Veintitrés.

357 28 4
                                    




Miro a la desconcertada rubia pellizcarse su brazo por un largo rato mientras su rubio esposo trata de llamar su atención, pero ella parece feliz en su nube de asombro, creo que le he dado la noticia de su vida. Tiene una agencia preparada para firmar cualquier acuerdo que se acomode a lo que ella desee.

–Bueno, creo que fue una reunión muy productiva. Deberías enviarnos todos los datos que necesita para empezar en un e-mail. –Asiento hacia el Sam que toma a su esposa con cuidado y trata de guiarla hasta la puerta. Me empiezo a preocupar por Sam, parecía en shock.

Sin darme cuenta termino sola en la oficina sin más noticias que dar.

Reviso la hora y me levanto de mi silla de oficina, tengo una cita muy importante a las cuatro. Nick me acompañará a comprar mi vestido de novia. No creo que sea de mala suerte, si es que creo en la suerte, además de que mi cita es en la carísima tienda que me ha recomendado Marie, la esposa de Carl -compañero de trabajo de Nick-.

La mujer parecía muy feliz y hasta trataba de integrarme más a su grupo de mujeres que se veían demasiado elegantes y sofisticadas en sus vestidos que llevaban a la pequeña sorpresa que había organizado Carl. Todas ellas eran esposas de grandes hombres  y se dedicaban, la mayoría, a tener hijos y "cuidar" de ellos, la última parte incluye muchos eventos sociales y salidas para comprar en tiendas bastante caras.

Daba miedo de solo pensar que podría acabar como ellas, pero yo no caería, Nick tampoco me dejaría.

Cuando los dos estamos caminando de las manos por las aceras de Nueva York me siento feliz de poder vivir este momento junto a él. No tengo buenas amigos, además de Derek, con quien sintiera la necesidad de cuchichear y emocionarme por comprarme un vestido. Solo está él.

El lugar es fantástico, muy ostentoso y elegante, pero es agradable. Tiene ese olor a flores y perfume caro, las vitrinas son bastante altas y el techo en su mayoría está iluminado, haciendo que el sitio esté demasiado brillante. Nos preguntan por nuestros nombres para luego enviarnos a un apartado y darnos una copa de champaña a cada uno dejando la bastante cara botella cerca de nosotros, en menos de dos minutos tenemos enfrente a una mujer que se ve bastante delicada y sofisticada para solo llevar el color negro en su vestimenta.

-Hola –Nos regala una sonrisa con ojos entrecerrados; es algo bajita y delgada, lleva un vestido ligero pero aun así elegante y un recogido algo simple, pero que no se ve mal, en su rubio cabello que se le ve perfecto en su blanca piel-. Mi nombre es Ámber y hoy les asesoraré. –Nos indica que podemos, o puedo, decirle una pista de lo que quiero, pequeños detalles para ayudarme con la búsqueda de mi vestido ideal.

Sé que ella cree que me veo muy dispuesta a algo muy extravagante, pero le aclaro que quiero algo sencillo pero bonito, blanco, no importa la tela, sin velo ni mangas, tal vez algo corto. Simpleza, es mi última palabra.

–Está bien, Charlotte –Me da otra sonrisa, parece que ama sonreír–. Pero bueno, tengo que preguntar antes de llevarte a los vestidores a medirte lo que pueda conseguir, ¿tienen un límite? Quiero decir, te puedo traer un Vera Wang, Monique Lhuillier o simplemente un diseñador local pero aun así puede ser muy bonito y simple, como lo buscas.

Niego enseguida sin mirar a Nick, no lo he habado con él, pero yo voy a pagar mi vestido. Es decir, él es quién quiere esta boda por lo alto, por mí no hay problema en solo ir al ayuntamiento y casarnos, pero él viene de un familia bastante tradicional y esto es lo que quiere.

–Mi tarjeta no tiene límite en este momento –aseguro antes de que ella se marche con una sonrisa más grande a comparación con la que entró. Yo me siento junto a Nick, que a pesar de que tiene su ceño fruncido sigue siendo muy guapo.

–Yo quiero pagar todo, Charlie –Me da un besa y me acurruco a su lado.

–Pero yo solo quiero pagar mi vestido –le digo con un puchero antes de presionar mis labios con los suyos y zanjar el tema.

Ella empieza a poner unas pinzas que toman todo el sobrante del vestido en la parte trasera, dejándome ver desde el espejo del vestidor como ese montón de tela empieza a tomar forma en mi cuerpo. El desánimo que sentí mientras ella terminaba de poner la tela sobre mí y ver que esta no tenía forma alguna sobre mí me molestó un momento, pero ahora me siento emocionada de nuevo y como está emoción me empieza a afectar. Siento el picor de mis ojos, pero lo contengo.

Me voy a casar con Nick y este vestido blanco muy lindo con hermosos detalles está aquí para terminar de confirmármelo.

Salgo del vestidor y nada más tengo que caminar unos cuantos pasos hasta llegar a Nick, queda un poco grande, pero Ámber me ha asegurado que todo puede ser arreglado con un mes de anticipación para un Vera Wang. Me siento como una princesa, solo que sin mangas, un vestido corto y algo americana. Tal vez me siento como Kate Middlenton, sin la parte de Sarah Burton y Alexander McQueen.

Nick me mira con los ojos muy abiertos y una sonrisa que puede llegar a hacer que sus mejillas se acalambren. Se le ve muy feliz en cuanto yo me pongo a posar de una manera muy exagerada y algo alocadas, pero el aun así me ama y le gusta el cómo se me ve el blanco. Me toma unas cuantas fotos con su móvil y yo solo sonrío como si se tratase de una niña en Halloween que se ha disfrazado de su princesa favorita.

– ¿Qué opinas? –me dirijo a Nick. Se levanta del sillón bastante cómodo que está situado a unos cuantos metros del pequeño soporte que me tiene unos cuantos centímetros más arriba.

–Cariño, te ves preciosa –Su expresión es única y amo la manera en que parece quedarse sin palabras.

Me miro en el espejo que ocupa toda la pared de enfrente. Es muy bonito, pero no siento que este deba ser, quiero que el vestido me impresione, que me pregunte si soy yo cada vez que me vea al espejo, es muy... normal. No quiero algo extravagante, pero quiero algo único.

–Me gusta pero... –Aliso la amplia pero muy sencilla falda del vestido en encaje– No es el mío.

Ámber asiente y me indica que puede tener otro para mí.

Esa misma tarde, luego de tres vestidos más, encuentro mi vestido. Termino contradiciendo mis palabras al describir el vestido que quería en un principio, pero ¿qué se puede hacer? Es el vestido de mis sueños.








A mi nueva lectora, Roselyn1D.

Me emocionas con tus votos y comentarios, gracias.

iNeedmyVoice

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora