Nos levantamos de la mesa, he dejado la cámara en mi silla con el fin de devolverme a vomitar; aun cuando no tengo las gotas para mis ojos, o mi cepillo de dientes, pienso en ir a algún baño, porque es urgente. Entramos en el elevador y justo cuando se va a cerrar, lo detengo.
– ¡Mi cámara! –Mi cara de preocupación es real, estoy preocupada de vomitar aquí mismo– No demoro, debí haberla dejado en la mesa –Empiezo a caminar pero él me detiene.
–Tranquila, ya voy yo –Le sonrío y le doy un beso en su mejilla. Me pasa la tarjeta que abre la puerta de la habitación y camina tranquilamente al restaurante, donde empiezan a llegar personas a montón.
Cuando está fuera de mi campo de visión me echo a correr y me dirijo hacia los elevadores, dándole al botón de la planta ocho con fuerza. Para mi bien, nadie toma el elevador, así que en menos de dos minutos estoy corriendo por los pasillos del piso ocho del hotel.
Cuando abro la habitación no me molesto en encender las luces, nada más entro al baño cerrando con fuerza la puerta. Como sé que va a ser algo rápido no le pongo seguro, además de que Nick no tiene llaves de la habitación.
Con solo arrodillarme frente al retrete, el asqueroso vómito sale de mi boca, todo de una sola vez. El sabor del vomito de café es asqueroso. No tengo tiempo de llorar o de hacer nada más, tiro de la cadena y me levanto de inmediato. Tomo mi bolso de aseo y busco con rapidez mis gotas. Me las aplico rápidamente y cuando estoy lavando mi cara empiezo a escuchar pasos por el pasillo, ya que el baño queda justo al lado de la puerta de la habitación.
Estoy cepillado mis dientes con rapidez y echándome un poco de perfume cuando él toca la puerta.
–Voy –balbuceo en medio de la espuma. Miro por última vez mis ojos, que han tomado su color normal y salgo del baño para luego abrir la puerta. Nick me ve con una sonrisa y con mi cámara en sus manos.
–Eres una despistada –Besa mi mejilla y camina hasta la cama, donde sé que va a esperar hasta que termine de utilizar el baño. Cuando termino de arreglarme y me aseguro de que el olor ha desaparecido, salgo.
–Estamos perdidos –asegura Nick viendo el mapa que nos han regalado en la recepción del hotel. Yo bebo mi bebida hidratante mientras lo observo divertida con la situación. Me abraza por la cintura mientras estamos parados en mitad de una plaza bastante bonita, buscando con desesperación la casa de Ana Frank.
–Creo que lo tienes al revés –Río, terminando mi bebida y botando el envase en la basura que tengo a unos cuantos metros.
No es que me guste mucho tomar un mapa y buscar lugares de interés, me gusta más descubrir la belleza de las cosas que se nos presentan, pero a Nick le gusta la organización y planificación. Somos como agua y aceite.
–Vamos, yo te guío –Tomo el mapa y empiezo a caminar hasta Ana Frank, donde hay una fila bastante larga, pero aun así llegamos a tiempo, ya que tenemos reservas. Nuestro tiempo está fríamente calculado por Nick para alcanzar a comer algo e ir al Barrio rojo y llegar antes de las once al hotel, ya que mañana tenemos planeado pasar el día en unos cuantos museos y conocer un poco más la ciudad sin apuros.
Beso su mejilla mientras caminamos paralelos a un canal.
–Esto es muy bonito –aseguro viendo los barcos a cada lado, como las gotas de llovizna hace que toda la tranquilidad del agua se acabe. Inmediatamente saco el paraguas de mi mochila, junto con mi abrigo no tan grueso, pero si acogedor.
La transparencia del paraguas me gusta, ya que puedo ver como las gotas caen y escurren hasta tenerlas goteando la orilla de este. Me encanta la lluvia, pero Nick a penas la soporta. Seguimos caminando hasta que nos damos cuenta de que podemos llegar al Barrio rojo ahora, que ya está a empezando a oscurecer y podemos encontrar algún restaurante de camino.
No nos queda muy lejos, así que decidimos ir caminando, él aun pegado a mí como una lapa, pero eso me hace feliz, porque no se quiere separar de mí. Me siento de la misma manera.
Río con él mientras me empuja para entrar a otra tienda erótica, estamos a unos cuantos metros de la zona del Barrio rojo, pero a él se le ha dado por molestarme cada vez que ve una tienda erótica, y hay bastantes de camino acá.
–Este disfraz es mejor que el anterior. Sí que tienen imaginación por acá, ¿quién diría que una astronauta podría ser sexy? –Río con fuerza mientras nos guío a seguir caminando–. Aunque tú te ves sexy con todo –Besa mi cuello mientras yo río.
Mentira.
Caminamos unos metros más y nos adentramos en las calles del barrio rojo, donde hay grandes grupos de chicos, algunos jóvenes, otros no. Empiezo a buscar a las chicas sexys y desnudas de las vitrinas, pero no encuentro nada. Suspiro con alivio.
No me gustaría ver.
No me gustaría que Nick pudiese comparar a la ballena de su novia con chicas lindas.
Hay gente por todos lados, restaurantes y bares, letreros con muchas luces y mucho ruido. Caminamos entretenidos por la vida que se siente, todos divirtiéndose y alegres.
– ¿Quieres una cerveza? –Le pregunto al ver un local algo pequeño con gran variedad de cervezas. Asiente mientras me acompaña, sostiene el paraguas cubriéndonos a ambos, pero a nuestro alrededor a las personas les da igual estar empapándose.
Cuando él tiene una cerveza en su mano, y ya le he robado un pequeño sorbo, seguimos con nuestra exploración.
Y me arrepiento cinco minutos después.
A nuestro alrededor solo hay chicas muy lindas, casi desnudas, haciendo peticiones obscenas principalmente al montón de hombres que pasan entre las calles. Creo que nos encontramos en la principal, ya que leí que está el lugar de chicas rellenas, gays y para todos los gustos. Pero esta calle está llena de chicas, en su mayoría, rubias y pelirrojas que no paran de incitar a cualquiera que pase para tener algo.
Es su trabajo, nada más.
En Ámsterdam se respeta mucho este trabajo, además de que los hombres de seguridad y proxenetas tienen los ojos abiertos buscando quien llegue a tomar fotografías o a reírse de alguna.
Miro de reojo a Nick, que nada más ve a su alrededor con una expresión que no trasmite nada, toma un trago de su cerveza y voltea a verme. Me sonríe antes de darme un beso en mi sien.
– ¿Te estas divirtiendo? –Su tono me hace sonreír. Sabe que la estoy pasando de todo menos genial– ¿No te parece todo muy creativo? Casi todas usan ahora el neón en sus trajes, algunas llevan hasta maquillaje neón, ¿Quién lo diría? Ya no más animal-print .–Lo dice como si supiera mucho de moda y cuchichea como lo haría mi madre. Me río con él y le doy un beso en los labios para hacerle saber que estoy bien.
Lo intenté, pero fue difícil cambiar todo el capítulo sin cambiar la trama de los siguientes.
Sé que quedo muy corto, pero los siguientes serán mejores.
Subiré pronto.
Gracias por los votos y las lecturas.
iNeedmyVoice
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Charlie
General Fiction- ¿Qué has hecho? -preguntó con voz rota al ver sus costillas marcadas con su piel encima. Ella miró hacia otro lugar de la habitación con los ojos empañados. No me quiere, he hecho todo lo que he podido para complacerlo, para complacerme a mí, no l...