Cinco.

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Reviso por milésima vez mi móvil. Estoy sola en casa y Gato me acompaña en mi soledad, Nick salió un rato por problemas en la oficina que no se podían arreglar sin su presencia. Me levanto de la cama, dejando al gato ronroneando mientras duerme. Camino hasta el baño con cuidado, me siento débil, como si no pudiera ni conmigo misma.

Estoy tan gorda que ni yo misma puedo con mi peso.

Frunzo mi ceño ante mis pensamientos. Cuando estoy en el baño, levanto mi pijama hasta la altura de mis pechos, dejando ver mi reflejo en el espejo de cuerpo completo detrás de la puerta del baño.

Me veo bien.

Soy una ballena.

No.

Sí.

Camino rápido hasta la habitación de al lado, donde aún tenemos cajas de la mudanza y algunas cosas que no supimos dónde ubicar, entre ellas, una báscula. La dejo en el suelo, sintiendo como el nerviosismo se apodera de mí. Piso primero con un pie la báscula para que el tablero electrónico cobre vida.

0.0kg

Me subo fijando mi vista en la pared en blanco, tratando de no mirar hacia abajo, rogando para que la báscula marcara algo bueno. Mi vista cayó al tablero.

45,8kg

No estaba mal...

Si lo está, necesito pesar 42 kilos para poder ser hermosa, para poder merecer a Nick, para poder ser feliz. Estoy mal, muy mal.

Bajo de inmediato para pasar mis manos por mi estómago, agarrando toda esa grasa asquerosa. No puedo seguir así, necesito un cambio, un gran cambio.




– ¿Charlie? –Me despierto de golpe. Mierda, me quede dormida, Gato ronronea a mi lado mientras se acomoda. Me siento en la cama y en ese momento entra Nick a la habitación–. Hola cariño –Me sonríe mientras camina hasta la cama, trae una bolsa de supermercado en sus manos.

–Hola –Alcanzo a sonreír.

–Te conseguí estas bebidas hidratantes con sabor a fresa, y la revista que tanto te gusta –Deja la bolsa en mi regazo mientras veo como me sonríe, se ha sentado junto a mí en la cama y ve mi reacción, le gusta regalarme cosas.

–Gracias, cariño –Sonrío agradecida esta vez, mientras abro la bolsa y se alcanzan a ver las bebidas rojas en sus recipientes, me ha conseguido una nueva edición de Time. Le doy un beso de pico en su boca mientras me encargo de abrir una bebida. Él me observa tomar la bebida detenidamente, cuando voy por la mitad sigo tomando, hasta que lo termino todo.

Me llenará el estómago y no tendré hambre, no comeré y me veré bien, me hidratará y podré sentirme bien de una sola vez.

–Tenía sed –Le sonrío a Nick. Él me devuelve la sonrisa aún más grande. Empieza a quitarse sus zapatos elegantes de color negro y luego se quita las medias.

–Quiero hacer nada –anuncia acostándose en la cama. Sonrío al verlo, tiene su corbata azul marino y su traje gris oscuro. Salgo de entre las sábanas y me acuesto a su lado, pegando mí cuerpo al de él como si fuera una pulga, mi pierna izquierda pasa por encima de su estómago mientras mi brazo izquierdo por encima de su pecho, mientras escondo mi cabeza en el hueco de su cuello. Siento sus besos en mi cabello– ¿Qué tal un baño caliente? –Asiento sin siquiera pensarlo, arrepintiéndome casi en el instante.

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora