Capítulo 20

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Kendall

A Casey no le agradaba la idea de que fuéramos a una fiesta, pero no se me hizo muy difícil hacer que aceptara cuando vio el nuevo vestido que tenía para estrenar esta noche. Luego, la idea de que no bailáramos para procurar que mi corazón no se agitara demasiado se fue cuando la llevé a la pista y empezamos a bailar, de una forma lenta y que al parecer a ella le había gustado.

- Casey. – Ella mordió mi cuello y tuve que ahogar un gemido.

- ¿Qué? – Su aliento chocó en mi cuello enviando un escalofrío por mi cuerpo.

- Dejarás marcas. – Ella sacó la cabeza de mi cuello y sonrió con malicia. – Claro, esa era tu idea.

- ¡Hey, Kendall! – Voltee mi mirada a Megan que subía a una mesa, cerré mis ojos negando.

- Te dije que era mala idea invitarle. – Casey me dijo al oído.

- Hey, es mi mejor amiga. – Golpee su brazo y ella se llevó la mano ahí. Fui hacia Megan quien le quitaba al micrófono al dj de la fiesta. – Meg, baja de ahí. – Cuando tomé su mano, incluso ebria seguía siendo más fuerte que yo, así que no se le hizo difícil subirme a la mesa.

- Hola chicos y chicas, con ustedes Kendall Evans. – Todos se callaron cuando Megan me entregó el micrófono y ella bajaba de la mesa con dificultad.

- ¿Qué te pongo, nena?

- Sólo pone Work. – Él asintió y la pista empezó a sonar.

La verdad es que nunca había cantado frente a tanta gente pero no me intimido, mucho menos cuando vi a Casey disfrutando de la canción. Agradecí que el micrófono era inalámbrico para bajar del escenario y acercarme a Casey, tomé el cuello de su chaqueta con mi mano libre para acercarla a mí y hacerla bailar junto a mí mientras seguía cantando el nuevo éxito de Rihanna. Cuando me alejé de Casey, pude observar como sus ojos azules se oscurecían. Cuando le devolví el micrófono al Dj, muchos aplaudieron pero eso no me importaba en este minuto.

- ¿Te he dicho que eres hermosa? – Yo negué levemente.

- Pues golpéame por no habértelo dicho. – Le golpee y ella hizo una mueca. – No era en serio, me ha dolido.

- Ups. – Sonreí levemente.

- Hey, - Sean se acercó con unos vasos rojos en sus manos. – he traído bebidas.

- ¿Y Susan? – Él miró a sus espaldas.

- Mierda, en seguida vuelvo. – Casey sonrió.

- Buena forma de alejarlo.

- Yo no he alejado a nadie. – Ella habló fingiendo inocencia. - ¿Qué?, solo quiero pasar un tiempo con mi novia. – Ella acercó sus labios a mi oreja y yo suspiré audiblemente.

- ¿Qué le pasan a tus hormonas hoy?

- ¿Qué es lo que te pasa a ti hoy? – Ambas sonreímos. – Lo lamento, a decir verdad no estoy acostumbrada a estar mucho tiempo sin acostarme con alguien. – Hice una leve mueca. – Hey, no me malinterpretes, no me molesta esperar y todo eso.

- Está bien. – Bajé la mirada, quizás...

- No pienses en nada. – La miré. – Mira, hablo en serio acerca de esperar. – Ella acarició mis mejillas. – Tiene que ser especial, va a ser tu primera vez y bueno, también la mía. – Yo le miré confundida. – Va a ser la primera vez que haré el amor. – Sus ojos habían vuelto a su color habitual pero esta vez brillaban de una forma que me hacía sentir segura de sus sentimientos. Cuando iba a contestarle, al mirar hacía su espalda me encontré con una escena que me sorprendió. – Oye, ¿Qué miras?

- Bien, se disimulada pero atrás esta Kristen besándose con Tori. – Al parecer Casey no conocía el significado de ser disimulada, ya que simplemente se volteó para mirarles abriendo su boca a tope.

- Bien, esto es demasiado por una noche. Es hora de irnos.

- ¡Miren, he encontrado a Susan! – La hermana de Sean parecía algo concentrada en un punto fijo, de seguro había comido uno de sus brownies especiales. - ¿Ha pasado algo?, están un poco pálidas.

- Nada, sólo hemos bebido lo suficiente y nos iremos a casa. – Casey mintió, la verdad es que no habíamos bebido nada con alcohol.

- Oh, ¿Tienen dinero para el taxi? – Ambas asentimos. – Bien, quizás nosotros también debamos irnos. – Asentimos una vez más, era lo mejor.

Cuando llegamos a mi casa, le di un pijama a Casey para que pudiera dormir cómodamente, cuando había terminado de lavar mis dientes ella se cambiaba la camiseta, pero a ambas nos dio igual y nos metimos a la cama.

- Me gustaría abrazarte, pero hace un calor infernal. – Yo reí levemente asintiendo. – Buenas noches, mi amor.

- Espera, ¿Qué? – Le miré y ella tenía sus ojos cerrados. – No finjas que estas dormida.

- No estoy fingiendo.

- Claro que sí. – Reí. – Buenas noches, cariño. – Besé sus labios cortamente antes de acomodarme en mi cama.

Kiss Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora