Jason.
Liz no me había respondido los mensajes ni las llamadas de los días anteriores. Le pedí a Chloe que hablara con ella, pero me dijo que tampoco se había podido comunicar, pero sabía que si llovía ella no aparecería por la universidad, así que decidí ir a buscarla el viernes, pero antes pasé a comprarle algo para almorzar. Tenía el presentimiento de que ella no comería nada si no le obligaba a hacerlo. Tuve suerte de que papá no estuviera en la ciudad, así podía usar la camioneta a gusto. La entrada de su casa era cubierta, podía estar ahí esperándola sin preocuparme por la lluvia. Toqué el timbre tres veces y esperé, pero no hubo movimiento. Volví a tocar dos veces más y esperé nuevamente. Todo estaba en silencio ahí, pero sabía que ella estaba adentro. Esta vez golpeé la puerta varias veces mientras la llamaba.
-Lizzie, soy yo, Jay.
Silencio. Sabía que no querría nada conmigo.
-Chloe me dijo que si llovía no irías a la universidad, así que decidí pasar por tí.
Esperé, pero no hubo respuesta. Volví a golpear.
-Liz, sé que estás aquí, ábreme, por favor. Si no te apuras, llegaremos tarde y... créeme, con mis profesores, eso es peor que no llegar -traté de reír para que me perdiera el miedo.
Me mantuve lo más tranquilo posible, pero por dentro estaba asustado. Tenía miedo de que no abriera jamás. Nuevamente volví a golpear. Vamos, linda, perdóname, sé que puedes hacerlo.
-No importa si no quieres hablar, no te presionaré, pero no quiero que sigas faltando.
Comencé a preocuparme, quizás ella no me estaba escuchando, quizás ni siquiera estaba ahí. Decidí probar una vez más.
-Lizzie... -respiré profundo, pero comencé a perder la tranquilidad. Tuve un poco de miedo porque quizás podía haberle pasado algo- Prometí que me encargaría de tí mientras tus padres no estuvieran. Vamos, abre la puerta, compré algo para almorzar, podemos comerlo en el camino.
Su silencio me estaba aterrando. ¿Por qué no respondía? Al menos que me ordenara marcharme, pero nada, ella no respondía absolutamente nada. Empecé a temer.
-Linda -mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y mi garganta se cerró-. Solo quiero saber si estás bien.
El nuevo silencio hizo que perdiera el control. Comencé a golpear la puerta con furia mientras gritaba:
-¡Demonios, Elizabeth, sé que estás ahí, abre la maldita puerta!
Si algo le había sucedido, no sabía qué pasaría conmigo. Yo no podía vivir sin ella, yo la amaba, necesitaba escuchar su voz, era imposible seguir viviendo si ella me ignoraba de esa forma, pero la incertidumbre de que quizás había hecho alguna locura luego de todo lo que pasó me estaba mortificando. El miedo me paralizó. Me aferré con fuerza a la manija tratando de abrir la puerta con todo lo que podía. Seguí golpeando, mi corazón estaba acelerado.
-¡Lárgate de aquí, no iré a ningun lado contigo! -gritó una voz desde adentro, y me detuve.
Respiré profundo, estaba relajado, ella seguía ahí. ¡Ella seguía viva! Sonreí, esa voz me había dado un respiro. Las lágrimas de felicidad corrían por mis mejillas. Ella estaba bien y eso era todo lo que importaba.
-Linda... -la llamé. Necesitaba que abriera esa puerta, que me abrazara, necesitaba besarla, sentir su piel, su respiración, su corazón latiendo.
-Estoy bien, Jason. Vete de una buena vez -me respondió desde adentro.
Seguí golpeando y llamándola un par de veces más, hasta que me di cuenta de que ella no abriría. Eso en parte me rompió el corazón, pero saber que estaba bien me dejó muchísimo más tranquilo.
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Cicatrices (PAUSADA)
RomanceNo hay mal que por bien no venga. Pero, ¿cuál de todos mis males te trajo hasta mí?. De un extraño, pasaste a ser mi protector. De temerte, pasé a necesitarte. De odiarte, pasé a amarte. No te vayas nunca. No te permitas vivir sin mí. No me dejes s...