón. Todos inmediatamente comenzaron a hablar, pensé que serían unos minutos bastante largos, pero Chloe, que estaba sentada a mi otro costado, me entregó un papel arrugado. En una de las partes decía "Que no lo lea Bruno". Lo miré y comprobé que estaba sumergido en su celular. Desdoblé el papel y leí:

"¿Estás con él?".

Reí, parecíamos niñas de secundaria haciendo eso.

"Claro que no, solo somos amigos" escribí y le devolví el papel.

Cicatrices (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora