– ¿Qué tal si vienes conmigo a la fiesta? –Despego la mirada del televisor de la sala y miro a Lena, va elegante y se ve hermosa. Por un momento me pongo a pensar sobre mis pantalones de pijamas llenos de manchas de helado de chocolate secas y mi camiseta de Snoopy que en realidad pertenece al armario de Nicholas.
Solo recordar su nombre hace que mis ojos se agüen de nuevo. Suelto la cuchara llena de, esta vez, helado de vainilla que cae directo a la manta que me cubre. Lena suelta su bolso en cuanto está a mi lado, sentada en el sofá.
–Oh cariño –Su cabello, en esta ocasión, de color rosa se pega a mi rostro lleno de lágrimas. Sollozo un rato contra ella, mientras acaricia mis hombros en un abrazo– ¿No quieres ir a ver bajar la bola? –Niego soltando un sollozo de lo más penoso. La última vez que estuve esperando ver la bola bajar y recibir un nuevo año, Nicholas me tenía agarrada de la cintura y veíamos todo desde la terraza del edificio de su oficina. Recuerdo como me miró con una sonrisa enorme adornando sus labios antes de estrecharme en sus brazos y darme el primer beso de 2012.
No puedo creer que hace unos cuantos días desperté en su apartamento y me daba feliz navidad, o días más atrás cuando fuimos a San Francisco a celebrar acción de gracias con sus padres. Todo es un desastre ahora.
Estoy hecha un desastre.
Una semana sin dejar de llorar.
Una semana usando el mismo pijama, donde Lena me ha arrastrado cada dos días al baño y meterme bajo la ducha.
Una semana sin saber de él.
¿Estará con alguien más en la azotea del edificio viendo como el montón de gente ve el espectáculo, ansiosos de la llegada del año nuevo?
–Vamos, Charlotte ¿qué puedo hacer por ti? –pregunta cuando ya me he limpiado el rostro con unos de los pañuelos que ha sacado de la caja de la mesa de café, donde los ha dejado especialmente para mí.
Niego mientras sueno mi nariz roja e hinchada.
–Ve a divertirte –Ella me ve un largo segundo.
–Solo si prometes no suicidarte –Por primera vez en la semana puedo esbozar una sonrisa, aun cuando sé que se ve cansada y algo triste, pero sigue siendo una sonrisa al fin y al cabo.
–Lo prometo –susurro.
Lloro mientras veo uno de los especiales donde muestran el resumen del año. Estoy hecha una mierda y solo falta media hora para que la transmisión de la bola cayendo en el Times Square empiece. Sonrío en cuanto paso de canal y doy con Animal Planet, pasan un maratón de gatitos graciosos, pero en ese momento empiezan a tocar la puerta con determinación.
Lena siempre deja sus llaves, aunque puedo afirmar que se ha arrepentido de irse y dejarme aquí sola con unos pañuelos para llorar en la soledad del apartamento. Abro la puerta sin revisar quien es ni preguntarlo, por lo que me quedo de piedra al ver a Nicholas aquí, enfrente de mí. Se ve imponente y parece que aun lleva su traje de trabajo, aunque va sin corbata y con unos botones sueltos. Me ve un largo rato, donde yo me encargo también de observar lo impecable que se ve su vestimenta, pero lo larga que se ve su barba que siempre la mantiene corta, el cansancio de sus ojos y el desorden de su cabello.
No soy capaz de hablar, solo me sorprendo de su llegada; había dejado muy claro que no volvería a buscarme en el momento cuando deje su apartamento hace nada más una semana atrás.
–Lo siento –Pasa sus manos frustrantemente por su rostro tratando de despejarse, se ve nervioso y a la vez algo enojado, no sé si está enojado conmigo.
Niego con la cabeza para que no lo diga, la única que tiene culpa en esta discusión soy yo.
–Escucha Charlie, yo... soy un total imbécil. Nunca debí decirte eso –Abre la boca pero no sale nada de esta por unos largos segundos. Mi tortura se acaba cuando por fin suelta:–. Estoy muy arrepentido de decirte todas esas cosas, siempre te estaré esperando. Estuve toda la noche pensando en cómo no me habías llamado ni te habías comunicado conmigo, ¡porque eso era lo que quería! Pero luego recuerdo que fui un idiota que te pidió aquello –Lo miro sin decir nada–. Soy un completo idiota, –repite– perdóname. Yo te amo, Charlie.
Asiento y solo me puedo echar a llorar, no se me puede culpar porque esto es lo que quiero.
Lo quiero a él.
–Lo siento –susurro con mi mirada en el suelo.
Mi cuerpo choca con el de él en cuanto nos une en un abrazo y empieza a besar mi sien. Es una suerte que mi cabello este recogido en una coleta algo desordenada hecha por Lena desde la mañana en que me dio un baño, estoy hecha un desastre.
Mi año termina con él acompañándome en mi sofá viendo la bola caer en el televisor, mi manta manchada de helado guardándonos del frío y sus labios sobre los míos y quiero que todos mis años sean tan bien recibidos.
Miro a todos lados tratando de tranquilizarme.
Estoy bien.
También estoy sola.
Respiro hondo tratando de que el pánico no me ataque.
Tocan la puerta de la habitación donde me encuentro, es simple y solo hay una pared de espejo, un tocador y unas cuantas sillas cómodas. La maquilladora y la mujer que me peino, arreglo mis uñas y ayudo a ponerme el vestido se han retirado hace menos de cinco minutos.
–Pase –suspiro. Entra un Derek que viene vistiendo un traje de lo más elegante y una sonrisa en sus labios.
– ¿Lista? –Su sonrisa es gigante y una de sus cámaras viejas cuelga de su cuello. Hoy no hará de fotógrafo, pero se la ha traído porque se siente traicionado y porque -según él- necesita sus propias fotos para este momento.
Boto aire por mi boca en cuanto él empieza a guiarme entre los pasillos para llegar a donde me espera Nick, en las puertas del salón donde nos vamos a casar. Aba me interrumpe antes de llegar al lugar donde Nick me espera a su lado, me entrega mi pequeño ramo de rosas rojas y me sonríe con felicidad.
Camino hasta Nick con una sonrisa enorme, puedo sentir mis mejillas doliendo, pero ahí se encuentra él. Se ve perfecto y emocionado. Escucho la cámara capturando el momento y el flash de la cámara de Derek hace que el rostro de Nick se ilumine. Él me tiende la mano para caminar hasta el final del pasillo que se ha creado entre las sillas de los invitados.
Siento mis ojos picar por las lágrimas de felicidad que se acumulan en las orillas de estos en cuanto él agarra mi mano y da un beso rápido en la palma, justo en ese momento empieza a sonar la lenta melodía de You're beautiful en piano, es cuando Aba nos indica que podemos empezar a caminar.
Solo porque el capítulo pasado fue muy corto y me demoré en actualizar .
Además, estoy agradecida con los nuevos votos y los nuevos lectores.
Espero que les guste.
Besos.
iNeedmyVoice

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Charlie
General Fiction- ¿Qué has hecho? -preguntó con voz rota al ver sus costillas marcadas con su piel encima. Ella miró hacia otro lugar de la habitación con los ojos empañados. No me quiere, he hecho todo lo que he podido para complacerlo, para complacerme a mí, no l...