Obsesión

Prólogo

~Quiero volver a casa, déjame volver... Por favor~

~Lárgate, ¡LÁRGATE!~ comencé a llorar en el momento en el que se fue.

Maldito infiel, no tiene vergüenza.

~¿Mamá?~ limpié mis lágrimas en cuanto escuche entrarle a la cocina

~Sasuke~ negué con la cabeza

~No, no me digas que papá no volverá~

~Lo siento, Sasuke~

~Todo es tú culpa~ se va furioso

~Sasuke espera~

Intenté seguirlo pero mi celular sonó

~Diga~

~Sakura, vamos. Necesito que firmes el divorcio~

~Lo siento, Ino. No es un buen momento, te llamo después~

~Sakura, por Dios, no me digas que te estás echando para atrás~

~No, no es eso.. Es que... No lo sé, Sasuke está muy molesto~

~Es normal, es su padre y quiere tenerlo a su lado, pero nunca tuvo el valor de poder hacerse responsable de ese hijo.~

Observe por unos segundos el suelo, pensando cómo es que mi relación había llegado hasta este punto.

~Te llamo después~ colgó

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¡Maldita sea! Contesta Itachi

~Sakura~

~¿Dónde diablos estás?~

~Lo siento, sigo en el oficina ~

Silencio

~No me esperes para cenar~ cuelga

No quedé satisfecha con esa respuesta.
Marqué un segundo número.

~¿Si?~

~Hola, ¿Sai?~

~¿Quién habla?~

~Soy Sakura. La esposa de Itachi~

~Oh, Hola ¿Cómo estás?~

~ Me encantaría hablar, pero se me rompió la fuente. Voy camino al hospital necesito saber si Sasuke está contigo en el trabajo~

Silencio

~Sai, por favor dime que itachi está contigo~

Hubo un segundo silencio

~Por favor, no me mientas.~

~No lo haré~

~¿Dónde está Itachi~

~No lo sé~

~Por favor~

Tercer Silencio

~Aurora St. 123~

~Gracias~

Tomé las llaves de mi auto y comencé a tomar curso.
En todo el trayecto, pensé que estaba exagerando, pero de algún modo comencé a dudar.

Llegaba tarde del trabajo, ya no me besaba como antes, ya no me dice que me ama, ya ni siquiera me toca. Llega oliendo a otra casa. Se lo mencioné pero sólo bajo los hombros e hizo caso omiso.

Le daré pronto un hijo y así me lo agradece.

Aquel día descubrí que algo andaba mal.

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~Itachi ¿Estás listo?~ dije mientras tocaba y me adentraba a su oficina

~Sakura.. No, espera~

~¿Itachi?~

~Estoy en el baño, salgo en un minuto~

~De acuerdo~
Aproveche los minutos para poder ver bien la oficina. Era muy grande y elegante. Tenía un enorme cuando de pintura justo en la parte de atrás del escritorio. Las paredes estaban pintadas de un gris obscuro. Tenía 3 sillones color azabache, un baño privado y más cuadros.~

Me acerqué a su escritorio y allí encontre una fotografía puesta boca abajo. La levanté y me mire en esa fotografía junto con Itachi.

No tuve tiempo de pensar el porqué la foto estaba así.
Un color rojo no encajaba en la oficina.
Heche un vistazo a el cuadro que estaba al lado de la puerta de entrada... Algo colgaba en una esquina, Me levanté y caminé hacia la salida. Tome aquella pequeña prenda y la estendí.
Para mi sorpresa, eran unas bragas

Comencé a llorar y se lo heche en cara, pero el me convenció de que algunos trabajadores se divertían en su oficina, pero aún así no quedé tranquila.

Cheque sus tarjetas y había comprado un collar de 5000 dólares, y no sólo eso. También había comprado boletos para salir de viaje y mucha ropa cara.

Me preocupe y se lo mencioné a Ino.

~Tranquila Sakura, ¿Su aniversario no es dentro de pocos días?

No, porqué para nuestro aniversario, el no me regalo ropa cara, ni boletos para viajar y tampoco un collar.

Me regaló un perfume..

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Apreté el volante con fuerza.

Llegué. Era la dirección que me había dado Sai

Era un hotel.

Baje de auto me adentré y lo busque con la mirada.

Lo encontré

Estaba con una mujer, alta pelirroja con anteojos.
¡Dios! Era mi alumna. Mi alumna de 15 años.

Vi como la tomo de la cintura, mientras el daban las llaves del cuarto.
Le susurró varias cosas en el oído
Ella simplemente río.

Entonces la beso.

Con mis 8 meses de embarazo sentí que alguien me había golpeado el estómago. Comencé a sentirme mareada y después caí al suelo.

Mantuve mis ojos abiertos, observando como todos corría hacía mi, para socorrerme.

Sentí que un líquido salía de mi vientre.
Lo toqué con mi mano y lo acerqué a mi rostro.

Se había roto la fuente.