Capítulo 8; Venganza.

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Después del beso, llegué con una liebre y una ardilla que había avistado por el camino.
Como siempre, Maya me mostró su mas grata sonrisa, cosa que siempre hacía cuando yo tenía una presa y ella tenía hambre.
Despelleje y cocine una deliciosa sopa.

En la mochila que cogió Maya el día en el que nos escapamos de nuestra propia muerte, había cantimploras, redes, un cazo y algo de pan.
También Maya cogió un arco con su carcaj, y varias dagas.

Después de comer charlamos un poco, nuestra vida no solo era era algo aburrida, si no también deprimente.

A ver, quiero decir que ir a cazar todos los días, volver, comer y dormir en las ascuas del fuego ya empezaba a aburrirme.

No le conté nada sobre el beso que le di a Max, era mi primer beso, pero, eso que mas da, solo es un simple roce de labios.

Me desperté con una grave voz ronca hablandome.

- Despierta ya, pareces que estás muerta.

- mmmm, 5 minutos mas, Ethan.- De repente oí a Maya hablar, y abrí un ojo para ver en que consistía tanto alboroto.

Me incorporé al ver a Max y Maya pelear.

- ¿ Que pasa?- Dije frotándome con la manga del mono de guerra un ojo, claramente mi voz sonó grave y aun seguía somnolienta.

Ambos me miraron con si fuese una cucaracha, y me revolvi entre el abrigo, que le dio Max a Maya y utilizábamos como manta.

- Que Max dice que debemos de irnos, que nos buscan los del campamento porque tu revelaste que estábamos vivas, pero eso es imposible, porque tu ayer estuviste cazando...¿no?- dijo Maya, parecía una leona acechando a una cría de cebra.

- Si, sobre eso... - Hice una mueca que se supone que era una sonrisa y me Rasqué nerviosa la nuca mientras fulminaba con la mirada a Max, pero este solo me miró sonriente, feliz de haberme humillado.

- ¿Sobre eso que?- Inquirió Maya impaciente.

- Mira, yo estaba aburrida, quería echar un vistazo, pero en vez de un vistazo presencié un asesinato, grité un poco y... Te lo iba a contar, lo juro, pero estaba cansada.

- Y entonces yo salvé a tu imbécil amiga.- Dijo Max con aquella voz ronca y grave que le caracterizaba.

- Bueno, pues si soy tan imbécil, ¿por qué dejaste que te besara?- Dije mientras mi furia ardía en mis venas y el me fulminaba con la mirada.

- Porque me dabas pena- dijo con una falsa sonrisa.
Salté encima de el y logré tirarle al suelo, con mis uñas rasgue su cuello, el me inmovilizó, y ahora el estaba encima mía.

Chillé y chillé hasta que mis gritos se convirtieron en llanto.

¿por qué lloraba? No lo sabia ni yo.

- Bueno, basta de amor estilo sado, entonces vosotros dos...
- No - dijo Max cortante mientras la fulminaba con sus dos espadas convertidas en ojos.

De repente, oímos pisadas, se estaban acercando.
Sin apenas tiempo, recogimos tres dagas, el cazo, las cantimploras de agua, un mendrugo de pan sobrante, mi arco y mi carcaj con flechas caseras.

Max se quedó allí, luchando mientras Maya y yo huiamos por el frondoso bosque.
Al principio no estuve conforme en dejar a Max allí, pero Max me convenció para no dejar sola a Maya.

Corrimos por el angosto lugar hasta llegar a una cueva, primero me adentré yo, al ver que estaba deshabitada llamé a Maya.

Maya se quedó preparando nuestro nuevo hogar mientras yo iba en busca de Max, pero no le encontré.
Llegué a la cueva y le conté a Maya que no sabía nada sobre Max, y ella me dijo que lo mejor era ir al campamento mañana.

No pude dormir en toda la noche, seguro que estaba horrible.
Unas ojeras se hacían dueñas de la parte de abajo de mis ojos, mis rosadas mejillas perdieron todo su resplandor, quedándose de un pálido y frío color.
Había perdido bastante peso, y en una ligera brizna de viento, podría volar como una pluma o unos pétalos de diente de león.

Nos despertamos y nos fuimos en busca de Max.
Al principio estábamos perdidas, pero luego encontramos de nuevo el camino para ir al campamento.

Tras una larga caminata en el que tuve que soportar las caídas de mi amiga, que antes de caerse se sujetaba a mi y hacía que ambas callésemos, encontramos al fin el campamento.

Le di mi arco y mi carcaj a Maya, yo mientras tendría mi daga por si algo me sucedía.
Bajaría hasta el campamento y preguntaría por Max.
Si me hacen algo Maya dispararía y ambas huiriamos a nuestro nuevo hogar junto con Max si seguía vivo.

Bajé hasta el campamento y tuve que soportar miradas reprobatorias y de odio por parte de 2 chicas.

Llegué hasta donde están la "reina", ella estaba en la especie de trono y a su lado estaba un chico con un espada.. era Max.

- ¡Max!- grité, me abalancé sobre el, pero un cuerpo me tiró al suelo y se quedó encima mía sin echarme su peso, ya que si lo hacía, mis órganos saldrían por mi boca.

El chico era el mismo con quien peleé la ultima vez, sus ojos castaños se encontraron con los míos, y una cínica sonrisa apareció en su rostro.

- Llevatela y haz con ella lo que te de la gana. - Dijo la chica rubia.
Pude jurar como la mandíbula de Max se tensaban y sus manos se convertían en puños.

Empecé a forcejear, pero no hubo manera de quitar su agarre del mío.
De repente, una flecha voló y calló al suelo, el chico miró hacia donde la flecha procedía y vio a Maya.

El me soltó y fue a por ella, blandi mi daga para apuñalarle pero las dos chicas de antes me inmovilizaron y tiraron lejos de mi la daga.

Grité a Maya que corriera lejos de aquí, pero ella estaba en estado shock. Al fin se movió, se dirigió hacia el bosque, pero juraría que el chico ya le había pillado.

Grité, pataleé y lloré, pero no servía de nada, no me soltaban.
Me tiraron al suelo y empezaron a pegarme, y cuando parecía que era el final, vi a Max agarrar su espada y apuñalar a la rubia, dejó inconscientes a las otras dos y me levantó suavemente.

Me dolía todo, pero salí corriendo al bosque.
Escuché unos gritos, y cuando me fui acercando al sonido, vi al maldito bastardo ultrajar a Maya, mientras esta gritaba y chillaba.

Salté encima del chico y le mordi en el cuello, el retrocedió y me tiró al suelo.
Le pegué un puñetazo en el mentón, seguido de una patada en sus partes, pero este me estampó contra un árbol y empezó a manosearme y besarme.

Una espada le atravesó, vi a Max arder en furia.
Siguió apuñalando al chico una y otra vez, aunque este ya estaba mas que muerto.

Toqué su hombro y este me miró, su furia se podía ver a leguas.

¿Seria por o por Maya?

- Ya está muerto...- Susurré en un hilo de voz.
Max parecía despiadado, pero no me imaginé que podía llegar a ese punto de apuñalar varias veces a un cadáver sin pausa.

Llegué hasta Maya.
Sus piernas chorreaban sangre, lloraba y chillaba, y y lo único que podía hacer era abrazarla...

Fijé mi vista en Max, que me lanzó una triste mirada antes de irse.

La Chica De Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora