Capítulo 2

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Kendall

Las resacas luego de una fiesta de Tom donde asistió Casey ya eran comunes en mí, la luz del sol que me llenaba de energía cada mañana, esta vez era lo que menos quería. Cuando tocaron la puerta volví a cerrar mis ojos y suspiré al saber que era la única persona que entraba sin que yo le autorizara, Megan.

- Hola mi perra budista, tu mamá me ha dejado pasar como siempre. – Rodé mis ojos. - ¿Así recibes a tu mejor amiga?

- Vete al demonio Meg. – Gruñí cubriéndome la cara con la almohada.

- Uh, ¿Qué paso en la fiesta de anoche?

- Casey. – Murmuré.

- ¿Una chica nueva?

- Casi pero no, un chico. – Ella hizo una mueca.

- A esa perra solo le gusta el sexo.

- No le llames así. – Fruncí el ceño, de todas formas sabía que ella seguiría llamándole así.

- Mira Kendall, tienes que entender una cosa si quieres que ella siga aquí. – Ella apuntó mi pecho en el lado del corazón. – Ella no es Isabella, la chica de tus sueños, que era un amor de persona y que solo tenía ojos para ti. Esta es Casey, la perra de tu escuela y de muchas más, ella es una chica mala y a veces violenta.

- Solo es violenta si es necesario. – Me apresuré a decir.

- Si, pero hay límites. Dejo a Frank en el hospital una semana porque empujó a uno de sus amigos.

- No solo lo empujo, le dejo el candado del casillero marcado. – Megan solo había escuchado los rumores acerca de Casey, ella al asistir a otro instituto solo sabía lo que escuchaba.

- Bueno, de todas formas sigue siendo una chica mala. Y tú eres un pan de Dios, o de Buda o lo que crea tu familia. – Yo reí levemente.

- Las cartas y mis sueños lo han predicho, por eso me cambie de escuela y la primera persona con la cual me encontré fue ella.

- No, te has cambiado de escuela porque te has besado con la capitana de las porristas y a su novio no le gusto para nada. – Yo mordí mi lengua. – Ven, tenemos que comer un poco antes ir al trabajo. – Yo asentí.

Luego del desayuno naturista que preparo mi padre nos fuimos a nuestro trabajo en la cafetería, la verdad me hubiese gustado trabajar en Mc Donald's para poder tener un descuento y esas cosas pero mis padres estaban en contra de esas empresas así que preferí trabajar en la cafetería de la familia de Megan.

- ¡Ganemos dinero para mi familia y muy poco para ti! – Ella chocó los puños conmigo y yo reí.

El trabajo de cajera no era muy difícil y por eso me lo habían dado, además la madre de Megan suele decir que soy lo suficientemente amable con las personas para tratarles directamente. Yo solo creo que me ha puesto aquí porque a los clientes les gusta recibir una sonrisa, eso puede mejorar el día de alguna persona.

- Muy buenas, ¿Qué desea ordenar? – Alcé la mirada y me encontré con la mirada celeste de Casey, sonreí inmensamente.

- Oh, hola. – Ella me dio una leve sonrisa, dios era tan linda. – No sabias que trabajabas aquí.

- Pues ahora lo sabes. – Quizás podía hacerle un descuento.

- Genial, bueno dame dos café negro.

- ¿Dos?

- Es para una amiga. – Yo asentí.

- Son 8 dólares. – Le sonreí.

- ¿Segura? – Yo asentí. – Que extraño.

- ¿Qué cosa?

- Nada. – Ella me tendió el dinero y lo guarde en la caja. – Oye. – Ella se iba hacia un lado pero se detuvo y pude observar la cara del molesto cliente a su espalda. - ¿Ayer fuiste a la fiesta? – Asentí. - ¿Y me viste?

- No. – Mentí. Cada vez que nos encontrábamos luego de una fiesta siempre era la misma pregunta y yo le daba la misma respuesta. - ¿Me buscabas?

- Ya quisieras. – Ella sonrió. Y aunque para ella era una broma, de verdad me hubiese gustado que me hubiera buscado en vez de estar besando a alguien más.

Kiss Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora