La luz blanca de la habitación me cegaba y no me dejaba abrir los ojos. Lo único que sentía en todo mi cuerpo era un dolor intenso, pero mi estómago y mi cabeza estaban al borde del colapso. Los oídos me zumbaban por una máquina que se encontraba al lado mío. Las paredes del lugar estaban pintadas de blanco, el aroma era insoportable y mi cuerpo estaba tapado con sábanas blancas. Solo podía ser un lugar.
Miré a mi costado con dificultad. Ahí estaba él, sentado junto a la camilla, con la cabeza gacha. Pensé que estaba durmiendo pero se frotaba las manos, lo cual indicaba que estaba despierto. Tenía un olor a cigarrillo mezclado con su perfume.
Hice un movimiento y él levantó la mirada con desesperación y posó una de sus manos sobre la mía.
-¿Qué pasó?
-Eso es lo que quiero saber.
Él no sonaba preocupado, más bien enojado.
-¿Estás molesto?
-Un poco.
La puerta se abrió y un hombre con chaquetilla blanca se hizo presente. Era el doctor Reynolds, lo conocía porque era amigo de mi padre. Le pidió a Jay que se retirara unos segundos porque tenía que ver algo conmigo. Él le obedeció al instante. Una vez que cerró la puerta, Reynolds se dirigió a mi lado.
-¿Cómo te sientes?
-Confundida -respondí. Tenía algo de confianza con él. Muy poca.
-Me pareció extraño verte aquí, y mucho más por las razones por las cuales viniste -hablaba lento, suave, bajo, creando un momento de intimidad entre los dos-. No sé qué quieres hacer con tu cuerpo, pero tomar pastillas para adelgazar no es muy recomendable. No te ayudará a nada -hizo una pausa-. Y cortarte tampoco te ayudará.
-Es la primera vez que lo hago.
-Lo supuse, tuvimos que hacerte una irrigación gástrica. Mezclaste demasiadas pastillas. Eso podría haberte matado de no ser por ese chico que te encontró en el momento justo.
Jason me había salvado... nuevamente, aunque en ese momento no sabía si me había hecho un favor o arruinado mis planes.
-Él ha estado toda la noche aquí, se preocupó mucho por ti. Te digo esto porque quiero que pienses antes de hacerlo de nuevo. Tómalo como advertencia, amenaza o consejo, pero si vuelvo a enterarme de esto, se lo diré a tus padres.
Eso significaba que mantendría el secreto esta vez.
-Gracias, doctor. Lo entiendo.
***
-Asegúrate de que esta jovencita cumpla todo lo que dice aquí -dijo entregándole a Jason un papel con algunas anotaciones-. Es una dieta para evitar lesiones al estómago, y le ayudará a bajar de peso.
Él lo prometió y se despidió, agradeciendo.
No emitió palabra camino a su auto. Estaba segura de que se había enojado muchísimo.
-Gracias -dije cuando consideré que el silencio era insoportable.
Él no respondió.
-Lo siento mucho.
-Deberías.
-No suenas "un poco" enojado... suenas muy enojado.
-Es que... demonios, Lizzie, me mentiste.
-No te mentí.
-Dijiste que habías tirado esa mierda que usas para cortarte.
Me quedé en silencio. Era cierto, yo le había mentido.
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Cicatrices (PAUSADA)
RomanceNo hay mal que por bien no venga. Pero, ¿cuál de todos mis males te trajo hasta mí?. De un extraño, pasaste a ser mi protector. De temerte, pasé a necesitarte. De odiarte, pasé a amarte. No te vayas nunca. No te permitas vivir sin mí. No me dejes s...