Capítulo 24; Historia...

34 5 5
                                    


Foto multimedia; Charlie.

✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳✳

Tras un largo silencio solo interrumpido por las vivaces chispas de la pequeña fogata, consigo unir la frase en la que pensaba.

-Fuiste muy valiente.-Ella me mira con el ceño fruncido, sin entender.-Es decir... Yo no podría ver a mi madre agonizar por culpa de una mente estúpida y un pedazo de acero, y yo no podría perder la virginidad en un frívolo lugar, antes me hubiera matado que dejar a que me violen... Pero tu no, tu seguiste adelante, y después tuviste una niña y la escondiste y protegiste para que nadie le hiciera daño, yo hubiera muerto, no podría con todo... Eres fuerte, y valiente, y guapa, y creo que tu futuro será mejor que tu pasado.-Ella me dedica una hermosa sonrisa y en sus entristecidos ojos puedo ver el reflejo de las chispas del ardiente fuego.

- Tu si que eres valiente-esta vez la que estoy confusa soy yo.-Yo no podría haber tenido que matar a animales para sobrevivir, que mi padre me someta a un duro entrenamiento en que quede prohibido los sentimientos como amor o dolor, y mas tarde el, mi padre, mi maestro y compañero muera y yo tenga que proteger y alimentar sola a mi familia.
Eres valiente, y por ello todo un pueblo está dispuesto a ir tras tus pasos-dice mirándome a los ojos.

-No estaba sola, estaba con Ethan, mi mejor amigo.
Deberías de conocerlo, pareces su tipo.-digo sonriendole pícaramente para luego guiñarle un ojo.

-¿Como le gustan a el?-pregunta notablemente interesada, a lo que me levanto y me arrodillo frente a ella poniéndome a la altura de sus hermosos ojos verdes.

-Bellas tanto exterior como físicamente digo para después irme a dormir, pero a pesar de que esté a mis espaldas y no pueda verla, presiento que tiene una sonrisa en sus rosáceos labios.

Me di cuenta que los hermanos tenían un gran parecido a su madre, no sabía aun el nombre de esta, pues había estado demasiado ocupada salvándolos, haciendo fuego y trampas.

Ella tenía un cabello que le caía por debajo de las caderas, era negro azulado y le caía en forma de una trenza recogida por un lazo azul, que apenas se notaba.
Su piel era blanca-rosácea, y sus ojos eran grises, como los de Max.

Sus hijos no se parecían en nada al color de ojos, ni de piel, ni cabello, pero si en las facciones y movimientos del cuerpo.

Desperté junto con los demás, y anduvimos hasta llegar a la fortaleza del gran castillo.

Al entrar en el, todos me miran como si fuese un fantasma, ya que estuve desaparecida durante, mas o menos, casi una semana.

Hablé con mis superiores, que me reprendieron por mi insensatez pero acogieron a aquella humilde familia.

Intenté no encontrarme con Maya ni con Max.
Les perdonaría, si, pero necesitaba tiempo para recomponer mi corazón.

Entro en mi habitación y me baño con agua caliente mezclada con sales y aromas.

Dejo mi pelo suelto para sacármelo, y cubro mi cuerpo con una toalla blanca, pero antes de que pueda vestirme, alguien tova la puerta y voy a abrirla.

Mi cuerpo se queda estático y automáticamente agarro bien la toalla para que no se deslice hacia el suelo.

Era Max, pero no parecía el mismo.
Era mucho mas alto, su cuerpo estaba mas trabajado y parecía aun mas frío y calculador que antes.

Voy a cerrar las puertas en sus narices, pero me lo impide percatándose de mis siguientes movimientos.

Le miro como fuese un fantasma mientras retrocedo al ver que intenta acercarse a mi.

Toco la pared, y no puedo hablar, no con el.
Es como si estuviera muda.

Me deslizo por el suelo y cierro suavemente los ojos, no sé por que pienso que me pegará, que me hará daño.

-¿Por que te fuiste?- dice frustrado.

Abro los ojos de par en par y me encuentro con los suyos, observando cada uno de mis movimientos.

-Queria espiar el gobierno- digo como si no me doliese verle, con la voz firme y la mirada desafiante.

El me tiende su mano y se pone en pie, para ayudarme a levantarme, pero tengo orgullo y me levanto sola, sin su ayuda.

El suspira y se va hacia la puerta, y antes de cerrarla dice;

-Todo fue un mal entendido, en serio, Maya y yo estábamos bromeando, te íbamos a hacer una fiesta porque dentro de una semana era tu cumple.

-Nunca celebré mi cumple- digo sin saber que decir.

El da un portazo cabreado y a la vez frustrado, y en menos de una milésima de segundo ya corro tras el.

-¡Espera!- le digo aun con una de mis manos sujetando la toalla.- Encontré a tu hermana.- digo en un hilillo de voz.

La Chica De Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora