24-Carrera.

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POV'S Ross.

—Días después—

Por fin era el día en que Lia vendría a vivir a mi casa. Todas sus cosas ya se encontraban en mi habitación. Hace algunos días me había ido de zona fight y no había vuelto, Lia tampoco. Solo Rich y Edward iban a entrenar. A Rich no le pareció muy buena idea abandonarlo pero le conté que Lia simplemente no quería saber nada de zona fight. Lia se la había pasado estos días con su hermano, salían juntos e inclusive no dejaban de platicar todo el día. Yo simplemente iba a visitar a Ian y a Grace quienes me contaban que no había sido buena idea regresar, pues no estaban a gusto y si había notado su alejamiento hacía Rich, Lia, Ed y yo. Pero al final lo único que pude decirles es que no dañarán a Lia yéndose de nuevo.

—Lia y yo estamos muy bien mama. —sonreí y puse en alta voz mi celular.
—Eso esperó. Realmente queremos que vengan a vivir aquí en Londres.
—Lo he estado pensando pero a ella no le gusta eso de irse a vivir a otro lado.
—Oh bueno hijo. Oye Ross debo colgar, Rydel necesita mi ayuda para su atuendo de hoy.—asenti y colgué la llamada.

Dejé mi celular en algún lugar de la sala y luego me fui hasta la cocina con la intensión de sacar una bebida del refrigerador. Escuche el timbre de mi casa sonar y fui a ver de quien se trataba. Era Lia. La tome de la cara y le di un beso.

—Adelante amor. No esperaba verte ahora.—reí y cerré la puerta.
—Lo se, es solo que estaba algo aburrida en casa. Rich y Edward están jugando en el xbox, realmente es algo que me aburre.
—Me imagino.— puse mis manos en su cintura y suspire—Casi acabó de terminar de llamar a mi madre. Se encuentra muy bien.
—Eso es bueno. ¿No te gustaría ir a visitarla?
—Si es contigo si.—comencé a besar su mejía y me sonrió. Que sonrisa más linda poseía.
—Entonces muy pronto iremos.
—Oye, vamos al callejón, me han invitado alas carreras de autos.
—¡Oh no Ross! De ninguna manera. No quiero que vayas alas malditas carreras.
—Lia...— se cruzó de brazos y apartó su mirada de la mía — Maldición Lia, por favor no me lo prohíbas.
—Bien, iremos pero con una condición. —solté un gruñido y pase una mano por mi cara.
—¿Cuál?.
—Yo quiero correr contigo.—dijo. Pero de ninguna manera, no iba a permitir eso.
—¡No Lia! No voy a arriesgarte. Cuando este dentro de ese auto voy a ir a una velocidad muy fuerte y no quiero ni pensar en el daño que te puedo hacer cuando de vueltas o no se.
—¡Es la única condición que te pido Ross! — gruñó.
—No.
—Bien, vámonos antes de que me arrepienta.—sonreí triunfalmente. No me la había complicado después de todo.

(...)

Llegamos al callejón. Eran prácticamente alas 6.pm y ya estaba anocheciendo. Un gran amigo me había prestado su auto especialmente para la carrera, le agradecí tanto por eso. Mantuve a Lia junto a mi lado en todo momento, no quería que le pasará algo.

—Las reglas son muy simples.— comento Nicolás— El camino de la carrera es largo y hemos marcado por donde cruzaran y todo ese rollo. El ganador del primer lugar se llevará 2000 dólares en efectivo y los de segundo y tercer lugar 1000 dólares. No queremos trampas, ni nada por el estilo. Suerte.
—¿Están listos para correr? —gritaron por el anfitrión.
—¡Si!— gritamos todos los corredores.

Eramos 5 que correríamos. Los chicos ya se estaban subiendo a sus autos mientras que yo me cercioraba de mantener a Lia en un lugar. Coloque mis manos en sus mejías y la besé con tanta pasión, varias personas no dejaban de vernos y podría jurar que envidiaban tanto a Lia, pues se notaba a simple vista.

—Quedate aquí. —le sonreí indicándole un lugar.
—Suerte. Sé que puedes ganar.—sonaba tan segura de sus palabras, ella creía en mi.

La bese antes de irme. Camine hacía donde habían apartado el automóvil; lamborghini, me subí y lo puse en marcha. Estaba listo y algo me decía que todo saldría bien. Pero no podía fiarme, a veces mis presentimientos eran falsos.
Una chica vestida con tan solo un traje de baño entero ya estaba en medio de la pista con dos banderines alzándolos. En recorrido no era mucho, solo unos 150 kilómetros. Mire a mis costados y me encontré con un antiguo enemigo mío, pareció ser que presintió que lo miraba por que el hizo lo mismo conmigo.
La cuenta atrás comenzó, aferre mis manos al volante pues no debía desconcentrarme de que en cualquier momento empezaría. Pero entonces la puerta se abrió y Lia entró con rapidez sentándose a un lado mío.

Cambié por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora