Bajo las escaleras hasta llegar a la puerta del edificio, Nick está esperando en el auto pacientemente. No le doy un beso en cuanto me siento en la silla de copiloto, pero él simplemente coloca su mano derecha en mi barbilla para voltear mi cabeza, quedamos frente a frente, no pierde tiempo en presionar sus labios con los míos. Cierro mis ojos, porque justo en este momento me siento amada por él.
–Hola cariño –saluda luego de presionar varias veces nuestras bocas, después arranca el auto.
Como esperaba, el camino es silencioso, tal vez un poco incómodo. Su mano derecha no deja mi rodilla izquierda, dando caricias sobre el jean que traigo. Me quedo callada porque no sé qué decir, siempre hemos tenido nuestras peleas, pero sé aquí no tengo porque pelear, me descubrió y la he liado, a lo grande.
Llegamos a nuestro piso pasadas las cuatro, por lo que aún se ve el sol. No lo espero cuando llego al elevador, pero me alcanza cuando está a punto de cerrarse, deshace el nudo de su corbata, hoy llevaba uno de sus trajes elegantes.
Abre la puerta de nuestro piso y me deja entrar primero, trato de escapar al baño, como siempre hago al llegar a casa: Entramos, yo entro al baño a quitarme mi ropa y luego entrar al closet a colocarme un pijama encima o colocarme mi ropa para ir al gimnasio con él. Pero me detiene antes de que me pueda dirigir a nuestra habitación.
–Vamos a hablar –dice tomándome de la muñeca. Lo miro unos segundos tratando de ver de qué humor está, no se ve enfadado, pero tampoco se ve muy feliz por tener esta conversación–. Siéntate en el sofá, Charlie –Sus cejas pobladas se levantan mientras sus ojos solo se mueven hasta el sofá.
Dejo mi mochila en los pies del sofá. Él entra a la cocina, no demora más de unos minutos allá dentro. Estos últimos días la cocina se ha vuelto el peor lugar de la casa. Siempre llena de comida, la nevera siempre repleta, con todos esos helados en el congelador, las galletas oreos en el estante arriba del lavado. Trato de no pensar en aquello, ya que mi estómago se revuelve al pensar en comida.
Nick vuelve con un plato hondo, se alcanza a ver kiwi encima con algunas fresas, frunzo el ceño cuando él se sienta a mi lado, se ha quitado la americana y desabrochado los primeros botones de su camisa de botones. Estoy sentada contra el espaldar del sofá, mis piernas en posición de indio y mi cuerpo queda mirando a Nick.
Nos vemos unos cuantos minutos a los ojos, siempre pasa, cada vez que peleamos, o no nos ponemos de acuerdo con algo, preferimos primero desafiarnos con la mirada y luego pelear a gritos.
–Te piqué algo de fruta –No deja de verme, pero prefiero bajar mi mirada hasta el plato que lleva. Trae kiwis, fresas y manzanas. Aprieto mis manos, no quiero comer.
¡Sí! Eso quiero, quiero comer hasta que no quepa nada más. Quiero comer hasta el cansancio, hasta que nuestra cocina quede vacía.
Aprieto mis labios, en mi mente me debato entre aceptar un poco y luego deshacerme de lo ingerido, o simplemente mostrarle a Nick lo que temía.
Toma el tenedor que trae una fresa, se ve muy... apetitosa. La guía hasta mi boca, sigue mirándome a los ojos, yo trato de verlo a él, pero estoy muy hambrienta así que mirada no se aparta de la fresa. Abro mi boca, que lleva unos cuantos días saboreando café y té, cuando siento la fresa en mi boca, mis papilas gustativas hacen una fiesta en mi boca.
Cierro mis ojos, cuando trago mi deliciosa fresa y los vuelvo a abrir Nick me mira con una pequeña sonrisa triunfadora. Él ha ganado, lo acepto.
–Sabías que soy afortunado de tenerte, ¿verdad? –Sonrío al escucharlo, a veces puede ser muy tierno. Estamos acurrucados en el sofá viendo una película, todo está oscuro a excepción de la pantalla de la TV. Tenemos encima una manta que nos cubre del frío de fuera. Tomo su mano izquierda que descansa en mi cintura y le doy un apretón.

ESTÁS LEYENDO
Charlie
Aktuelle Literatur- ¿Qué has hecho? -preguntó con voz rota al ver sus costillas marcadas con su piel encima. Ella miró hacia otro lugar de la habitación con los ojos empañados. No me quiere, he hecho todo lo que he podido para complacerlo, para complacerme a mí, no l...