28-Vamos a divertirnos.

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POV'S Lia.
Una semana, solo una había pasado. Ayer hablé con Edward, me gritó y lo entendía, estaba enojado por haberlo obligado a irse a Brasil, al final solo lloro y me pidió perdón.  No pude dormir casi en estos días, pues mis pesadillas me asustaban cada vez más. Mama decía que no le temiera a nada, que las pesadillas no eran reales pero no era tan fácil.
 
Me hice un chongo y puse mi chaqueta,el collarín aún seguía en mi cuello, era terriblemente horrible. Por suerte en una semana más me lo quitaban. Salí de la habitación y di unos pasos hasta el retrato que se encontraba en una de las paredes, Ross me había dicho que había una caja fuerte detrás de eso, así que tenía mis cosas de importancia ahí. Observé por todos lados y no había nadie así que aproveche a quitar el retrato. Puse la contraseña de la caja fuerte y cuando se abrió saqué mi pistola, para mi no era una común, pues esa pistola tenía un valor especial,  mi padre me la había guardado en uno de mis baúles, el cual no había descubierto hasta que tuve mis 19 años. Además que esa pistola tenía grabado mi nombre en letras pequeñas. Cerré la caja fuerte y puse aquél retrato de nuevo en su lugar. Bajé con cuidado a las sala y me extraño no ver a Ross, dejé mi pistola a un lado de la pequeña mesita que se encontraba en la sala y recorrí las habitaciones de abajo para ver si no estaba en alguna, pero no obtuve rastro de el. Solo estaba Rich acostado en el sofá con un periódico que cubría su cara, era un total dormilón. Abrí la puerta de cristal y en el patio ahí se encontraba Ross, tenía unos shorts blancos y estaba sin camisa, se encontraba haciendo una llamada, me acerqué hacía el y me sonrió, me jalo de la cintura y me pego hacía el.

—Esperó que si estén bien mamá. Oh si ella ya está un poco mejor.—río y acarició mi cabello.— Tranquila stormie, okey okey, mamá. Pronto la conocerán los demás pero ahora no, tu sabes estamos en malos momentos. Saludame a todos. Adiós te amo.—colgó la llamada y guardó su celular.
—¿Qué fue eso?—intente inclinarme para besar su mejía pero era imposible. Otra desventaja de tener collarín.
—Ah solo una madre preocupada muriéndose por que los demás de mi familia te conozcan.
—Tenemos que ir a Londres, no sabes lo feliz que me pondré si conozco al resto de tu familia.
—Iremos mi cielo, hay muchas cosas que haremos juntos.—se inclinó un poco y me beso.

Entramos ala casa y escuche unas risas. Fuimos a ver que ocurría y me encontré a Gisel junto con Rich. Había olvidado por completo que desde hace una semana se la pasaba aquí todo el día e inclusive hasta dormía aquí.
Miré a Ross y maldije en mi mente. ¡Que idiota! ¿Pero cómo pudo permitirla dormir nuevamente aquí?. Ala mismísima Gisel debería darle vergüenza.

—Buenos días.—nos dijo.
—Bueno días Gisel.— contestó Ross en cuanto no vio que yo le respondiera.

Me cruce de brazos y me fui en dirección hasta la habitación donde se encontraba el piano de Ross. Estaba muy enojada... Gisel no era alguien importante como para quedarse en la casa de Ross, más bien nuestra casa. Me quede observando por la ventana, deseando que Gisel se fuera de una vez.
Di un brinquito cuando unas manos me abrazaron por detrás. Ross.

—Maldición, Ross.
—¿Te has enfadado?—reí sarcásticamente.
—Creo que es muy obvio.
—Perdón, sé que ya 1 semana se ha quedado en nuestra casa, pero Rich me lo ha pedido. Ni a mi me da buena espina esa chica.—susurró. Me di medía vuelta y alze una ceja.
—Pues al fin pensamos igual. Debería darle vergüenza estar aquí de mantenida, por que seamos claros, esa perra no ha aportado ni un peso de lo que hemos comido toda la semana.—grité  apropositamente para que Gisel me escuchará.
—No tienes que llamarla "Perra".— mordió su labio inferior y rodé los ojos.
—¡Es que joder Ross!
—¿Sabes? Yo creó que estás celosita. Está bien que protejas a Rich nena, pero el sabe lo que hace.— Apreté mis labios y no dije nada hasta unos segundos después.
—No estoy celosa.—suspire— Solo no me da buena espina. Eso es todo. Quiero que se vaya cuanto antes Ross...
—Por lo tanto no puedo decirle a Rich que se la llevé, el nos esta ayudando después de todo.—se quedó mirando mis moretones y apretó los ojos. Había olvidado taparlos con maquillaje.
—Lo sé.
—Tus moretones...
—No pasa nada, pronto se quitarán. Son solo heridas que se borrarán al igual que cada historia detrás de ellas.

Cambié por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora