Capitulo 12; Amor de una pasion.

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Mientras Maya seguía hablando animadamente con el presidente, yo me aleje de la multitud, bagabudeé por los grandes y largos pasillos de mármol repletos de guardas y soldados, muchos los conocía, porque eran de mi estatus, pero no tenia tiempo para hablar, tenia que salir corriendo de aquí.

Al ver la gran puerta de cristal, agarre mi vestido y lo subí un poco para no tropezar, y empecé a correr.

Al abrir la puerta, unos tímidos rayos de sol encuentran mi pálida piel.

Pero no me quedo allí por mucho tiempo, sigo corriendo escalones abajo, después tiro mis incómodos tacones dorados y miro hacia mi alrededor.

Visualizo un pequeño bosque de abedules, y allí es donde me dirijo.

Al llegar a el, mis medias se rasgan junto con mi piel, pero no me importa, huyo de la esclavitud.

Llego a un pequeño lago escarlata y miro mi rostro.
Han hecho un buen trabajo, pero me da igual.
Golpeo furiosa mi reflejo en el agua creando ondas imperfectas.
Después, arranco un poco de hierba del suelo y me arrodillo, por ultimo me tiro al piso.

Y así estuve durante horas, no lloraba, simplemente miraba a la nada.

Al recuperarme, me levante y me dirigí hacia el cuarto de baño a toda prisa.
Una vez allí, deje mi rostro y mi cuerpo como antes, limpiándolo a fondo.

Cuando salí, me dirigí a una mesa en la que se encontraban Mary, Madison, Maya, Paul (diseñador de Maya) y una pareja que parecía muy feliz.

Me acerque sonriente para ver quienes eran, y al acercarme lo suficiente, lance un grito ahogado.

Una chica rubia y de ojos dorados muy parecida a la chica que Max corto el cuello, besaba tiernamente a Max, y este le devolvía el beso, volviéndolo apasionado.

Al escuchar mi ahogado grito, ambos se separaron y me miraron algo molestos por haberles interrumpido.

- ¿Te paso algo, Alex? - Me pregunta Madison preocupada.

- No.. No, tranquila, es solo que... Miro al suelo y veo mis pies descalzos.

- ¿Y tus tacones? - Me pregunta Mary, adelantándose ya a lo que había hecho.

- Yo... Quise dar una vuelta y... Prefiero las botas para cazar,o unas zapatillas comunes. - sentencié nerviosa, notando todos los ojos en mi.

-¡ O por dios! ¡Los zapatos tenían diamantes!- Me grita Mary haciendo que todas las personas nos vean discutir.

Reí con ironía ante su comentario a la vez que la fulminaba con la mirada.
- Tu te preocupas por unos zapatos cuando hay gente allí afuera muriendo de hambre y frio- Escupí con rabia.

Todos abrieron los ojos como platos, me había revelado, y lo peor es que salia en directo en la televisión, y era obligatorio verlo.

Bufé impaciente y antes de salir por la puerta, mire a la chica que estaba con Max.

- Espero que seáis felices- dije con una triste sonrisa entre mis labios.

Antes de salir, noto como varios agentes me inmovilizan y me dejan inconsciente.

Cuando mis sentidos empiezan a reaccionar un poco, logro notar la áspera cuerda que me ata a una silla de metal.

- Vaya, vaya, pero si es mi rebelde favorita- dice una repudiable voz.

Al alzar mi vista, veo al presidente, andando tranquilamente por la habitación iluminada por una linterna.

- ¿Que quieres de mi?- digo y gimo de dolor al notar como algo se desgarra dentro de mi pero no se que es.

- Quiero que te calles y escuches lo que te voy a decir.- asiento a la vez que cierro mis puños con fuerza.
- Quiero que digas que tomaste mucho alcohol y lo que dijiste fue una tontería, y también que saliste corriendo porque necesitabas estar sola.- Sonreí amargamente y le mire a sus oscuros ojos.

-¿ Y que gano yo con esto?- A lo que el responde;
- Tu vida y la de tus seres queridos, que dices, ¿trato?- A regañadientes acepto el trato, el me suelta y me lleva hasta el palacio de nuevo por un pasadizo, al llegar, Maya y Madison me abrazan y me miran preocupadas.
Me acribillan a preguntas a las que miento solo para relajarlas y, antes de irme, algo me coge por la mano.

Miles de mariposas flotan por mi estomago al ver a Max, pero instantáneamente quito esa estúpida sonrisa de mi cara y le miro con desagrado.

- ¿Que quieres?- escupo.
- Hablar.
- Esta bien habla- digo cruzándome de brazos.
- Aquí no puedo- me susurra- veras pronto me caso, pero yo no...
-¡ Que pronto que?!- grito y tapo mi boca al ver mi repentina reacción.
- Puedo explicártelo, veras yo...
- No tienes nada que explicarme, solo hemos sido compañeros de guerra- digo intentando cubrir mis sentimientos, a lo que este baja la mirada y asiente.

Después de eso, me voy a mi cuarto, quede con Maya por la mañana porque me tenia que contar algo "importante".

La Chica De Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora