Lo Imposible No Existe

Capítulo 35

-¿Me estás diciendo que le estás dando clases particulares a una niña que es alumna de tu novio, y que además, le gusta?- pregunta Ruth
-Joder. El mundo está conectado- interviene Sandra
-Si. A las dos cosas- las tres reímos
-¿Tu ya te has tirado a Gabriel?- le pregunta la castaña a la pelirroja y asiente dando a ver los dos hematomas que lleva en el cuello
-Ya se nota ya- murmuro por lo bajo y la del septum ríe
-¿Y qué tal, guarrilla?- Ruth la mira pícaramente y yo río
-Decir que es un diez, es decir poco- contesta con autosuficiencia.

Entra nuestra profesora de teoría del derecho y se aproxima a su mesa.

Por la cara que trae no está de muy buen humor.

La que nos espera en clase.

*****

Estamos los siete en la mesa.

Isaac, Raúl, Joaquín, Sandra, Ruth, Aitor y yo.

Se levantan Ruth y Aitor de la mano y me puedo imaginar lo que van a decir.

-Chicos, estamos saliendo- sonríe la castaña y el castaño besa su sien.

Todos nos alegramos mucho por la nueva parejita, pero es que se veía venir.

*****

Voy bajando las escaleras y veo a un chico rubio con tatuajes que me sigue.

-Hola Joaquín. ¿Qué tal?- sonrío y el también
-Bien, ¿y tu?- pasa una mano por su pelo, peinando su tupé
-Muy bien- asiente.

Seguimos hablando y cuando llego a la salida busco a mi novio con la mirada y lo encuentro apoyado en el coche.

Junto a Joaquín, quien va sonriente a saber porque motivo, me acerco a él y le beso.

-Creo que tu amigo no se encuentra muy bien- susurra Cristian contra mis labios.

Extrañada por lo que acaba de decir, me giro y veo que la cara del rubio ha cambiado completamente.

De sonriente y alegre a matar con solo mirarle.

-Joaquín. ¿Estás bien?- le miro a sus ojos marrones
-Si si tranquila, que me he acordado de algo- intenta sonreír pero no le sale- bueno ya nos vemos el lunes. Chao- se despide y se va.

Me giro a mi novio, quien me mira con un brillo especial con sus ojos marrones.

Me besa y en medio del beso, sonrío.

Subimos al coche y conduce hasta nuestro apartamento.

Subimos, y después de dejar nuestros abrigos colgados en la entrada, nos disponemos a hacer la comida.

Cuando ya está lista, nos sentamos a comer y al acabar lo retiramos todo.

Mi pareja se sienta con una pila de folios en la mesa, que a mi parecer son trabajos y empieza a corregirlos.

Mientras, yo empiezo con un trabajo que nos ha pedido la profesora de teoría del derecho, a causa de su cara de amargada por la mañana.

*****

Acabo el trabajo, y lo guardo en una funda.

Cristian todavía sigue corrigiendo trabajos, no imaginé que un profesor tuviera tanto trabajo.

-Me ha dicho Cati que le estás dando clases de idiomas- comenta mientras deja un trabajo a un lado de la mesa y coge otro para continuar la faena, menos mal que ya le quedan pocos
-Si, esa niña es un amor- sonrío -lo que no entiendo, es porque su madre quiere que reciba clases de idiomas siendo que se le dan de puta madre- me encojo de hombros
-Karo y Belén están encantadas con ella. Bueno, en realidad a Karo algo menos, pero porque dice que es poco participativa- rueda los ojos
-Karo decía lo mismo de mi- río
-¿recuerdas esa vez en la que se te quejó porque: no hablaba?- recuerdo riendo
-Si, amor- con esas dos palabras, y mas con la segunda que con la primera, el rubor sube a mis mejillas y mi corazón bombea con una fuerza impresionante, le quiero.

Me levanto, me acerco a el y le abrazo por detrás.

El gira su cabeza hacia atras y deja un suave beso en mis labios, gesto por el cual sonrío.

-En clase me llaman soso- hace un mohín y río
-Joder, veo que eso no ha cambiado- sus ojos se ensanchan en cuanto me escucha pronunciar esas palabras
-nosotros también te llamábamos así- me encojo de hombros a la vez que intento reprimir la risa.

Me dirijo a la cocina, que está al lado del salón, y me sirvo un vaso de agua que me bebo rápidamente.

Dejo el vaso en la encimera, y cuando me giro viene Cristian hacia mi.

Se coloca detrás de mi, rodeandome con sus brazos y apoya su barbilla en mi hombro.

-Si soy tan soso, ¿haría esto?-

Empieza a besarme el cuello y deja un hematoma en el.

-Profesor, los trabajos- le digo en un tono inocente
-Ya he acabado, cariño- contesta en un tono provocativo, me gira hacia el y me besa, esta vez en los labios.

Seguimos besándonos hasta llegar a nuestro dormitorio.

Con sumo cuidado, me tumba en la cama y él, encima, con cuidado de no dejar su peso sobre mi.

Le quito el jersey gris que lleva hoy junto con la camiseta blanca que lleva debajo.

El me quita la sudadera y los vaqueros con una rapidez y un cuidado impresionantes.

A fin de cuentas, acabamos los dos en ropa interior, torturando al otro sin quitársela.

Al final, decido dar yo el paso bajándole su prenda inferior y la única que llevaba.

Él sonríe y me quita el sujetador y las braguitas.

Ambos desnudos el uno frente al otro.

Coge un preservativo y se lo coloca muy rápidamente, a los segundos empieza a embestirme con cuidado pero con pasión a la vez.

Entre gemidos por mi parte y jadeos por la suya, llegamos al climax.

*****

Me despierto, y Cristian todavía duerme.

Me dedico a observarlo mas de cerca, aunque lo haya hecho millones de veces.

Pero es que no me canso de hacerlo.

Repaso con la yema de mi dedo desde su frente hasta el puente de su nariz, el cual ahora no se encuentra sirviendo de apoyo para sus gafas de siempre.

Continúo por su mejilla.

¿Cuántos besos le habré dado tanto si tenía barba de dos o tres días como si no?

Sigo por sus labios.

Esos rosados labios, algo gruesos, que echa hacia delante cuando se queda serio.

¿Cuántos besos habré depositado ahí?
La respuesta a las dos preguntas es: no lo se

Solo se que cuando lo he hecho, ha sido con todas las ganas, pasión, miedo y amor que he tenido en ese momento.

Ganas. Le quiero y siempre tendré ganas de él.

Pasión. No me voy a cansar de él. Cada día a su lado mejora.

Miedo. No se si lo estoy haciendo bien o mal. No quiero decepcionarlo. Ni quiero perderlo.

Amor. Estoy enamorada de él.

A mas no poder.