Capítulo 3

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Casey

Sentí como alguien tocaba mi hombro para moverlo reiteradamente llamando mi nombre, abrí un poco los ojos para encontrarme con mi padre que me decía que guardara silencio.

- ¿Qué pasa? – Murmuré.

- Es el cumpleaños de Gregor. – Volví a cerrar mis ojos. – Vamos, por favor Casey.

- Sabes que me da igual. – Murmuré.

- Es tu hermano. – Yo suspiré.

Cada año papá me despertaba temprano para llevarle un pastel a Gregor, el cual ni siquiera le gustaba, y teníamos que cantarle feliz cumpleaños donde él solo fingía sonreír para cuando mi padre nos dejaba solos me echaba de su habitación. Desde la muerte de mamá no nos llevábamos muy bien, sobretodo porque éramos muy distintos, pero punto de quiebre es cuando me acosté con Dianne y él se enteró, no hizo nada grave más que empezar a ignorarme la mayor parte del tiempo y solo hablarme si es necesario.

- Bien. – Tomé un jersey para abrigarme, maldito invierno.

Y como les dije, luego de que Gregor soplara las 18 velas del pastel y papá nos dejara en nuestro "tiempo de hermanos" sin la necesidad de que me dijera algo volví a mi habitación para ponerme algo de ropa e irme a la escuela.

- Hey, Cassy. – Froté mis ojos y sonreí a ver a mamá. - ¿Sabes que día es hoy? – Yo asentí con una gran sonrisa.

- Es el cumpleaños de Gregor, y faltan 3 días para la navidad. – Mi madre asintió sonriendo.

- ¿Me ayudas a despertarle? – Yo asentí efusivamente.

- Claro, es nuestra tradición.

- Exacto. – Ella tomó mi mano y caminamos por el pasillo hasta donde estaba papá con el pastel. - ¡Feliz cumpleaños, Gregor! – Salté sobre él y escuché su risa.

- Gracias, hermanita. – Él revolvió mi cabello y yo fruncí mi ceño. – Son la mejor familia que podría tener alguien.

- Claro, soy tu hermana. – Todos rieron mientras sonreía.

- Si, Casey. Eres la mejor hermana. – Yo le abracé mientras soplaba las velas de colores.

- Largo. – Miré a mi hermano y rodé mis ojos.

No le dije nada porque no quería pelear en el día de su cumpleaños, caminé hasta mi círculo de amigos pero una chica me detuvo un segundo para darme una tarjeta, su número. Lo guardé en el bolsillo antes de volver a caminar a mi destino.

- Pero miren a quien tenemos aquí. – Sean pasó su brazo sobre mis hombros y sonreí. – Mi gran amiga.

- Sé que es un gusto de verme, Sean.

- Hey, Cass. ¿Y tu novia? – Miré confundida a Susan. – Kendall.

- Primero, que no es mi novia. Segundo, no tengo ni la menor idea pero mientras más tiempo no aparezca más tiempo tengo de libertad. – Sean chocó los puños conmigo y vi a Tori rodar sus ojos.

- Hey, Casey. – Miré a Tom. – Si no quieres salir con Kendall, ¿Por qué no dejas que salga conmigo? – Un silencio se formó mientras todos me miraban.

¿A Tom le gustaba Kendall?, ¿Esa idea me molestaba?, Claro que no. No me puedo molestar porque esa chica podría ser feliz con el imbécil de Tom, pero una parte de mí no quería que eso pasara, y eso me asustaba.

- No es de mí de quien depende esa decisión. – Fue una buena escapa para mí pero sabía algo, Dianne no se lo había creído.

- Hey, Casey. Te ves bien hoy. – Dianne me atrajo hacia ella y yo sonreí de costado.

- Lo sé.

Ella me llevó al baño y se fijó que no hubiese nadie antes de cerrar la puerta.

- ¿Qué es lo que pasa contigo?

- Pensé que íbamos a echar un polvo. – Traté de evitar la pregunta pero la mirada de Dianne me asustó un poco.

Dianne era quien mejor me conocía, no completamente pero más que los demás. Ella muchas veces ha visto mi fragilidad y esas cosas, sabía que podía confiar en ella pero no siempre lo hacía.

- No sé de qué me hablas. – Mentí.

- Hablo de que te has puesto celosa, lo he visto.

- Claro que no, me da igual lo que haga Kendall. Por mí, estaría más que magnifico que saliera con Tom porque me dejaría en paz. Solo dije la verdad, esa decisión depende de ella y yo no puedo hacer nada, ya lo he intentado.

- ¿Cómo está tu hermano?

- Supongo que bien, no hablo con él. – Ella bajó la mirada. No es que aún le gustase Gregor, pero sabía que sentía culpa por lo que le hizo sobre todo en un momento tan delicado. – No deberías seguir pensando en eso.

- ¿Tú no lo haces?

- Deberíamos dejar de pensar en eso. – Ambas asentimos.

Kiss Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora