Al día siguiente, Maya y yo no vimos a Max por ninguna parte, pero las habladurías decían que estaba en una de las habitaciones del castillo dormido porque la borrachera le pasó factura.Mas tarde, cuando este se recuperó, hizo buscar a los culpables, los cuales eran unos gamberros de 12 años que quisieron gastar una "inocente" broma.
Lo malo era que Max era estricto, y esos chiquillos tuvieron la suerte de que nada mas Max le halla puesto a trabajar en el campo durante un mes.
Me despierto como todos los días y camino hacia la salida del gran castillo, donde tiene innumerables de habitaciones donde todos los rebeldes podemos dormir tranquilos.
Llego hasta una especie de aula donde los guerreros entrenan, cojo un arco y un carcaj con flechas y acierto algunos tiros al disparar la diana.
Después busco otra diana y la apuñalo con dagas, y empiezo a fabricar trampas.
Estaba sola en el aula, en un rincón tejiendo una red cuando la puerta se abre de golpe seguido de un Max con el pelo revuelto, sin camiseta y con unos pantalones negros de chándal que contrastan con su pálida pero ruda piel.
El se dirige hacia el saco de boxeo y empieza a pegar puñetazos a este sin percatarse de mi presencia.
¿Tan invisible era que ni mi amado se daba cuenta de mi presencia?
Cuando me doy cuenta estoy caminando hacia el y toco su musculosa y a la vez sudorosa espalda.
El se gira rápidamente y hace una técnica de defensa, así que en un abrir y cerrar de ojos me veo entre el saco de boxeo y el.
Cuando el me ve se relaja, me aparta del saco y sigue golpeándolo.
-¿Que te pasa que estás de esta manera?-El se gira y veo como sus ojos echan chispas de furia.
-¿De qué manera estoy?-se cruza de brazos y me mira serio.
-Estas... Mas frío que nunca.-el voltea los ojos y sigue con sus cosas.-no hagas como si estoy loca y dime que te pasa, te conozco.-digo interponiéndome en su paso y cruzándome de brazos.
Él se hecha a reír sarcásticamente para mi sorpresa, y habla.
-¿En serio crees que me conoces?-se acerca mas a mi mientras niega con la cabeza.
-De verdad, si me conocieses huirías.
-¿Como lo sabes?
-Porque ya me pasó una vez.
-¿Maya lo sabe?-pregunto y me reprimo por ello.
Genial, ahora parecerá que estoy celosa.
-Si, y por eso me abandonó -dijo en un tenue tono melancólico mientras hecha su peso en la pared y se desliza por ella hasta sentarse.
-¿La quieres, no es cierto? La sigues queriendo...
Mis ojos se cristalizan pero intento pasarlo por alto y me siento a su lado para mirar su rostro mejor.
El se encoge de hombro y gira su cabeza para mirarme a los ojos con aquella mirada penetrante que me daba escalofríos.
-Fue mi primer amor... Claro que le amé.
Después ella me dejó por mi pasado y quedamos como amigos, pero no pude soportarlo y empecé a liarme con todas las que me encontraba, a emborracharme y a fumar.-¿Y yo fui uno de tus juegos sin sentido?-digo levantándome bruscamente y secándome las lágrimas para luego irme, no sé por que pregunté, pero no quería saber la verdad.
Pero antes de irme algo hace detenerme bruscamente y me empotra contra la pared.
-Comprendelo... Eras uno de mis juegos... Pero ya no, ahora.. Te quiero, joder, quiero que seas mía.-dice mientras me mira fijamente y me acorrala entre sus dos brazos, esperando una respuesta por mi parte.
-No me gustan que me hagan daño.-digo secándome las lágrimas, a lo que Max deja de acorralarle y se arrasca la nuca frustrado.-Adios, Max.
Y antes de que pueda retenerme salgo a correr hacia alguna dirección.
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La Chica De Fuego.
De TodoLa Tierra no es lo que fue una vez. 1 reino, 10 provincias, 1 guerra, 1000 guerreros. Alex es la protagonista de la historia. Ella es fuerte, y lo único en que piensa es en dar de comer a su familia. ¿ Podrá arrastrar un reino en ruinas hacia la glo...