Parte 25 - Calma

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Jason.

Mi corazón latía como si fuera a salirse de mi pecho en cualquier momento. Tenía su mano aferrada a la mía y caminábamos juntos, sin decir nada. La sentía sonreir, y eso me hacía el hombre más feliz del mundo. La mitad de mí que faltaba había regresado. Me lo tomé con calma, como si nunca nos hubiésemos separado. Nos movíamos con cierta tranquilidad, como una pareja normal. Me sentí muy agradecido con Chloe por haberle dicho todo eso, por haberle hecho reaccionar. Tenía que hacer algo para devolverle el favor, aunque pensaba que decirle a Seth que se alejara de ella para siempre era una buena forma.

-Jay... -me nombró, sacándome de mis pensamientos. Era la primera vez desde que nos separamos que me llamaba así-. Mamá y papá no están en casa.

Mi corazón se aceleró. Ya estábamos cerca, y no era que planeara un día entero de sexo o algo así, pero que quisiera que me quedara con ella era un enorme paso.

-Bien -respondí sonando increíblemente seco.

Ella permaneció en silencio hasta estar frente a su puerta. Buscó las llaves y abrió.

-¿Vas a hacerme rogarte? -preguntó con una sonrisa desde el umbral.

Sonreí y negué. Cuando entramos me ofreció sentarme en la sala y fue hacia la cocina. Lo hice, pero empezó a tardar, y no me preocupó, simplemente me picó la curiosidad, así que decidí ir a ver qué estaba haciendo. La encontré de espaldas a mí, sirviendo jugo en dos vasos y buscando algo en la alacena. Me acerqué lentamente para que no se diera cuenta de mi presencia, y cuando estaba en puntas de pie tanteando los estantes, la tomé por la cintura, la levanté en el aire y la hice girar.

-¡Mierda, Jason, me asustaste! -gritó riendo mientras se aferraba a mi cuerpo.

La dejé en el suelo y rodeé su cintura con mis brazos, apoyando mi pecho en su espalda y besando su cuello. La había extrañado demasiado, necesitaba tanto volver a sentir su aroma y la suavidad de su piel.

-No quiero dejarte ni un solo momento -gruñí contra su cuello.

-Tonto -respondió sonriendo y acariciando mi nuca.

-¿Qué estás preparando? -pregunté pasándole un plato que había estado tratando de alcanzar.

-Bueno... pensé que quizás tenías hambre, y aunque no la tuvieras, yo sí, así que... pensé que jugo y galletas estaba bien.

Se encogió de hombros. Me gustaba verla con hambre considerando lo delgada que estaba, y a pesar de que yo no tenía, acepté comer con ella solo para apoyarla en eso. Le ayudé a llevar las cosas a la sala y nos sentamos juntos en el sofá. ¡Era el tipo más suertudo del mundo!

-¿Quieres ver televisión? -me pasó el control remoto y señaló el televisor que estaba frente a nosotros.

Negué con la cabeza.

-Quiero verte a ti.

Le provoqué una sonrisa. Aún se sonrojaba cuando le decía ese tipo de cosas. Mi chica había vuelto.

-Te extrañé, Liz.

Ella se acercó a mi cuerpo y me regaló un abrazo. Un simple abrazo que para mí fue la gloria. Su cuerpo junto al mío, ella aferrada a mí, curando la desesperación de los días pasados. Al fin sentía que podía respirar sin dificultad, al fin volvía a sonreir, al fin volvía a sentirme vivo.

-Jason... -dijo cuando nos separamos- ¿Por qué te fijaste en mí? Es decir... ¿por qué yo?

La pregunta me tomó por sorpresa, pero sonreí. Si supieras, linda...

Cicatrices (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora