Vigésima Primera Parte.

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(...)-No puedes escapar de mi- dijo antes de unir nuestras bocas en un beso profundo lleno de lujuria.

-Necesito ayuda Ino- le supliqué al verla sentada en el sillón con una expresión de sorpresa.

-Sakura...- contestó negando con la cabeza.

-Es un acosador- dije mientras me lamentaba en el fondo haberlo conocido.

-Sakura, no lo creo.

-Pues debes creerlo.

-¡No me lo creo! ¡¿Por qué no me habías contado antes todo esto?!.

-¿Eh?

-Me siento indignada, soy tu mejor amiga. No debiste ocultarme nada.

-Ese no es el problema ahora Ino.- le comenté seria.

Ino bufó. 

-Tienes razón, pero aún así creo que le estás dando mucha importancia.

-Claro que le estoy dando importancia, esta pegado a mi, te juro que si no lo aparto nuestra piel se va fundir.

-Está bien.

-No sé que hacer.- dije

-¿Qué tanto sabes de él?

-Casi nada.

Ino se quedó mirando en techo, con una mano en su barbilla y haciendo gestos en la cara.

-¡Lo tengo!- exclamó después de hacer su mano izquierda un puño y dejarla caer sobre la otra que estaba abierta. Sentí un gran alivió dentro de mi.

-¿Qué?- estaba ansiosa por saber que se le había ocurrido, de seguro era una increíble idea. Ino era muy inteligente y...

-Debes entrar en su casa.

Una idiota.

-¡¿Qué?! ¿quieres que interrumpa la casa de Jiraiya?

-Algo así.

-Debes estar loca ¿qué sentido tendría entrar?

-Vas a buscar algo que puedas usar en su contra.

-¿Amenazarlo?

-Sí

-No, no, no. Definitivamente no.- contesté alterada mientras negaba con la cabeza y los ojos cerrados.

-¿Y qué piensas hacer?- Volteo sus ojos.

-Hablar con él.- Ino se quejó.

-¡Sakura! Ya hiciste eso y no te ayudo en nada.

-Lo intentaré de nuevo, cualquier opción es mejor que esa.

Me resulta inquietante de tan solo pensarlo, ¿entrar en la casa de Jiraiya? Imposible, aún estando en una situación de vida o muerte. Tengo que descartar esa idea.

Era martes por la mañana, había preparado en desayuno pero Sasuke aún no había bajado, ya era tarde, por esa razón estaba gritándole.

-¡SASUKE!- ya tenía rato así, mi garganta comenzó a quemarme, miré nuevamente el reloj de mi muñeca para después subir desesperada por las escaleras. Justo cuando estaba en su puerta toqué varias veces.
Luego de fallar abrí bruscamente la puerta. Para mi sorpresa me encontré a Sasuke en la cama, aún con la pijama. Le quite los audífonos, posteriormente se levanto alterado.

-¡Mamá!- me reclamó.

-¡¿Sabes la hora qué es?!- pregunté furiosa. Sasuke sólo se quedó parado sin decir nada

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