Capítulo 16; Raro.

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Desperté en una especie de habitación iluminada por unos rayos de sol que se asomaban a través de una ventana.

No se cuanto tiempo llevaba allí, pero mi piel ya no estaba manchada de barro y mis heridas que me habían hecho las ramas de los árboles y las garras del lobo habían cicatrizado.

Mi rojo cabello esta recogido en una frondosa trenza, cuando antes estaba suelto y salvaje.
Mi pantalón y mi viejo abrigo de piel habían sido sustituidos por un blanco camisón de algodón.

Esto solo me olía a chamusquina.
En todos estos años he aprendido que la gente te ayuda a cambio de algo, y esta vez no seria diferente.

Miro hacia todos los lados, buscando una escapatoria.
Me asomo por la ventana, y en ese momento me doy cuenta de que estoy en un castillo.

¿Que hago yo en un castillo?

Me pellizco varias veces, intentando despertar de este frustrante sueño, pero solo consigo herirme.

Un suspiro pesaroso salió de mis labios al ver la altura en la que estoy.
Pero eso no me parará.

Cojo las finas pero resistentes sábanas blancas y las corto para luego liarlas unas tiras con otras y hacer una larga cuerda.
Luego coloco un extremo de la cuerda casera y lo hato a una pesada mesa de madera mientras que él otro extremo lo enredo en mi cintura para luego tirarme al vacío.

Empiezo a escalar, y a pesar de que él muro por él que trepo está lleno de espinas, sigo andando, a pesar de que mis pies y mis manos comienzan a sangrar.

Cuando solo quedan unos metros, desato la cuerda y caigo al vacío.
Me levanto un poco dolorida, he caído en un charco de barro.
Empiezo a caminar, y a pesar de que estoy hambrienta y deshidratada, logro llegar hasta él gran muro.

En cuanto lo salte, llegaré al bosque y podré morir en paz.

Lentos y pesados pasos doy hacia alante, hasta que una voz hace volverme.

-Sabía que eras suicida, pero tirarte por un castillo de mas de 30 metros...

-¿Que haces tu aquí? -pregunto mientras me voy deslizando por él muro hacia él piso.

Él se acerca a mi, lo que hace que un montón de manaties y morsas pisoteen mi estómago.

-Salvarte-Dice para luego llevarme al palacio entre sus brazos.

-Salvarme de que?-pregunto mientras caigo rendida en sus brazos y me dejo llevar.

En otras circunstancias hubiese huido de su agarre, pero ahora estaba débil y tenía esa fe ciega en que con él no me pasaría nada.

La Chica De Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora