Parte 32 - Fuego.

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Jason.

El lunes por fin había llegado luego de una semana aburrida y un fin de semana aún peor. Lizzie casi no me había hablado con la excusa de que debía estudiar para los exámenes. Yo no había podido hacer lo mismo, me era imposible concentrarme sabiendo que Seth tramaba algo y no me había hecho partícipe de su plan, a pesar de que yo le había recargado casi toda la responsabilidad de lo que sea que fuera a hacer, por lo general Seth me lo contaba todo, pedía mi aprobación y algo de información para poder llevar todo a cabo de la forma más segura para nosotros. De cualquier manera, confiaba en él. Le había dejado en claro una sola cosa: no tocar a Lizzie.

Estábamos en la última semana de clases y ese día teníamos el acto de despedida de los chicos de último año. Luego de eso teníamos una semana de descanso y la que le seguía venía acompañada de catastróficos exámenes finales. Estaba preparado.

Papá estacionó la camioneta en el lugar que le correspondía y ambos bajamos para dirigirnos al auditorio, que ya se estaba llenando de los estudiantes de otros años. El auditorio era un salón enorme y oscuro, con un escenario frente a más de veinte filas de asientos. Toda la universidad entraba en ese lugar. Los alumnos de último año se sentaban en las primeras filas, detrás de ellos estaban las autoridades y luego el resto del público, los alumnos de otros años y los familiares. Aún faltaban unos minutos para que comenzara el acto, así que decidí ir a ver cómo estaba Lizzie, quien supuse que se encontraba en uno de los vestidores detrás del escenario. Para llegar hasta ahí, tenía que rodear el patio y entrar por la parte trasera del auditorio, luego de pasar un pequeño corredor hasta llegar a una puerta blanca. Golpeé tres veces al momento en el que escuché risas desde adentro. Minutos después, Lizzie me abrió la puerta.

-¡Hola! -exclamó con una sonrisa y me abrazó.

Mi cuerpo entero se relajó al sentir sus brazos rodear mis hombros.

-Hola, amor -la saludé y uní nuestros labios mientras mis manos se posaban en su cintura.

Se veía radiante, tranquila y sobre todo, muy hermosa. Tenía puesta una camisa blanca y pantalones negros ajustados, y, aunque no le gustaba, estaba usando zapatos negros de tacón, por lo cual estaba casi a mi altura. También se había maquillado un poco y llevaba el cabello suelto.

-No puedo creer lo linda que te ves -susurré contra su boca provocándole una sonrisa-. ¿Nerviosa?

-Algo -dijo y, tomando mi mano, me llevó hasta adentro del vestidor, en donde se encontraba también el imbécil de Hopkings-. Estamos practicando.

-Hopkings -lo nombré, dándole a entender que estaba saludándolo.

-Larson -me respondió con una sonrisa fingida, y volvió sus ojos hacia la hoja que tenía entre sus manos, y que temblaba, de hecho.

Puse mis ojos en blanco. No iba a esconder el desagrado que me causaba esa criatura junto a mi novia, pero no podía hacer nada... yo no.

-Veamos -comencé, sentándome en una de las sillas que había ahí-, ¿quieres leerme lo que tienes? -propuse.

Lizzie me dedicó una sonrisa y se sentó sobre mis piernas, acariciando mi nuca.

-No es una lección, amor. Solo tengo que ir y...-se interrumpió a sí misma y sus ojos se posaron en Bruno- lo practicamos como mil veces, ¿verdad?

Su compañero hizo un sonido como si asintiera sin prestarnos demasiada atención.

-Lo único que espero es no caerme con éstos mientras camino -dijo Liz señalando sus zapatos y riendo por lo bajo.

Se veía malditamente adorable.

-No pasará nada. Todo saldrá perfecto, estoy seguro.

Unos golpes en otra puerta, la que conducía directamente al escenario, me hicieron callar, y papá se hizo presente en el vestidor. Bruno se puso firme de manera inmediata, y Liz abandonó mis piernas para ponerse de pie. Yo permanecí inmóvil, no necesitaba demostrarle nada al rector.

Cicatrices (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora