Tres.

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– ¿Cariño? ¿Charlotte? Mierda, ¿Charlie? –Creo que nos movemos, o él se mueve. Parpadeo muchas veces antes de ver su rostro, se ve preocupado. ¿Por qué me está cargando?

– ¿Don...? –Veo como puntos negros empiezan a hacer mi vista imposible– Tengo sueño –anuncio recostando mi cabeza contra su pecho de nuevo.

– ¿Segura que es eso, Charlie? –Nos detenemos, creo que él iba a un paso muy rápido. Balbuceo un "sí".

Tengo mucho sueño.


Despierto por el sonido de la ducha. Nick se está daño un baño, lo que quiere decir que me he despertado bastante tarde. Me siento en la cama, quitándome las sábanas de encima. Mi estómago gruñe de inmediato, estoy famélica. Me ha cambiado de ropa, llevo una de mis pijamas y unas medias, mi cabello está suelto, así que lo recojo con una moña en una cola de caballo. Cuando estoy a punto de levantarme, él sale del baño. Me ve atentamente caminando con su toalla alrededor de su cintura, toma mi barbilla con una de sus manos y me da un pequeño beso en mis labios. Me regala una pequeña sonrisa. Sé que está preocupado, así que se la devuelvo, tranquilizándolo.

–Ya llamé a Derek, él se encargará de todo hoy –avisa caminando hasta el armario walk-in. Frunzo el ceño, ¿Cómo que él se encargará de todo?

– ¿A qué te refieres? –Me levanto inmediatamente. Si cree que no iré a trabajar está muy equivocado.

–Que hoy no te moverás de la cama, a eso me refiero –Su voz se escucha dura, como si no me fuera a dar permiso.

Entro al armario, él está colocándose unos pantalones oscuros, me ve con gesto impasible. Tomo unos jeans oscuros y una blusa clara, cuando estoy tomando mi ropa interior para dirigirme al baño, tomar una ducha e ir al estudio me detiene.

–No vas a ningún lado –Cierra el cajón. Lo miro confundida, ¿acaso se cree mi padre?

–Sí. Voy a trabajar, Nick –Trato de tomar mis cosas del cajón, pero él es más grande y más fuerte que yo, y si no me va a dejar, pues no me dejará. Así que me decido por evitarnos una pelea, caminando con mi ropa en manos hasta el cuarto de lavado, que queda a unos cuantos metros de la cocina. Ahí tengo unas cuantas bragas limpias, pues las lave hace poco. Él me sigue, así que las tomo rápidamente. Las quiere tomar, pero yo trato de correr por el pasillo. La situación me da risa, así que termino resbalándome por las medias y mi descuido. Es imposible no echarme a reír mientras aprieto mi ropa contra mí y él trata de quitármelas, colocándose encima de mí. No siento su peso, ya que sus piernas están a cada lado de las mías.

–No, no, no –balbuceo entre carcajadas. Él también ríe, y parecemos unos tontos a mitad del pasillo.

–No vas a ir a trabajar –dice dándome besos en mi cuello. Niego una y otra vez con mi cabeza.

–Este tipo de soborno no sirve conmigo –Ubico mis brazos en sus hombros.

Y por un momento me puedo sentir tranquila.

Entre sus brazos siempre me sentía en paz.

–Aparté una cita con el Dr. Brunner a las cuatro de la tarde –Me da un beso en mi mejilla. Mi cuerpo entero se tensa.

No, no, no.

–No, cariño. No puedo, tengo que trabajar –Trato que mi voz suene tranquila y convincente, Nick mira mis ojos.

– ¿Segura? –Asiento–. Jamás te había visto así, cariño. Estoy preocupado –Lo miro un poco desesperada.

–Sé que lo estas, pero necesito trabajar, estoy bien –le aseguro–. No hay nada por lo que tengas que preocuparte. Estamos bien –Le doy un beso en su nariz.

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora