Once.

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–Charlie –Me despierto de un salto cuando escucho el susurro débil de Nick y su brazo sacudiéndome. No me demoro en encender la luz de la mesilla de noche que se encuentra al lado de la cama.

Creo que me quedo unos momentos en shock mirando la sangre en la cama, solo unos segundos, donde Nick respira con dificultad por su boca, mientras por esta solo sale sangre, mucha sangre.

–Mierda –Se me llenan los ojos de lágrimas en el momento en el que me acerco a él para hacer que baje la cabeza y acariciar su espalda mientras empieza a escupir sangre–. Tranquilo cariño, vas a estar bien.

Me separo de él y salto de la cama caminando los pocos pasos que me separan de la mesilla que está del lado de Nick. Empiezo a acariciar su espalda mientras marco lo que dice que es el número de emergencias en el papel con la información de las llamadas. La mujer habla en neerlandés y solo me puedo sentir presionada e inútil.

–Necesito una ambulancia –La mujer sigue hablando en su idioma mientras yo solo repito la palabra ambulancia, el nombre del hotel y número de habitación. Sollozo cuando la mujer solo dice un "Ok" y cuelgo al instante. Miro a Nick, no ha dejado de sangrar, el hilo de sangre que cae de su nariz se junta con el montón de sangre siendo expulsada por su boca. Me siento inútil y estúpida al no saber que más hacer.

» ¿Te puedes levantar, cariño? –Él asiente con su cabeza mientras lo sostengo desde su cintura. Apoya poco peso de su cuerpo en mí, porque él y yo sabemos que si apoya todo su peso en mí terminaremos en el suelo. Abro la puerta del baño, donde lo dejo sentado el sanitario con la tapa abajo para luego mojar una de las toallas pequeñas que se encuentran apiladas. Paso la toalla por su rostro lleno de sangre, mientras él me ve con ojos llorosos y su boca entre abierta mientras respira con dificultad. Se me escapa un sollozo nada más verlo. Él siempre es el fuerte de los dos. Es mi apoyo. No le puede pasar nada porque no lo merece, no merece sufrir. No merece dolor.

Su mano derecha empieza a quitar mis lágrimas mientras yo solo puedo morder mis labios para no romper en llanto. Minutos después -que parecen horas-, los paramédicos entran a la habitación seguidos por dos hombres del personal del hotel que han abierto la puerta. Mientras suben a Nick a la camilla, el empleado me aconseja ponerme algo abrigador y calzado, nada más llevo mi pijama de shorts y una camiseta, que van manchadas de sangre. No me molesto en cambiarme, solo me pongo un abrigo grueso y empiezo a poner unas botas en cuanto empiezan a movilizar a Nick. Tomando mi bolso con nuestros pasaportes y algo de dinero, salgo al pasillo dando traspiés tratando de alcanzar a los apurados paramédicos que empujan de la camilla, varias personas se encuentran viendo a Nick desde sus puertas.

Me mantengo a su lado mientras bajamos los ocho pisos a recepción en el elevador, también tomo de su mano camino al hospital más cercano en la ambulancia. Él no cierra sus ojos, los mantiene perdidos entre el techo de la ambulancia y mi rostro, lo cual me deja algo tranquila, solo un poco.

– ¿Familiares de Nicholas Wells? –El acento del doctor que se encuentra en la puerta de sala de emergencias se marca cuando dice el nombre de Nick. Es un hombre algo joven y para mi sorpresa es castaño, pero no me enfoco en ello. Me enfoco en que me llama para darme noticias de Nick, de quien no he tenido noticias desde que estoy sentada en la silla de la vacía sala de espera. Me levanto de salto y camino rápidamente hacia el hombre en bata.

No digo nada, aunque quiero preguntar tantas cosas. Empezando por: ¿Nick está bien?

–El señor Nicholas ya está estable. Le hemos realizado exámenes de conteo sanguíneo completo, una endoscopia nasal, mediciones del tiempo parcial de tromboplastina y protrombina. Los resultados apuntan a que se trata de que ha estado tomando anticoagulantes, tal vez una aspirina, lo que ha hecho tenga una grave hemorragia y luego procedió a tener un shock hipovolémico –Hace una pausa para respirar–. El shock hipovolémico ocurre cuando el volumen sanguíneo circulante baja al punto que el corazón se vuelve incapaz de bombear suficiente sangre al cuerpo, causado en el caso del señor Wells por la pérdida de sangre; este shock puede causar desde daño cerebral hasta ataque cardíaco, incluso la muerte. Sin embargo, el señor Wells se encuentra estable y puede pasar a verle.

Me mareo ante tantas palabras que fueron pronunciadas de forma brusca con toda esa información. Aunque el hombre no pierde tiempo en guiarme por el pasillo lleno de habitaciones hasta abrir una y dar con Nick. Se encuentra con una vía intravenosa en la parte interior de su codo izquierdo, descansando en esa pequeña cama, rodeado de unos cuantos cables. Una cama vacía y arreglada, igual a la de él, se encuentra del otro lado de la habitación, lista para otro paciente.

Está despierto, pero no me ve. Se encuentra totalmente tendido en la cama, con los ojos entrecerrados viendo el blanco techo del hospital. No lleva su pijama, los pantalones de chándal que llevaba hace solo unas horas, ahora tiene una bata de color azul muy delgada, mientras que su cara ya se encuentra limpia.

–Puede que el resto de la noche pueda dormir aquí. No hay muchas emergencias durante días de semanas. El señor Wells se encuentra algo aturdido, pero se puede comunicar con nosotros y está estable y sin ningún riesgo –Asiento al doctor y le doy las gracias, este solo me informa que puedo llamar a las enfermeras con el botón que descansa cerca de la camilla, dándole una última mirada a Nick, da media vuelta cerrando la puerta tras de él.

Camino rápidamente hacia Nick, porque necesito ver que está bien, necesito que sea mi soporte. No sé qué haría sin él, es como el sentido de mi vida. Sé que eso está mal, muy mal. Sé que alguna vez me prometí en no necesitar a nadie más que a mí, pero estos últimos meses me he sentido tan necesitada de él. Siento que yo misma me he traicionado, que he dejado de creer en mi palabra, en creer que soy pésima persona, y aun lo creo. Y el único que puede cambiar esos pensamientos es Nick, la luz de mi vida, el hombre que espanta mis miedos, el que me acompaña a no sentirme mal, el que cambió mi mundo, el hombre que me hace sentir hermosa con nada más mirarme, el hombre que hace que quiera levantarme todos los días, mi compañero. Mi Nick

Mis lágrimas se acumulan en mis ojos al tenerlo justo enfrente de mí. Sus ojos se posan en los míos y rápidamente agarra mi mano entre la suya, su mirada transmite tranquilidad, y esa sonrisa cansada sin mostrar su dentadura me hace saber que, a pesar de estar cansado, se encuentra bien.

Y no hay nada que me alivie tanto.

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora