EPILOGO - JACOB.-
Su respiración era lenta muy lenta, su pecho subía y bajaba a una velocidad demasiado baja, pero su corazón aun latía. De su nariz salía un tubo conectado a unas maquinas. Estaba pálida y con los ojos cerrados. Parecía dormir en paz pero yo estaba sufriendo viéndola así. Estaba así por mi culpa.
Edward: No es tu culpa Jacob -Dijo llegando a mi lado.
Lo que me faltaba el vampiro metiche, lo mire mal mareado por el ardor del lugar, de la casa de los Cullen, eso más el ardor que todavía sentía mi cuerpo, me tenía de un humor de perros.
Edward: Bueno ¿Qué otro humor podrías tener?
Jacob: ¡¿Puedes parar ya?! -Gruñí levantándome del lado de mi novia, el sonrió, aquella mueca jamás dejaría de molestarme.
Edward: Te cayó mal estar al borde de la muerte, pero tranquilo no me agradezcas.
Jacob: Cállate, que me da nauseas pensar que me tocaste.
Edward: Te salvé la vida.
Jacob: Lo que sea -La miré un momento nuevamente, acariciándole la cara con una media sonrisa -Gracias.
Por muchas nauseas que me diera aceptarlo Edward me había sacado el veneno que Lizzie había metido en mi cuerpo al morderme.
Edward: Ella estará bien.
Jacob: Lo sé -Dije sin mirarlo, aun con todos aquellos tubos y pálida era la mujer más hermosa que había visto -Sólo... aún no puedo creer que haya intentado suicidarse
Edward: pensó que habías muerto. Tu también lo habrías hecho, yo lo intenté una vez cuando pensé que Bella había muerto. Jacob cuando la razón por la que vives no esta, ¿para que vivir? ¿vivir por hacerlo? No tiene sentido.
Jacob: Entiendo, te entiendo más que nada -Respiré profundo e hice una mueca pues me dolía el pecho -Verla así me es devastador.
Edward: Ya acabó amigo -Le miré sin creer lo que me decía, recordé aquella conversación que tuvimos en la carpa aquel día cuando Bella dormía -No me mires así, una vez te dije que si no estuvieras intentando quitarme a la chica que amo podríamos ser amigos.
Jacob: Y yo te dije que ni siquiera entonces -Dije hostil, el rió de nuevo.
Entonces en nuestra patéticamente cursi conversación,la dueña de mis latidos comenzó a parpadear. Me acerqué a ella como estaba antes de que llegara el chupasangre. Y le tomé la mano, estaba fría.
Tu: Quema -Susurró - ¿Estoy en el cielo? - Preguntó inocentemente.
Jacob: No, no estás en el cielo, pero bajaste de él. Estoy con un ángel ahora mismo.
Parpadeó varias veces hasta mirarme con sus relucientes ojos, estaban brillosos y pude ver que se asomaban lágrimas de ellos.
Jacob: Amor, no llores -Le pedí con voz dulce mientras mis manos volaban a sus mejillas para calmarla -Shhh, tranquila preciosa, estoy contigo.
Tu: Yo pensé... -La callé posando mis labios sobre los suyos en un inocente beso, solo rozando nuestros labios.
Jacob: ¿Pensaste que te abandonaría? -Le sonreí -Ni después de la muerte lo haré.
Le aseguré, para luego sellar mi promesa con un beso.
Tu: Lo sé, por eso quise morir, se que después de la muerte todavía quedará un nosotros.
La miré fascinado, la imprimación era tan perfecta que no tenía palabras, ¿Dónde se encuentra un amor así? Me pregunté, estaba seguro de que este era sólo el comienzo de nuestra historia y eso era lo más increíble.
La imprimación la verdad es que no se parece al amor a primera vista, sino que más bien tiene que ver con movimientos gravitatorios. Cuando tú la ves, ya no es la tierra quien te sostiene, sino ella, que pasa a ser lo único que importa. Harías y serías cualquier cosa por ella, te convertirías en lo que ella necesitara, ya sea su protector, su amante, su amigo o su hermano. FIN.
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Y este es el fin... No habrá más (excepto si decidiera hacer otra fic). No sé porqué esto gustó, pero agradezco a todas las lectoras haber estado hasta el final ♡~♡.
Si os ha gustado podéis dejar vuestro comentario, pasaros por otras fics de mi perfil o iros tal cual llegasteis.
Como siempre... All the love
Aroa.
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Haz de mi corazón un lugar mejor. [Editando]
FanfictionPor más que les ordenaba a mis piernas que pararan de caminar estas no me hacían caso. Ellas seguían andando, parecían solo escuchar a mi corazón o al poco corazón que aún me quedaba. Estaba tan dañado que hasta yo misma dudaba de que tuviera uno, d...