Octava Parte

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... Debería pero nadie dijo que tenía que sentirme así

En el momento en el que comencé a abrir mis ojos, mi vista fue cegada por los rayos del sol, ya había amanecido, sentí una fuerte punzada en mi cabeza, que hizo que cerrará mis ojos con fuerza. ¡Maldita resaca!  Giré mi cuerpo para evitar que el sol siguiera encandilando mi vista, parpadee un par de veces para poder abrir mis ojos, suspire cansada, extendí mis brazos de manera horizontal para poder estirarlas, en el momento que yo en que las deje caer, sentí un bulto a mi lado.
Un enorme escalofrío recorrió mi espalda al recordar la noche anterior,
mi mente descansaba en paz, creí que había sido un sueño. Pero al parecer no. Con mi mano temblorosa, levanté la sábanas con cuidado, para poder encontrarme con mi peor error.
En un movimiento brusco, lance las sábanas al sueño, dejando al descubierto a... ¿Itachi?
¿Qué carajos estaba pasando?
Dí un gran brinco, gracias al susto, caí de la cama. Mi grito despertó a Itachi.

-Sakura, ¿qué has hecho?- Itachi, se pusó de pie, me extrañó tanto verlo con un traje, tomó su largo cabello en una coleta, suspiraba con gran pezades. - Y decías que yo era un cabrón- rió un poco, para después sentarse y tomar un cigarrillo.

-¿Dónde quedó toda tú dignidad?- cruzó una pierna luego, sacó un encendedor de su bolsillo. -¿eh? Dime, ¿dónde quedó aquella mujer responsable que no podía estar con un hombre que se acostaba con jovencitas? - estaba completamente apaniequeada, el estúpido sonido de su pulgar haciendo fricción con el encendedor era insoportable, sólo miraba el inútil intento por encender el cigarro. -No me extrañaría ver a Sasuke tirandose a una maestra.- por fin lo encendió, lo colocó en su asquerosa boca para inhalar ese maldito humo.
-Mírate, eres una maldita ramera.-
Idiota.
¿Quién creí que era? Él es la persona menos indicada para juzgarme.
-Cariño, a ahora no eres nadie para juzgarme, tú misma te revolcaste con ese escuincle, con el amigo de Sasuke.
¿Creíste que podías formar una familia con él? ¿Qué Naruto se haría responsable de Sasuke? ¿Qué le darías clases a tú esposo?
Qué patética.
No te pusiste a pensar, en que pasará cuando tú tengas 70, y el apenas este en los dichosos 40. -Soltó una enorme carcajada.- pobre ilusa desesperada.
Eres idéntica a mi, no lo puedes negar.
-¡Cállate! Yo no soy idéntica a tí, tú eres un hijo de puta- me puse de pie, alterada y con el corazón bombeando rápidamente, le dí la cara.
-Claro que sí cariño, y Sasuke también será un hijo de puta. Porque eso eres, una puta.- mi mano ardía con fuerza, mi rabia era incontrolable, él no tenía ningún derecho de juzgarme, la mejilla de Itachi estaba colorada, debido a la fuerte bofetada que le había dado.

-Yo no soy como tú, aunque estés en descuerdo, hay un diferencia que hace que todo cambie.- lo miré con odio, alce la voz en el momento que me insulto, tenía que hacerle saber que hablaba en serio.

Sonrió.

-Bien, que te lo diga tú hijo.- su mirada se desvió hacia la cama que decía estar vacía. Un bulto comenzó a retorcerse entre las sábanas, lo que pareció ser una patada en el aire, dejo salir a Sasuke.

-¿Mamá?, vuelve a la cama, quiero harte el amor una, y otra vez- sus ojos mostraban lujuria, los míos terror. Un segundo bulto salió de entré las sábanas, una chica pelirroja, con anteojos. Era Karin.

-Itachi, ven a mi.- la chica tenía las mejillas coloradas, el tirante del sostén le quedaba a medio hombro, intentando ser sensual, mordió su labio inferior.
Sólo era una puta.

Se giró y tomó a Sasuke por el cuello, lo besó con desesperación, mi pecho comenzó a arder, sentí como mis mejillas se volvían rojas. Esa perra, me quita a mi esposo y ahora a mi hijo, tomé impulso y salté hacia la cama para quitar su suciedad de mi hijo.

El aire me faltaba en los pulmones, hice a un lado todas las sabanas, me levanté con brusquedad, mi cabello era un desastre, lo tenía todo en mi rostro tapando mi vista, pude sentir pocos segundos el frío, seguía desnuda, mi piel es muy sensible a cambios de temperatura repentinos, tenía que buscar mi ropa interior, encontré mi vestido, y mi sostén, pero no mis bragas. Busqué debajo de la cama, en la ventana, por todos lado, incluso en los cajones. No había nada, el tiempo era oro, así que me vestí con lo que tenía, entré al baño, lo demás pudo ser un sueño, pero la resaca era tan real, gire la llave, me lave el rostro con agua fría, suspire varias veces. Limpie mis dientes y salí del baño, baje con cuidado las escaleras, tenía que salir de la casa del señor Jiraiya sin ser vista por Naruto, aún faltaban mis zapatos, estaban en la sala, no había problema, tenía todo calculado, llegue a la sala y tome mis tacones, giré con rapidez y me tope con el abdomen de Naruto, aún desnudo.

-¿A dónde vamos?- dijo mientras dejaba la bandeja de comida que llevaba con él en la mesa. Tomó una camisa que estaba en el sillón y se vistió.

-A mi casa- me miró con lujuria y sonrió pervertidamente.

-Así que quieres seguir la fiesta en tú casa- se acercó intimidandome, dio dos paso al frente y yo cuatro hacía atrás.

-No, yo voy a mi casa. Tú has lo que quieras- no quise sonar grosera, pero no funciono

-¿Qué quieres decir con eso?- el tono de su voz cambio completamente.

Suspire.

-Naruto perdón, esto fue un error.-

-Estas bromeando ¿cierto?- soltó una pequeña risa.

-No, esto no debía pasar, yo estaba vulnerable, esto no es tú culpa, será mejor que olvidemos lo que pasó anoche-

Observe cuidadosamente su reccion, sus ojos se abrieron sorprendidos, tenía la boca semiabierta, sus labios temblaban, sí cara comenzó a tener un tono rojo, las venas de su cuello comenzaron a marcarse más y más.

-No, no, no- comenzó a decir, como sí fuera una grabadora trabada.

-Naruto, escuchame. -intente traquilizarlo

-No, no hay nada que escuchar.- se negaba así mismo los verdaderos hechos

-Esto, fue un error, no tienes nada que ver en esto, yo soy la adulta, yo... estaba  vulnerable.-

-Cállate, no te atrevas a repetir eso- se lanzó contra mi, me asusto, di un brinco hacía atrás, mi espalda choco con la pared, el me acolarro, comenzó a golpear con fuerza la pared que estaba detrás mío.

-Esto no fue un error- golpeaba con más y más fuerza, estaba gritando. Dios  se veía aterrador, paró de golpear la pared en el momento que la aboyo

-Esto fue especial, ¿lo entiendes? Tú y yo- ahora su voz era como un susurro.

-Tú, me observabas.. anoche, cuando salí de la ducha. - carajo, mi rostro estaba completamente caliente, sonrió.

-Tú me deseas- y fue entonces cuando puso se cara de niño inocente, con esos ojos cristalinos, azules como el mismísimo cielo, sus facciones era  perfectas, esos exquisitos labios, es cabello tan brillante, como el oro.
Pusé mi mano en mi cabeza, negué varias veces con la cabeza.
Después, coloque mis manos en su pecho y lo empuje hacía atrás, me miro perplejo en el momento que volví a tomar mis cosas.

-Adiós Naruto-

Camine hacia la puerta, tenía que salir de allí, no puedo negarlo, lo estaba dudando. Pero antes que yo, esta mi hijo, antes que mi trabajo, soy madre, Sasuke me necesita.
Tomé la perilla con mi mano sudada y giré de ella, antes de salír, lo observe. Por unos sengundos, y me pude dar cuenta que no sólo aboyo la pared, hizo un hoyo, y su mano, estaba empapada de sangre. Su expresión era sería, me observaba con odio, con rencor.

Ese chico se había convertido en mi perdición...

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora