Cap.10 (parte 1)

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...

Por fin empezaba a superar nuestra separación y por fin empezaba a aceptar que nunca serás mío, que tienes otra pareja.... Pero hoy me has sonreído y lo has estropeado todo.

...

Gabbe: Déjame sola con ella. -Dijo mi mamá en lo que entré a la casa. Ryan me miró mal y se fue de la sala.

Tu: ¿Qué pasa?

Gabbe: Explícame cómo fue que no llegaste nunca a la reserva. ¿Y cómo es que llegas a casa a estas horas?

Tu: ¿Sabes que te queda hasta el bonito el papel de madre preocupada? -Reí de forma irónica -Pero ya que quieres saber, en lo que salí de la casa me desmayé -Sus ojos se abrieron de par en par - ¿Y sabes quién me encontró? El hijo del doctor Cullen. Me llevó a su casa y me sentí mucho mejor ahí, en un lugar que no conocía, lleno de personas extrañas para mi que en mi propio hogar. ¿Interesante no?

Me la quedé viendo unos segundos para ver si me respondía, pero nada, solo se quedo callada mirando el suelo ¿Pero que mas podía yo esperar de ella? Negué con la cabeza y me fuí a mi habitación. Cuando entré me llevé una sorpresa pues en mi cama se encontraba un gran lobo marrón rojizo.

Tu: ¿Jacob? -Reí al ver que asentía -¿Qué haces aquí? ¿Te volviste loco? -Negó y me acerqué a el para sentarme a su lado en mi cama. Lo abracé con fuerza como si de un oso de peluche gigante se tratara. Era tan sedoso y cálido, Jacob inclinó su cabeza mientras dejaba que lo abrazara. Sabía que necesita esto ahora, seguramente había escuchado todo. Me sentí mal por no haberlo nombrado en ningún momento, al fin y al cabo el había estado buscándome todo el día, preocupado por mi, no como mi supuesta madre. Me separé de el y observé sus fascinantes ojos. Mientras, el ponía su cabeza a la altura de la mia.

Tu: ¿Fue el chismoso de Paul no? Estoy bien, no me hizo nada, ni siquiera me tocó - Jacob dejó escapar un gruñido y extendí la mano para calmarlo, hundí los dedos en el pelaje de la zona de su cuello - Tranquilo, todo va bien, no tenias que venir.

Jacob seguía mirándome, y suspiré rendida al no poder saber lo que pensaba. Me acosté en la cama agotada y él hizo lo mismo apoyando su cabeza sobre sus patas a mi lado; cerré los ojos unos segundos y sin aviso previo me pasó la lengua por la cara.

Tu: ¡Jacob! -Lo regañe mientras le propinaba un manotazo. Soltó un aullido ahogado, se estaba riendo.

Su hocico se abrió mostrando sus grandes y afilados dientes mientras su lengua colgaba a un lado. Una perfecta sonrisa lobuna. Me reí y su sonrisa se ensanchó.

Mi estomago rugió y Jake dejo de reír. Sus conocidos ojos se posaron en mi estomago y torció la cabeza. Luego me miró fijamente y lanzó un gruñido de irritación. Me sonrojé.

Tu: De acuerdo voy a buscar algo de comer, ya vuelvo. - Me levanté de la cama, no sin antes acariciar su cabeza.

Tratando de hacer el menor ruído posible, fuí a la cocina y tomé un pan, lo rellené con mermelada y me fuí a mi cuarto, pero cuando volví, el lobo no se encontraba. Suspiré triste mientras iba a cerrar la ventana por el frío. Miré para ver si lograba ver algo, pero no había nada, solo oscuridad. El silencio me hacía escuchar mis propios latidos, noté como bajaba la velocidad a medida que me sentía más sola. ¿Por qué se había ido? Sentí un frío repentino y un escalofrió recorrió mi espalda al ver la sombra de un hombre pasar por los arbustos de mi casa. Fué tan rápido que no me dio tiempo a distinguir que había sido aquello. Tenía forma humana, pero no podía ser humano, nadie era tan rápido como... un momento. ¿Acaso había sido... un vampiro? ¡Que estupidez! Creo que el sueño me está afectando. Necesito dormir. Sin dudarlo cerré las puertas de la ventana con seguro y me acosté, con una extraña sensación en el cuerpo.


Haz de mi corazón un lugar mejor. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora