Capítulo 4

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Kendall

- ¿Entonces qué dices? – Desvié mi mirada de Casey para mirar a Tom.

- ¿Qué decías?

- Te preguntaba si querías salir conmigo. – Yo le sonreí.

- Claro, siempre es bueno salir con amigos. – Su cara se puso seria.

- Me refiero a una cita.

- Oh. – Hice una leve mueca. – No, pero gracias.

- ¿Es por Casey? – Asentí. - ¿Por qué te fijas en ella cuando ella ni siquiera se fija en ti?

- Si lo hace. – Él me miró confundido, miré hacia la dirección de Casey quien me miraba, le salude a lo lejos y ella solo rodó los ojos. - ¿Ves?

- Coincidencia.

- Eres un gran amigo. – Le abracé y le escuché suspirar.

Fui hacia el estacionamiento para poder esperar a Megan, ella siempre pasaba por mí en su auto, era una ventaja de que mi antigua escuela no estuviera tan lejos de esta.

- ¿Kendall? – Y esta era una desventaja.

- Hunter. – Murmuré, frente a mi estaba el capitán del equipo de lacrosse y también novio de la capitana de las porrista.

- Por fin puedo encontrarte.

- Si, es un gusto verte. – Me removí incomoda, yo le había dañado donde más le dolía, en el ego masculino.

- Para nada. – Él empezó a acercarse y yo a retroceder, estaba muerta. - ¿Todavía vas besando a las novias de los demás?

- Hunter, para empezar ella fue quien me beso. – Mi aclaración pareció enfadarle porque juré ver su vena del cuello saltar. - ¿Por qué no somos amigos?

- Porque no me interesa ser amigo de una loca. – Hice una mueca mientras trataba de ver una vía de escape o el auto de Megan.

- Hey, Kendall. – Miré a Casey con una gran sonrisa, ella me salvaría. – ¿Pasa algo?

- En absoluto. – Hunter le sonrió. – Soy un viejo amigo de Kendall.

- Oh, bueno. Me voy. – Mi sonrisa se borró al verle dar la vuelta, ¿En serio? – Espera, - Bien. - ¿Tú no eres el novio de Rose Miller? – Él asintió mientras le miraba sobre el hombro. ¿Cómo conocía a Rose? – Dile que Casey le manda saludos, y que espero volver a verla. Tienes una novia genial. – Ella le guiño el ojo y hasta yo entendí a lo que se refería.

Al parecer para Hunter había quedado en segundo plano porque se dedicó a perseguir a Casey quien corrió tratando de huir de él. Quizás ella nunca lo admitiría pero había aprovechado ser la reina de la promiscuidad para salvarme de Hunter.

Una bocina me sacó de mis pensamientos y volví a respirar con naturalidad. Subí al auto de Megan quien se quitó sus lentes de sol para mirarme.

- ¿Pasa algo?

- Nada. – Sonreí. Si le decía a Megan lo que había pasado habían dos posibilidades, no me creería o iría en busca de Hunter.

Ella volvió a encender al auto y antes de que saliéramos del recinto pude ver una última vez a Casey corriendo de Hunter por la pista de atletismo.

- Meg. – Le miré.

- ¿Qué pasa Ken?

- No me importa que no sea como la chica de mis sueños, o que al menos no parezca serlo. Me da igual, porque ella es mejor de lo que crees.

- ¿Estamos hablado de Casey? – Asentí. – Tengo que verlo para creerlo.

- Esta bien, este viernes puedes venir a la pizzería con nosotros.

- ¿Yo y ese grupo de ineptos juntos? – Yo reí levemente. – Tendré que pensármelo, ¿Si?

- Sabes que te mueres por hacerlo.

- En realidad a veces preferiría morir que pasar tiempo con ellos, de todas formas estar con ellos es mi muerte social. – Vi una sonrisa burlona en su cara.

- Te agradaran, a mí me agradan.

- A ti te agradan todos. – Yo me encogí de hombros. – Kendall.

- ¿Si?

- Muero de hambre.

- Si Meg, puedes invadir mi refrigerador. – Vi como una sonrisa creció en sus labios.

- Te quiero.

- Gracias. – Ella golpeó mi hombro haciéndome reír.

Kiss Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora