Capítulo 4

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-Y bien- me mira la rubia intrigada
-Y bien ¿el qué?- suelto una risa nerviosa
-Te has saltado tecnología mujer- hace una pequeña pausa y me mira directamente a la cara- ¿por qué?- enarca una ceja
-Pues porque nuestro tutor quería hablar conmigo- digo intentando sonar despreocupada
-¿Y no le bastaba la media hora del recreo?- vuelve a enarcar la ceja izquierda.

Se le va a acabar desfigurando la cara de tanto hacer eso.

-Pues parece ser que no- saco de mi mochila el libro de biología, porque da la extraña casualidad de que tengo deberes de su asignatura
-Mmm ya...- dice sin creerme- pues no deja de mirarte- ríe, le miro y veo que está corrigiendo unos exámenes, ha agachado la cabeza enseguida
-Eso no es verdad- río
-¿De que habláis, putas?- dice Clo metiendo su cabeza por detrás
-El profe mira mucho a Becca- dice Montse como si fuera lo más obvio del mundo
-Aaah- se queda pensativa- pues tienes toda la razón mujer- ríe
-Otra- digo medio alterada ya.
-Decimos lo que vemos- dice Clo a lo que Montse asiente triunfante por tener la razón
-Por cierto, ¿sabes hacer el ocho de la veintiséis de biología?- me enseña el ejercicio
-No, ese no, los demás si, luego te los dejo, en cuanto acabe- río, siempre igual, pero es mi amiga y no puedo negarme
-Que buena amiga eres- me abraza y se vuelve a sentar a lo que Montse y yo reímos.

Me siento bien de nuevo, y Montse repite el gesto. Ella sigue con los dibujos de plástica que les han mandado hacer y yo vuelvo a abrir el libro para ver si consigo entender el dichoso ejercicio.

Intento leer de nuevo el enunciado del ejercicio, pero nada, no me sale, no lo entiendo.

Montse me mira, viendo así mi desesperación por no entender el ejercicio, mira a Cristian, y una sonrisa malévola asoma por su rostro, miedo me da.

-Ni se te ocurra- digo tajante, es lo único que logro susurrar antes del grito que pega ella en clase
-Profeeee- Cristian levanta la cabeza en nuestra dirección- es que hay un ejercicio de biología difícil- dice sonriendo con cara de no haber roto un plato en su puta vida.

Cristian viene hacia nuestro sitio, y se detiene en mi mesa, se inclina y apoya su codo en esta.

-Montserrat, tu no haces biología- la mira con algo de diversión en su rostro
-Pero Becca si- me mira y ríe disimuladamente, Cristian va a hablar pero es interrumpido por mi
-Montse, ¿no crees que si necesitara ayuda ya le habría llamado yo?- digo un poco molesta, a lo que Cristian hace esfuerzos por no descojonarse ahí en medio por nuestra pequeña pelea, parecemos niñas pequeñas
-Bueno, tranquila- posa su mano sobre mi brazo- ¿qué es lo que no entiendes?- fija su mirada en mi, me está intimidando así aunque se haya agachado
-El ocho- le señalo el ejercicio
-Ahora te lo explico- sonríe.

Me encanta cuando sonríe, le sienta jodidamente bien.

*****





-Por fin a casa, cuñada- dice Ivanna abrazándome.

El hecho de que me llame cuñada y yo a ella también, viene de que yo considero a Clo una hermana, y al estar saliendo ellas dos, nos auto apodamos como cuñadas.

-Si, por fin- suspiro cansada
-Bueno, aprovechemos el tiempo, que ya estamos fuera de esa cárcel- dice Montse mirando en dirección al instituto.

Se nos unen Juan, Cloe y Saúl y emprendemos nuestro camino a casa.

Entre risas, nos despedimos, Ivanna va por un camino con Marta y Saúl, Montse y Juan van en otra dirección, y Clo y yo nos vamos por el mismo camino.

Mientras seguimos hablando de cosas sin importancia, me llama mi padre, y le contesto en nuestro idioma, el catalán, a lo que Cloe ríe porque le hace gracia mi acento cuando lo hablo.

Mientras hablo, y Cloe hace esfuerzos por no reírse en mi cara, lo cual le sale muy mal, me percato del repentino silencio de la pelinegro.

Yo termino de hablar, cuelgo y ella se queda mirando hacia un lado de la calle.

-¿Qué pasa?- pregunto extrañada
-Mira ahí disimuladamente- susurra y miro en esa dirección. Es Cristian.
-Ah- es lo único que consigo decir, mi cara debe parecer un tomate ahora mismo.

Seguimos caminando como si nada, y Cristian hace lo mismo mientras yo le miro muy disimuladamente.

Mientras se va acercando, intento no mirarle, empiezo a mirar mi móvil, a inventarme algo que contarle a Clo, pero mirarle a el me da vergüenza.

Vamos avanzando más, y Cloe me cuenta muy ilusionada que ella e Ivanna van a hacer cuatro meses ya. Hasta que pasa. Pasa a mi lado y nuestros brazos se rozan.

Por vergüenza, yo no me giro, pero siento que me arde la cara. Cloe se queda en silencio, y me mira fijamente.

-Te gusta- afirma acomodándose el flequillo
-¿Quién?- finjo confusión, se perfectamente a que se refiere
-Cristian, te gusta- dice indiferente
-¿Eh? No- niego rápidamente con la cabeza
-Tranquila- pone su mano sobre mi hombro- no eres ni la primera ni la última persona a la que le pone un profe- dice en tono comprensivo.

Cloe es una de mis mejores amigas, y obviamente se ha dado cuenta de que siento algo hacia Cristian.

Ni yo se el que ni porque, pero siento algo.

-Si Cloe, me gusta- admito al fin.

Lo Imposible No ExisteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora