Novena Parte

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(...) Ese chico se había convertido en mi perdición.

Era lunes por la mañana, mi alarma sonó exactamente a las siete en punto, era un nuevo día, me levanté de la cama con gran energía, me quité mi pijama de seda, y tomé una bata para baño, tenía que sentirme pura, y eso lo hacía un gran ducha por la mañana. Entré a el baño, después a la regadera, abrí ambas llaves y salí, deje que el agua cayera varios minutos, mientras que yo aseaba mi boca. No pasaron ni 3 minutos, cuando el espejo se comenzó a empañar gracias a el vapor, el agua estaba lista, deje caer mi bata, para después entrar al baño, el agua era exquisita, a pesar del vapor, el agua no estaba caliente, ni fría. Era tibia, perfecta como a mi me encanta, caminé hacia el fondo con lentitud, mientras que mi piel aceptaba el cambio de temperatura, luego de unos segundos, entre completa. Pude imaginar todos mis errores, toda mi suciedad cayendo de mi, todas las mentiras y engaños, era como sí todo lo malo desapareciera. Era como sí el agua fuera mágica. Los baños me hacían sentir renovada.
En cuanto salí del baño, me vestí con mi camisa marrón, mis jeans y unos botines color "camello" reí al pensar eso.

-Itachi, camina más rápido, quiero ver los sofás para la sala.

-Ya voy.- hace tres semanas que Itachi y yo nos casamos, estoy muy feliz. desde pequeña este fue mi sueño, el casarme, no tanto, escoger toda mi mueblería. Eso ese era mi verdadero sueño, colores, formas, texturas, precios. Todo me fascinaba. En estos momentos estábamos en la "Voel" es una mueblería muy famosa, y costosa. Pero no me preocupo por el precio, Itachi consiguió un nuevo empleo en una empresa, gana muy bien, estoy segura que en 5 años, el será el presidente, no un simple empleado. Sin embargo, no quiero que todo el gastó sea de su parte, iré tras el empleado de maestra de literatura en la prestigiosa Universidad de Tokio. Itachi me toco el hombro.

-Tranquila mujer.- voltee a verlo, él era mi mayor tesoro. Le dedique una sonrisa.

-Vamos.- lo tome de la mano y lo guíe hasta la sección de "sala", había gran variedad, no como en otros lugares donde sólo hay uno o dos sillones expuestos, al contrario, había al rededor de 53 sofás diferentes, me fascinaba.

Una trabajadora de unos 19 años, nos atendió, se acercó preguntado sobre nuestros gustos, ella era bonita, castaña de ojos asules, caucásica, altura media, podía notar sus pecas, era muy difícil verlas a distancia, debido a que las tapaba con maquillaje.

-Hola, buenas tardes. ¿Hay algo que busque en especial? -. Parecía ser muy amable.

-Hola, pues... Espero y me sorprendas.- le conteste, de igual manera, amablemente.

-Claro, ¿viene sola?.- debo decir que esa pregunta me altero mucho, di un pequeño brinco, volteando a mis lados, Itachi había desaparecido, ¿dónde estará? Saqué mi teléfono, había un mensaje de él.

"Cariño, no quise entretenerte, así que me escape para ir a hacer mis necesidades, no te vayas. Escoge la sala que quieras, sea cual sea tú decisión, me encantara.
Te amo."

Sonreí estúpidamente.

-Señorita.- me llamaba.

-Sí, enséñame cada uno.- Ella sonrió con algo de... ¿Fastidio?

Caminamos poco a poco, me mostraba con molestia todos y cada uno de los sillones, por mi parte, me tomaba mi tiempo los tocaba, me sentaba en ellos, me sentía deseada. A pesar del mal humor de la trabajadora, yo me sentía muy bien. Ahora mismo estaba viendo un sofá color beige, muy hermoso, me senté en el para apreciarlo más, era comodisímo. Perfecto, era una sala completa, 3 sillones y varios muebles color caoba, muy bonita y elegante.

-¿Qué precio tiene?- estaba decidida, esta sala era la indicada, la mujer me vio un poco extrañada, bufo después.

-Lo siento, pero no creo que esta sala alcance para su presupuesto.-
¿Qué? ¿Qué había dicho esa perra?
Creí que era una broma pero ella perecía muy sería ¿hablaba en serio? Y fue entonces cuando voltee indígnada, al lado de las salas, estaban las recamaras y pude verme un uno de los tantos espejos. De coleta, un suéter rayado, mis jeans y unas zapatillas plateadas, luego lo vi, jeans, blusa blanca, corbata. Era sencillo, pero se veía increíble a comparación de mi. Itachi se acercaba con cautela, la chica pareció notarlo, quedó perpleja por su atractivo, lo sé. De marchó dejándome allí, sola.

-Hola, buenas tardes caballero ¿busca algo en especial.? Ramera. Observaba todo, no había mucha distancia entre nosotros, sólo algunos metros, podía escuchar todo con claridad. Itachi la miró y sonrió.

-Sí, una esposa.- la chica bajó la mirada, estaba completamente nerviosa. Novata, Jajajaja. Reía por dentro. Estúpida.

-Ah, muchas gracias, ya la encontré.-Itachi caminó hacia mi, me tomó por la cintura y me beso la mejilla, esa chica estaba tirando baba, lo podía sentir. Muérete de envidia.

-¿Qué pasó cariño? ¿Encontraste alguno?- me pregunto.

-Sí cariño, pero la mujer de allá, -La señale- dijo que esta sala no estaba dentro de nuestro presupuesto. - me las iba a cobrar, Itachi la miró y frunció el ceño.

-Señorita, por favor, enpaque estos sillones color café.- le ordeno. La mujer se acercó.

-Discule, esos no son sillones "cafés"-
Dijo con superioridad.

-¿Entonces? Itachi arqueo la ceja. La mujer sonrió de lado.

-Es color camello.- ¿color camello? Es una broma ¿verdad? Parecía que Itachi iba a explotar, esa chica era realmente molesta. Itachi tomó su gafe que estaba en su pecho.

-Eres Gasai ¿verdad?- pregunto.

-Sí- afirmo ella

-Dime entonces Gasai ¿de que color son los camellos? - río un poco.

-Cafés.- contesto humillada.

-Mamá, invité a papá a comer esta tarde, ¿estás de acuerdo?- Sasuke había entrado a mi habitción.

-Sí amor, ven aquí.- Sasuke caminó por toda la habitación hasta llegar a mi. Lo tome por el cuello y lo atraje hacia mi, para darle un fuerte abrazo.

-Te amo.- le confesé

-También te amo mamá.-

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora