(...) Él sólo la observo, río y salió de la tienda
El reloj de la sala marcaba las 3:40 pm. El almuerzo había sido un completo desastre, había remplazado los huevos y el tocino por una comida un poco más ligera, encargué a Ino eso. Cuidar sólo el pan. Y se le quemó completamente, al final de cuentas Sasuke y Naruto no llegaron, hasta hace sólo 20 minutos, así que Ino y yo comimos huevo, tocino y pan quemado. En estos momentos, Sasuke preparaba su maleta, estaba a apunto de irse, y Naruto arreglaba el motor. El imbécil de Itachi había llegado en su estúpido lamborghini.
-¡Sasuke, ya llego!- no quería que bajará del auto, y me saludara, quería evitarme eso. Sasuke bajó, lo besé, -diviértete Sasuke.- le dije mientras lo abrazaba.
-Gracias mamá- salió por la puerta, se detuvo en el garaje-Itachi había bajado del auto. Maldición. Sasuke se despedía de Naruto, un apretón de manos y Sasuke fue a el auto. Itachi entro de nuevo a el auto.
Me recargue en el marco de la puerta, alcé mi mano en modo de despedida.
Poco a poco el auto se perdió por la calle.-Creo que ya está listo- escuché decirle a Naruto, camine hacia él.
-Bien, probemos- entré en el garaje y presione el botón, la puerta abrió y cerro con facilidad. Solté un pequeño grito.
-Lo siento, es sólo que me has ahorrado mucho dinero- estaba emocionada, este chico tenía muchas habilidades.
-Son 572- me dijo con una expresión sería, levanto su brazo y abrió se mano.
Lo mire confundida.-Estoy bromendo, no es nada- puse mis manos en los bolsillos de mi pantalón.-déjame agradecerte invitándote a almorzar, en cuanto llegue Sasuke-
-Me parece perfecto, debo irme- tomó sus cosas y se marchó.
Viernes por la noche, estaba sola e Ino lo sabía, me invito a una cita doble, obviamente me negué, pero me prometio que eran muy amigables, así que decidí ir, prepare el baño, sentí las gotas calientes caer por mi cuerpo, era muy relajante. Luego de 10 minutos en el baño salí, tenía que cambiarme. No sabía que ponerme, sí algo casual o elegante, me tire en la cama, esto era desesperante. De pronto escuche como comenzaba a llover. Me levanté y me acerque a la ventada, cada vez la lluvia caía más y más rápido y fuerte. Aunque eso no detendría a Ino. Pensé, estaba por regresar a buscar ropa, pero una luz se encendió, era de la casa de al lado, del señor Jiraiya. No había cortina, eran dos ventanas muy amplias que dejaba ver todo la habitación, y allí estaba, Naruto, completamente mojado y desnudo, de espaldas, me dio una perfecta visión de su trasero, mordí mi labio, él estaba frente un espejo, aunque no dejaba ver la parte de enfrente, podía imaginarlo, Dios. Me oculte en el momento en que Naruto volteo, era obvio, yo era obvia. Espero y no me hubiese visto. Mi corazón latía con rapidez, apague la luz de el cuarto para no levantar sospechas. Después me cambiare. Estaba en la sala de mi casa, llevaba un vestido negro, mi cabello suelto, decidí hacerle algo nuevo, así que lo ondule un poco dándole más volumen y cuerpo. Y mis pequeños tacones del 10, no como los de Ino, ella usa tacones del 15, y no la culpo. Su estatura no le ayuda mucho.
En cuanto a mi, estoy a punto de medir 1.80. Con una copa en la mano y la botella de vino en la otra esperaba paciente a Ino, eran las 9:42, dijo que estaría aquí antes de las 10 así que aún había tiempo. Estuve pensando en el incidente, no pude evitar imaginarlo tomando una ducha conmigo. Mi teléfono sonó, me robó la inspiración, lo tomé y conteste.-Estoy a fuera de tú casa- era Ino, debí imaginarlo, no saldría de su auto a tocar. Colgué, tome un paraguas. Y salí de la casa. Cerré el paraguas y entré en el coche, Ino acelero. En el momento que pasamos por la casa de Jiraiya, mis ojos se encontraron con Naruto, está en la entrada de su casa, recargado en el marco de la puerta. Levanto una de sus cejas y me dedico una sonrisa, ese chico me volvía loca, pero no podía involucrarme con él, debía evitarlo, esta es la razón por la que odió a Itachi, no sería como él. Yo no soy él.

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Obsesión
FanfictionSakura una profesora de bachillerato se involucra con un joven que llega a vivir al vecindario. La pasión y obsesión nunca estuvieron tan cerca.